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Aquel día Milo se quedó conmigo, lo cual me hizo recordar cosas junto a el, por ejemplo, la vez en que fuimos al restaurante chino, y cuando me empujó por su ex novia, pero solo eso, pues es tierno, y me gusta mucho, pues me hace feliz de cierta manera.
Hoy debería ir a la casa de sus padres, aunque estoy bastante nerviosa, no quiero asimilar la negatividad en estos asuntos; aunque, la vida es corta, algunas veces serena y algunas veces dura, pero al fin y al cabo son cosas nuevas que necesito proceder, quizá les agrade, quizá no.
Ya me siento mucho mejor con el tema del accidente, pero aun no logro recordar la versión de Milo y lo que en verdad ocurrió, se siente extraño, y los días de recuperación se me hacen eternos, eso para mí es un juicio, no puedo estudiar, no puedo pensar mucho, es una de las cosas que no puedo aguantar, pues desearía que me recuperara de esto ya, no lo aguanto, pero no deseo frustrarme, a la vez es inevitable.

Milo siempre hace cartas para mí o regalos, pues me decido a yo escribirle algo, ya que me sentía lista para hacerlo, subo tranquila y me siento en mi escritorio, saco una hoja en blanco y tomo un lápiz.
Comienzo a escribir:

Querido Milo:

Todo ha ido perfecto entre nosotros, bueno, no exactamente perfecto pero...

No, no, no podría comenzar una carta así.

Querido Milo:

Es mi vez primera que escribo una carta de amor, así que no burles si cometo algún error. Ha sido extraño este tiempo, en que todo se perdió y todo florece. Permanezco al tanto de la grata situación y el ilusionismo de tu mirada, sin embargo esto lo considero en la rama de la Epistemología; lo considero un Escepticismo, ya que, estas experiencias contigo me han llevado a la felicidad grata de los pensamientos serenos, sin embargo creo que eres el mejor, sin ti, no hubiera podido capacitarme tan rápido, porque dicen que la cura es la felicidad, alegría y amor; por sobre todo el amor, algunos dicen que no se podría vivir sin ello, yo digo que se podría vivir, pero es lo esencial para conllevar una vida serena y principalmente con armonía.
Si argumentara todo lo que siento por ti, ya que ayer no te dije que por una simple razón, habría de recordar cosas sobre ti; pues recordé la vez que me besaste en el restaurante chino, o la vez que me empujaste por estar rabioso debido a la llamada de tu ex novia. Pero es irrelevante, te recuerdo con alegría y quiero que sepas lo lindo que has formado en mí; porque gracias a ti, pude conocer el amor en realidad.

Firmé y me sentí bastante satisfecha con aquella carta. La guardé en un sobre y la metí al bolsillo de mi chaqueta.

Caminábamos con Milo, sin hablarnos, sin embargo ninguna palabra salió de nuestras bocas, fue un silencio incómodo pero a la vez bastante cómodo debido a mi nerviosismo.

- bueno, ______, llegamos -. Dijo Milo, y abrió la cerca de una gran casa, era bastante grande casi como un castillo; estructura europea.
- ¡que linda casa, Milo!, ¿no es increíble? -. Dije emocionada.
- ¿de verdad te gusta? -.
- pues si -.
- bueno, entremos -. Me tomó la mano y entramos.
 
Al entrar, se detuvo en la entrada.

- ¡mamá ya llegué! -. Gritó.
- ya voy, hijo -. Se oyó un grito proveniente desde la plantea alta que pues, se veía un balcón que dirigía con las escaleras, tal como la mía, pero esta casa era más grande. Una mujer delgada, elegante y sonriente, bajó las escaleras con bastante rapidez.
Me miró.
- ¡hola! Tu debes ser, _______ -.
- pues si, y usted debe ser su madre -.
- así es, Milo no deja de hablar de ti, un placer conocerte, ______ -. Dijo dándome un abrazo cálido.
- el placer es mío, señora Manheim -.
- adelante, soy Camryn, pero llámame como quieras -.
- esta bien, señora Camryn -. Reímos ambas.
- adelante pasa, es tu casa -.
- gracias, con permiso -. Y pasé sin perder la concordancia.

Milo me mostró su casa, primero pasamos a la sala de estar y pues, todo era bastante elegante, era cómodo, pero me gustaría decir confortable. Luego pasamos al patio trasero, un gran lugar, con una piscina mucho mas grande que la mía. Luego por la cocina donde se hallaba su madre y la terraza, dónde se hallaba su padre.

- un gusto, soy Jeffrey -.
- un gusto, soy ______ -.
- ah, _______, Milo no ha parado de hablar de ti, desde que comenzó el año escolar -. Reí, y le di una mirada a Milo quién estaba muy nervioso.
- ya, padre, es mucha información -. Dijo Milo entre dientes.
- esta bien, hijo -. Dijo riendo. - bienvenida a la casa, ______ -.
- muchas gracias, señor  -.
- de nada, _____-.

Nos dirigimos a su habitación. Al entrar, me sorprendí, ya que tenía todo ordenado y en su lugar, pues era bastante moderna la habitación.

- ¡que linda habitación, Milo! -.
- gracias, pero más linda eres tu -. Le sonreí.
- vaya esto es... -. Tomé unos dibujos que se encontraban en el escritorio, y eran muy visibles, sin embargo, ¿era yo?.
- no, no, no deberías haber visto eso -. Me las quitó de las manos.
- vaya, no tienes que ponerte tan así, son bonitos dibujos -. Dije.
- lo siento, es que me da vergüenza -.
- ¿vergüenza, por qué? -.
- porque eres tu, mi musa, la inspiradora de todo mi progreso -. Dijo cabizbajo.
- que lindo eres, Milo -.
- tu eres linda -. Dijo, nos observamos detenidamente, profundamente, prácticamente una determinación apasionada. Me tomó de las manos y se acercó a mí. Recordé la carta, busqué en los bolsillos de mi chaqueta.

- Milo, quiero darte algo -. Lo miré. Metí la mano al bolsillo para sacarla y entregársela.

- ¡Milo! ¡La cena está servida! -. Se sintió el llamado de su madre.
- bueno, me das eso después, ¿si? Porque si no bajamos -.
- ¿subirá? -.
- si -.

Someday (Milo Manheim y tú)Where stories live. Discover now