"#36"

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La bella cena había terminado, claro que con algun que otro coqueteó de parte del mesero hacia nuestro tierno protagonista, aunque esté no le prestó atención alguna al tener a su hermoso chico de ojos azules frente a el. Y sin contar las intensas miradas de Ethan hacia el chico.

Eran las 4:30 eso significaba que tenían un poco de tiempo más para alargar su cita, por lo que el lobo lo llevo a un parque cerca del lugar, ese espacio era lindo y tranquilo, o por lo menos eso es lo que pensaba Cris.

—Quisiera que me contarás un poco más de tu familia, ¿cómo son ellos?.

Pregunto el chico con un ligero sonrojo mientras se sentaba en una de las bancas del parque junto a Ethan .

—Mi madre se llama Valentina y era la luna de nuestra manada, y mi padre se llama Rafael ex alfa de la manada "Luna de fuego", además tengo una hermanita se llama Lili.

—Tu familia suena fantástica Ethan, aunque aún no entiendo muy bien eso de los lobos.

Río apenado el pequeño chico, el más alto pensó lo tierno que se veía su mate con las mejillas sonrojadas y le encantaba saber que era de una estatura muy pequeña, no pudo soportarlo más y tomo de la barbilla a Cristian y sin previo aviso junto sus labios con los de el.
El chico estaba muy sorprendido pero se dejó llevar al ver lo lento y tierno que era el beso, era como un dulce interminable, le encantaba besar los labios del más alto, pero cuando más lo disfrutaba y se acostumbra se tuvieron que separar por la falta de aire.

El pecoso miro atontado al más alto quién lo veía dulcemente, el menor decidió dejar su timidez de lado y acurrucarse entre los brazos del más alto, este al ver la acción tan tímida del pequeño chico, ya que este escondía su rostro en su pecho le dió ternura y se paró para tratar de mirarlo, aunque este se mantenía en la misma posición, a excepción que las alturas eran muy notorias.

El pelinegro río un poco dejando extrañado al chico entre sus brazos.
Y sin previo aviso Ethan levantó en el aire al pequeño y delgado chico.
Este se sorprendió tanto que lo miro anodadado mientras tomaba sus hombros para no caerse.
El chico era pequeño y delgado así que era como una pluma para el más alto quién veía con una sonrisa a su mate.

Pero minutos después y con un par de giros, fueron suficientes para hacer reír al nervioso pelirrojo, disfrutaba de este momento como un lindo recuerdo que guardaría para siempre en su mente.

Un día inolvidable para ambos, sin duda...

¡¿Mi mate, un lobo?!Where stories live. Discover now