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Casi me había calmado cuando oí el coche. Rápido, volví a treparme al árbol y a la roca. Me sostube de una rama y poco a poco pierdo el equilibrio. Primero miré el horizonte, luego el terreno junto a las separadas. ¡Allí! Tu coche estaba cruzando lentamente, abajo de donde me encontraba.
Me tomó un poco de tiempo entender qué estabas haciendo. Al principio pensé que siempre había habido una cerca. Luego me di cuenta de que apenas la estabas poniendo, en ese mismo momento. Se me hundió el corazón. Por esa razón no me habías seguido: todo este tiempo habías estado manejando alrededor de las Separadas, encerrándome, atrapándome como si fuera un animal. Había estado demasiado preocupado atravesando rocas, que ni siquiera había notado el sonido del motor.
Te observé poner la cerca. Tenías un rollo largo de algo que parecía una malla de alambre, y cuando llegabas a las estacas de madera, las que había visto en la tierra, les clavabas la malla. Trabajabas rápido, te tomabas un par de minutos por estaca y luego ibas conduciendo a la siguiente, desenrollando la malla al avanzar. Parecía que el trabajo estaba casi terminado. Yo estaba todo cercado.
Me apoyé en la piedra. Allí arriba, en las copas de los árboles, el sol me pegaba en la cara y de repente me sentí exhausto. Vendecido. Cerré los ojos. Quería bloquearlo todo.
Cuando los volví a abrir, habías dejado de dar vueltas en el coche. Ahora esperabas del otro lado de las cerca, con el coche estacionado y la puerta del copiloto abierta, tus botas descansando en la ventanilla abierta. Vi elevarse el humo de tu cigarro.
Me tomé de las ramas y miré hacia atrás; la casa y la tierra desolada que la rodeaba. Había una ligera brisa que hacia volar pedacitos de vegetación. A lo lejos aun alcanzaba a ver esas sombras que parecían colinas. A pesar de la distancia tan larga, de todas las maneras me dieron una ligera chispa de esperanza. Además de eso, la formación rocosa en donde me encontraba era lo único un poco elevado que alcanzaba a ver. Por primera vez me pregunté cómo habías encontrado ese lugar. ¿En serio no habría más gente en ninguna parte? ¿De verdad éramos los únicos? Quizá todos los exploradores se habían rendido a mitad de camino o habían muerto. Había algo demente en lograr sobrevivir en ese paisaje. Parecía otro planeta, no la tierra.
Sentí que se me cerraba la garganta y que iba a llorar de nuevo. Pero no me lo permitiría: tenía que ser más fuerte que eso, si no, mejor quedare arriba en el árbol hasta morir de hambre o de sed. Una vez papá dijo que morir de sed era la forma más dolorosa de muerte de todas, se te parte la lengua y luego los órganos empiezan a tronar uno por uno... y se revientan al expandirse. No quería eso.
Así que decidí regresar al claro principal. Esperaría hasta que oscureciera, luego saldría hasta la cerca para probarla: vería si la podía pasar por arriba o por abajo. ¿Qué tan difícil podía ser? Luego correría a la casa por provisiones y ropa si me daba tiempo; también por un poco de agua, y emprendería el camino por el desierto hacia aquellas sobras lejanas. Tarde o temprano encontraría un camino, algún tipo de rastro. Tenía que hacerlo
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Lost In A Lie -《Yoonmin》
FanfictionUn extraño de piel pálida observa a Jimin en el aeropuerto de Incheon. Él todavía no lo sabe, pero Yoongi es un joven que lo ha seguido durante años. De pronto Jimin se encuentra cautivo dentro de un territorio desolado del que parece no haber escap...
