+ Q U I N C E +

116 16 2
                                        

《♤》

No paraba de correr, pasé la segunda construcción y seguí hacia el brote rocoso de las Separadas. No dejaba de mirar atrás, pero no me seguías. Antes de avanzar unos metros, ya estaba empapado de sudor. Salté las matas de spinifex y me tropecé con raíces secas, expuestas. Me alegré de traer las botas rudas.

Al acercarme a las rocas disminuí la velocidad. Noté las estacas de madera que salían del suelo rodeándolas, todas a la misma distancia, y la tubería de plástico que venía de la casa. Podía seguirla. Me asomé a la pequeña grieta por la que el tubo entraba a las rocas: el hueco que desde la veranda parecía un camino. ¿Pero era por ahí? La otra opción era seguir la orilla de las rocas, asaltarme por completo lo de pasar por en medio y llegar al otro lado así. Pero eso significaría perder la tubería. Y todavía pensaba que era parte de un sistema hidráulico mayor, que me llevaría a otra construcción del otro lado.

Oí un golpe seco cerca de las accesorias y tomé una decisión rápidamente. Seguiría el tubo.

El camino era rocoso, disparejo y se estrechaba cada vez más. Pero de inmediato se sintió más fresco, como si la frescura irradiara de la misma piedra. En unos momentos mis ojos se ajustaron a la luz ensombrecida de las rocas que se elevaban sobre de mí. El camino se volvió tan angosto que tuve que caminar con un pie en cada lado del tubo. Al poco tiempo empecé a sentir que los muros de piedra se empezaban a cerrar sobre de mí; que me apretaban como una flor. Estiré los brazos y puse las palmas en la piedra fresca y seca, como empujándola hacia atrás.

Al apurarme me tropecé con el tubo y usé las manos para detenerme. El camino se estrechó todavía más, pero podía ver luz al final. ¿Sería del otro lado?

Unos cuantos metros más y llegué. No era el final. Más bien el camino llevaba a un claro. La luz era más brillante, pero verdosa, filtrada entre la vegetación. Me detuve. El claro era del tamaño de un cuarto grande, pero con gruesos arbustos y árboles alrededor, algunos creciendo sore las rocas y extendiéndose por encima.

También había otros caminos que se adentraban en las rocas. Era tan distinto a la amplitud agreste que había del otro lado; un medio ambiente por completo diferente. Era lo primero propiamente verde que veía en siglos.

Di unos pasos hacia el centro del claro. La tubería torcía a la derecha y entraba por uno de los caminos más amplios. Justo antes había unas jaulas. ¡Las gallinas! Cuando caminé hacia ellas, comenzaron a cacarear. Me arrodillé y me asomé entre el alambrado. Eran seis, escuálidas como trapos. Junto había otra jaula con un gallo. Metí el dedo por la tela de alambre y acaricié las plumas negras de su cola.

 Metí el dedo por la tela de alambre y acaricié las plumas negras de su cola

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

- Pobre tipo --murmuré.

Jalé la puerta metálica de la jaula de las gallinas hasta que se abrió. Metí la mano para buscar huevos, pensando que podía llevármelos antes de desaparecer. Pero no había. Dudé en liberar a las aves, pero no quise que llegaran cacareando contigo a mostrarte por donde me había ido.

Detrás de las jaulas había una parcela tupida de vegetación. De algunas ramas colgaban unas extrañas moras amarillas y unos bultos extraños con forma de manzana asomaban por dentro del follaje.

Lancé una mirada hacia atrás, hacia el camino angosto. Me estaba tardando mucho. Podías llegar en cualquier momento. Así que dejé a las gallinas. Cuanto antes atravesara el claro, mejor.

Seguí la tubería. El camino era más ancho y más plano que el anterior, y atravesé varios tramos de hierba tupida. Me preguntaba si habría serpientes. ¿Qué haría si veía una? Una vez vi una película donde un señor se amarraba una cuerda a brazo, encima de donde lo había mordido una serpiente, pero se la apretaba tanto que que luego se lo tenían que amputar. Traté de apartar ese pensamiento, no era lo más útil en ese momento. Seguí adelante; esperaba estar en la dirección correcta. Parecía como si estuviera caminando en línea recta hacia el otro lado. El sol estaba sobre mí, golpeando fuerte, pero no era el mismo calor asfixiante que cerca de la casa. La vegetación se volvía más densa. Dentro de esas rocas, para nada era como un desierto. No había andando mucho cuando el camino se abrió al llegar a otro claro, más pequeño y más tupido de plantas que el interior. Seguí la tubería por en medio.

El estanque estaba tan oculto entre árboles y plantas, que por poco me meto en él. Pero la rama gruesa de un árbol me atrapó justo a tiempo.

Había una roca arriba del estanque, resguadándolo del sol. Al fondo se alcanzaba a ver una cueva, exactamente encima del agua, con musgo alrededor de la entrada. Ese agujero oscuro podría estar escondiendo cualquier cosa. Serpientes, cocodrilos... cadáveres. Me dio un escalofrío.

Me agarré de la rama del árbol y apenas vi y oí unos pájaros, en alguna parte en lo alto. El agua era oscura y profunda, pero no turbia. Podía ver el fondo de arena y hierba.

Debí saber que en algún punto encontraría agua. Si no, ¿Por qué habría tantos árboles? Ciertamente no sobrevivirían por las lluvias.

Me arrodillé en la orilla y metí un dedo en el agua, luego di un grito ahogado y lo volví a sacar. El agua estaba fría, casi helada. Quería quitarme la camisa e inmediatamente tirarme un clavado... echarme un clavado y beberla toda. Pero me quedé allí, en cuclillas. Qué tonto. Estaba contemplando toda esa agua, deshidratándome más a cada segundo, y sin tocar una gota. Es que no sabía si podía beberla, ¿ves? No sabía que había en ella. Sólo podía pensar en que si la bebía... unos pececillos nadarían hasta mi estómago y se lo empezaban a comer por dentro, y luego un doctor tendría que meterme un tubo muy largo para sacármelos. No había doctores alrededor del estanque, y no deseaba un pececillo dentro de mí, así que abandoné la idea del agua. Me puse de pie y le di la vuelta caminando, tratando de encontrar por dónde salía la tubería del otro lado. Me pasé las manos por el cabello mientras miraba alrededor. Tenías razón. No había más construcciones que usaran esa fuente de agua.

Recorrí el pequeño claro buscando otra salida: una que me llevara a otro lado. Había otros dos caminos, pero eran más pequeños y angostos que el que había tomado para entrar, y también más llenos de plantas. Caminé cautelosamente por el más largo. Si antes me había preocupado por las serpientes, no era nada comparado con lo que pensaba de ese camino. En algunas partes la hierba me llegaba hasta las rodillas, y sentía cosas que se movían y crujían alrededor de mí. Me pareció ver algo en las rocas, cerca de mis manos, algo que se alejaba deslizándose. Había moscas zumbando alrededor de mi cabeza, enredándose en mi cabello. Avancé hasta que el camino se hizo un callejón sin salida de roca y tuve que salir. Aunque probé el segundo camino, el más pequeño, pronto se volvió demasiado estrecho.

Volví al claro principal, pero todos los caminos eran iguales. Sólo me perdí más, atrapado dentro del laberinto de las Separadas. No sé cuanto tiempo traté de salir. En ese lugar era difícil mantener la noción del tiempo. Pareció una eternidad. Pero sí supe que no me habías seguido. Todavía. Me aferré con ansiedad a la esperanza de que pensaras que había huido a otro lado. Probé otro camino más pequeño, tenía que pasar de lado entre las rocas. Pero cuando volví a salir al claro principal, me di cuenta de que había estado caminando en círculos.

Allí fue cuando desperté y tuve mi idea.

《♤》






Lost In A Lie -《Yoonmin》Where stories live. Discover now