C A P Í T U L O 7 5

5.9K 1.4K 245
                                    

—Ah, ¿ahora te piensas que soy una inocentona? Sé perfectamente lo que me querías soltar. Que soy una zorra y una mentirosa, y que me odias, y que ojalá no hubieras coincidido conmigo otra vez. —Bueno, ahí se ha pasado un poco, pero no viene mal para bajar su ego dejarla inventar—. Y lo soy. Soy una mentirosa. Pero tenía miedo, ¿entiendes? Cuando te dejé en Múnich, fue porque estaba segura de que no te harías cargo de mí.

—Me dijiste que sabías que te quería, Marianna. Me lo dijiste hace apenas unas semanas. ¿Cómo no iba a hacerlo estando enamorado de ti?

—Sí, sabía que me querías, pero no sabía si me querrías tanto... Si lo hacías hasta ese punto. ¿O es que lo ibas a dejar todo por mí? —pregunta, expectante—. ¿Te habrías mudado a París para estar conmigo, para pasar un año de lo peor aguantando mis lágrimas, mis insultos, mi odio hacia mí misma, mi despecho hacia todo y todos...? ¿Te habrías tragado mi depresión?

—¿Es que no me he mudado ahora a París por esa misma razón, para estar contigo?

Eso la hace vacilar.

—Es distinto. Ahora me parezco a la Lana que conociste. Pero cuando enfermé, no era yo, ni era nada similar. Estaba deprimida, no podía dormir, no quería hablar... ¿Me estás diciendo que de verdad habrías lidiado con todo eso, estando Leon enfermo en Múnich?

—Me habría partido en dos. Seguro que habría encontrado una manera de estar con ambos, de cuidar de ambos. —Lana me quita la cara—. ¿Qué pasa? ¿Es demasiado duro para ti saber ahora que de verdad podría haber estado a tu lado? ¿No se te ocurrió en su momento, ni siquiera recordando que nunca dejé a Leon cuando pasó por su enfermedad?

—No es eso lo duro. Lo duro es que pienses que no fue horrible para mí también.

—¿Crees que no lo pienso? —espeto, dando unos cuantos pasos al frente—. Me arrancaría los ojos ahora mismo y te los daría, igual que lo habría hecho hace cinco años, solo porque sé, o al menos puedo imaginar, lo doloroso que fue para ti. Pero si estuviste deprimida fue en parte porque lo quisiste. Si pensaste en mí, en lo que pudo haber sido, fue porque así lo decidiste. Tú sola. No me diste la jodida oportunidad de elegir... ¿Y por qué?

—¡Porque no quería joderte la vida, Axel! —grita, rompiendo a llorar—. ¡Ya tenía bastante con haber amargado la de mi hermana, la de mis amigas, para que tú también te unieras a la fiesta!

—Mi vida erais tú y Leon —replico, apretando los puños para no abrazarla. No cedas, Axel, no cedas. Recuerda que llora por todo—. No habrías jodido nada. En cambio, me habrías librado de perder la mitad del corazón. Y no de cualquier manera, sino supuestamente a manos de otra persona.

—Axel... —Niega con la cabeza, temblando—. ¿Crees de verdad que estaba pensando con propiedad cuando tomé esa decisión? Acababa de descubrir que estaba ciega, que ya no volvería a ver nunca más... No puedes hacerte una idea de las ideas que cruzaron mi mente en esos días —asegura, en tono lúgubre. Su insinuación me pone la carne de gallina—. Decidir apartarte fue un impulso... El impulso más lógico y racional de todo los que se me ocurrió entonces, pero no dejaba de ser eso. No creas que no me arrepiento, o que no cogí el teléfono mil veces con la intención de llamarte, porque fueron muchas las ocasiones en las que me tuve que atar las manos para no marcar tu número y decirlo. Tú has estado todo este tiempo pensando que con otro era feliz, y aunque eso te dolía, por lo menos te daba la garantía de que no te abandoné en vano. Pero yo... Yo sabía que sufrías, por mi culpa, y he estado viviendo entre la espada y la pared durante tantos años que no podía dormir. Para mí era tan injusto volver a ti después de todo...

—Eso te parecía injusto, pero no te pareció injusto en su momento mentirme. —Niego—. Lana, yo no... No estoy enfadado contigo. Todo lo que dices ha cruzado mi mente, al menos diez mil veces, durante estos días. Pero no puedo olvidar o superar de repente que mi vida ha sido miserable estos últimos años porque no me consideraste lo suficientemente bueno para acompañarte. A tu hermana sí la hiciste partícipe de todo, a tus amigas... ¿Por qué a mí no? ¿Es que no te demostré que estaría contigo siempre, aunque no te llamara novia...? —Exhalo rápido, evitando una interrupción—. Incluso en el peor de los casos, Marianna; incluso en el caso de que me vieras como un rollo de una noche y no hubieras comprendido a través de mis actos que te quería... ¿Es que no me merecía la verdad, aunque fuese por respeto?


Ojos que no ven... ¡van y me mienten! [AUTOCONCLUSIVA]Where stories live. Discover now