C A P Í T U L O 2 6

8.6K 1.5K 392
                                    

Lana se estira regiamente para detener el estremecimiento que la hace temblar. Echa el cuello hacia atrás, como si quisiera intimidarme.

—El viernes, entonces... A las siete. Me recoges tú.

Asiento, y me quedo esperando una bonita despedida que no llega. Lana se da la vuelta, y camina a tientas hasta sentarse, de nuevo, al lado de Eugene.

Bueno, ¿qué esperaba? ¿Que me diese un morreo en medio del hospital? Lana es una choni, pero una choni con clase, y aunque puede llegar a ser perversa y extremadamente teatral, no creo que se le ocurriese ofender a su otro pretendiente en público.

Cuadro los hombros y, tan pronto como asimilo el «me recoges tú», pierdo la sonrisa. Obviamente no me molesta, ni tener que hacer algo por ella ni que me dé órdenes —si vosotros supierais...—: además de que, por lo general estoy orgulloso de presentar a Lady Di a todas las damas que ponen sus posaderas en el asiento del copiloto... El problema es que ella conoce de sobra el Mustang. Le gustaba tanto como a mí, o casi.

¿Qué os creíais? ¿Que me habría pasado un año detrás de su culo si no compartiéramos gustos? Ah, no, no... Lana merecía que me arrastrase. Le encantaba Suits, le fascinaban los coches y prefería bajarse al pilón a que me arrodillase yo. Lo que viene siendo la mujer perfecta.

El caso es que tendré que pensar en cómo me las apaño, porque no pienso montarme en el infecto coche familiar de Leon para despistarla, donde habrá palomitas de mantequilla por doquier y estampas de un álbum de animales a medio roer en las ventanillas.

En eso voy pensando mientras busco la consulta en la que Even se habrá encerrado con Dau. No se puede tardar más de tres minutos en mirarle la garganta a una niña e imprimir un papelito, ¿verdad? Aunque visto desde el tema de las impresoras... Realmente, esas hijas de puta pueden ser muy molestas cuando quieren. Parece que hay que sacarse un graduado para ponerlas a funcionar.

Acabo apoyándome en la pared más cercana al ascensor, al que en algún momento tendrán que dirigirse, y clavando los ojos en Lana y su acompañante. Este parece algo mosca desde que se la he devuelto un poco manoseada.

Pues que se joda.

—...ya, la verdad es que pienso mucho en eso —comenta una mujer, pasando por mi lado con un taco de papeles entre el costado y el brazo—. Creo que podría haber hecho algo para ayudarla. No sabía su situación, pero debería haberlo sospechado cuando vi que se peleaban, y más viendo lo que pasa hoy en día en estos casos...

No me pongáis esa cara. Todo el mundo escucha conversaciones cuando se aburre; sobre todo yo, que soy un cotilla.

—No te sientas mal... Claro que se llevaban como el perro y el gato, y claro que tenían problemas, pero no podrías haber imaginado que ocurriría algo así. —Su acompañante le pone una mano en el hombro. Paran justo delante del ascensor, y en lugar de entrar cuando suena la campanita, se apartan a un lado. Enseguida descubro que es porque la otra está llorando—. Noir, cielo...

—Lo sé, lo sé, no puedo hacer esto aquí... Y créeme, intento apartarlo de mi mente, pero... Era mi Nicole, ¿sabes? —Sorbe por la nariz. El corazón me deja de latir—. Mi mejor amiga desde que nos metieron en la cuna. No puedo soportarlo. Y no puedo apoyarme en Jeu, porque está peor que yo. —Su barbilla tiembla nerviosamente—. Ella sabía lo que pasaba entre Nicole y Jean y siempre creyó a Jean.

—No pienses en eso ahora, cariño. Necesitas descansar...

—Sí, sí... —oigo que murmura, metiéndose en el ascensor. Su voz cada vez se oye más lejos—. Por eso estoy aquí. Me he pedido unos días libres, porque yo... No puedo con esto, no puedo...

Ojos que no ven... ¡van y me mienten! [AUTOCONCLUSIVA]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang