Cap. 11: Los Dragones Gemelos

Magsimula sa umpisa
                                    

–Se me ocurre que podríamos llamarlos Samuráis Jagannātha –comentó Jet por el comunicador.

–¿Te crees que es momento? –preguntó Yuki concentrada en lo que veía por las cámaras pirateadas del edificio.

Los samuráis se acercaron a ellos y se pusieron en posiciones defensivas.

–Rindanse o los mataremos –amenazó uno de ellos.

–No hemos venido hasta aquí para rendirnos –dijo Lon con seguridad.

En un rápido movimiento Akai Yuki generó dos escudos de hielo para pelear y se abalanzó sobre uno de ellos. Kinozuke esperó a que su oponente atacara antes y en un veloz movimiento esquivó y le golpeó en la rodilla con la vara, pero este se repuso rápidamente y realizó varios golpes seguidos que Lon apenas pudo detener y acabó con un par de cortes en los brazos.

Akai Yuki luchó con firmeza contra el otro samurái, los golpes de la katana rompían sus escudos cada vez que se cubría y ella continuaba generándolos, hasta que encontró una oportunidad y agarró al samurái de la mano, este en seguida tiró su espada cuando el cuerpo se le congeló y cayó al suelo tratando de calentarse un poco.

Kinozuke forcejeó con el samurái, sin embargo, este fue más fuerte y con un ataque preciso lo desarmó, Lon procedió a protegerse con las manos y la katana le hizo cortes en ellas, sin embargo, se concentró y generó metal hasta el filo de la katana se redondeó.

Aquello dejó confuso al samurái y Akai Yuki aprovechó para tocarlo y derribarlo de la misma forma que su compañero. Akai Yuki se quedó para evitar que las heridas de Kinozuke fuesen más graves.

Mientras tanto, James y yo estábamos pensando cómo proceder, aquel hombre estaba detenido y preparado, parecía estar confiado a pesar de su desventaja numérica, pero entonces algo cayó junto a él, otro hombre, un poco más mayor que él y armado con dos katanas.

–¿Todo bien, hermano? –preguntó incorporándose.

–Sois los Otsuzuki –dijo James–, ¿cierto?

–Así es –respondió el que ya estaba allí–. Soy Konohamaru y él es mi hermano, Takimaru.

El mayor de ellos se colocó de forma amenazante y respondí descolgándome el bō de la espalda.

–Un placer conoceros –bromeó Rogue confiado.

Konohamaru saltó sobre su hermano confundiéndonos, rápidamente cambiaron de oponentes y el menor realizó varios ataques rápidos contra mí, recibí un par de cortes antes de lograr alcanzar el ritmo. Takimaru avanzó lentamente hacia James, el cual le estaba lanzando llamaradas, sin embargo, las dos katanas cruzadas detenían los ataques.

–¿Qué demonios? –se extrañó James al ver que sus ataques no eran efectivos.

Takimaru rápidamente le apuntó con las katanas y los ataques de Rogue que habían detenido salieron disparados de vuelta a él, logrando confundirlo y antes de que pudiese darse cuenta un golpe del mayor lo tiró al suelo.

Traté de controlar la pelea, sin embargo, Konohamaru lanzó algo de sus manos y todo se llenó de un espeso humo que me cegó logrando desarmarme y derribarme antes de que este se disipase.

–¿De verdad creían que podrían con nosotros? –preguntó Takimaru.

–Solo son unos niños... –dijo Konohamaru al observarlos detenidamente.

–No juzgues por la portada –bromeó Rogue.

Yo miré a James y este asintió. Lancé varios rayos a la espada de Konohamaru y logré desarmarlo, rápidamente recuperé mi arma y le ataqué, pero este echó mano a dos cuchillos de su cinturón y se cubrió de mis golpes.

Rogue golpeó en la pierna a Takimaru cuando este trató de ayudar a su hermano, este rápidamente se incorporó y con sus dos espadas dio un golpe mortal a James, pero este desenfundó su espada y se defendió generando llamas al chocar contra las katanas.

En un hábil movimiento, Rogue lanzó un tajo a Takimaru, pero la zona del impacto se volvió de un color oscuro y lo atravesó sin dejarle un solo rasguño. Al verlo confuso el samurái lo agarró del cuello y lo levantó unos centímetros del suelo.

–¿Creías que podrías golpear al samurái intocable? –rió victorioso.

Al verlo en peligro me aparté de Konohamaru y corrí rápidamente para alcanzar a James, logré hacer que Takimaru lo soltase, pero cuando nuestros cuerpos entraron en contacto algo ocurrió: una onda expansiva de fuego y electricidad azotó la sala derribando a los hermanos Otsuzuki y derribando un par de columnas que cayeron dejando escombros en la sala.

Miré a Rogue sin terminar de entender lo que había ocurrido, sin embargo, el se centro en ir a por los Otsuzuki, los cuales estaban tirados en el suelo y desarmados.

–Se acabaron las Triadas –dijo James.

–¿Las Triadas? –preguntó el mayor.

Takimaru se arrastró hasta su hermano y al ver que este tenía pulso se incorporó más tranquilo.

–¿Por eso habéis venido? –cuestionó–. ¿Para acabar con las Triadas?

–Así es –dijo yo enfrentándome a él.

–Necios... –respondió–. Hace mucho que ya no formamos parte de las Triadas.

Rogue me miró sorprendido y rápidamente volvió la mirada a Takimaru.

Kinozuke y Akai Yuki entraron allí.

–La policía esta aquí –informó Lon.

–Los sacaremos de aquí –dijo Rogue mirando al inconsciente Konohamaru–. Sin discusiones.

Al oír aquello, nadie se negó y Takimaru agarró en brazos a su hermano para escapar del lugar por la puerta de atrás antes de que la policía los encontrase.

Caminaron durante varios minutos sin mirar atrás y cuando estuvieron suficientemente alejados se detuvieron a descansar.

–Nos salvaron –dijo agradecido Takimaru.

–Espero que no tengamos que arrepentirnos –dijo Rogue.

–No lo haréis... pero ¿quiénes sois?

Rogue me miró y me sonrió para que yo contestase.

–Somos los Keibiin.

Rogue's NationTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon