79. Stephen Strange pt. 2🔞

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Título: Doctores. Parte 2 

Stephen Strange 

Advertencia: Yep, 7u7 lean bajo su propia responsabilidad 🔞

♦♦♦

Podías sentir besos húmedos que recorrían tu cuello. Inevitablemente sonreíste y tus manos fueron a parar al cabello de él.

—¿Así me piensas despertar, Stephen? —murmuraste.

Lo pudiste sentir sonreír contra tu cuello.

—¿Acaso no te gusta, cariño? —susurró.

—Me gusta, y mucho —asentiste.

Volviste a sentir sus besos, iban subiendo de intensidad cada vez más hasta que comenzó a dejar pequeñas marcas.

Bajaste las manos pro su espalda y notaste que no llevaba nada en la parte superior. Pasaste las uñas por toda su piel, percibiste como se tensaba debido a eso.

Las manos del doctor fueron a tu cintura por debajo de la camiseta que tenías. No se quedó atrás y comenzó a acariciar toda esa zona hasta que tuvo suficiente y simplemente quitó la camiseta que tenías de pijama.

Por fin, tras eso, unió los labios con los tuyos en un pasional beso.

Sus labios eran posesivos sobre los tuyos, él quería ser quien tuviera el completo control y era lógico, Stephen era así, siempre quería ser él quien mandara en cualquier lugar y ámbito.

Bajaste las manos por su abdomen, si bien no era una tabla, sentías como él trabajaba en su físico.

Suspiraste cuando desabrochaste su pantalón, ese fue el momento en el que se separó para quitarse el resto de su ropa, tu hiciste lo mismo con la única prenda que te quedaba.

Volviste a recostarte dispuesta a todo lo que él estaba planeando.

Stephen hizo el ademán de besarte, pero cuando fuiste a corresponderle él se alejó y fue directamente a tu cuello.

—Hey —dijiste con molestia.

Él simplemente se rio y continuó bajando cada vez más los besos, llegó al valle de tus pechos y dejó un beso allí antes de extender sus labios a uno de tus pezones, mientras atendía al otro con sus dedos.

Gemiste alto debido a lo que él hacía, tratabas de no hacerlo muy fuerte, pero eso quería Strange, que seas ruidosa.

Una vez que él se cansó de tentarte siguió bajando los besos para llegar a ese lugar, justo donde querías que él fuera.

Flexionaste las piernas, justo como él quería que hicieras.

No perdió el tiempo y hundió su lengua en tu feminidad.

Cerraste los ojos y tiraste la cabeza hacia atrás mientras dabas un pequeño grito de placer. Soltabas varios gemidos a medida que su lengua seguía dándote el placer que tanto deseabas.

Stephen sabía exactamente qué hacer y cómo hacerlo.

Él seguía con los movimientos, extasiado en escucharte gemir a causa de sus atenciones.

—Stephen, por favor te necesito —murmuraste cuando ya estabas cerca.

Asintió a tus palabras y se apartó, tras ponerse un condón se volvió a colocar sobre ti.

Lo acercaste a ti para volver a besarlo, él respondió gustoso y agarró tus caderas con algo de fuerza. Comenzó a penetrarte de una forma lenta.

Movió sus caderas una vez que se había introducido por completo. Ambos gimieron tras eso.

Empezó un movimiento suave y tortuoso, e hizo que tus piernas rodearan sus caderas para ir más profundo.

Luego de eso ya comenzó a ir más rápido.

Soltaba varios gruñidos sobre tus labios a medida que se seguían besando. Tus uñas estaban clavadas en su espalda y el hecho que le acariciaras toda esa zona lo volvía loco.

Apretó tu trasero y trató de acercarlos aún más, apuró el ritmo al notar como estaban por llegar.

Siguió moviéndose lo más profundo que podía, aguantando el orgasmo para que tu llegaras primero, él tenía que ser un caballero.

Cuando gritaste al correrte ese fue su momento para aliviarse también.

Las respiraciones de ambos eran entrecortadas mientras intentaban calmar su ritmo cardiaco.

Strange se levantó de la cama dejándote otro beso y fue hasta el baño, volvió luego de un minuto y se recostó a tu lado.

Te atrajo hasta su pecho para descansar así.

—Una buena forma de despertar —murmuraste.

—Que suerte, porque llegue hace un rato y no despertabas más. No tuve más remedio que hacerlo, me estaba volviendo loco de pensar en lo que quería hacer —sonrió de lado.

Él dejó un beso en tu frente y los tapó a ambos.

—Siento eso, estaba agotada —dijiste con una sonrisa también—, aunque ahora también he quedado cansada.

—Que lástima, porque iba a invitarte a la ducha conmigo —se encogió de hombros.

Reíste ante eso e hiciste un puchero.

—Mira, tengo una idea —comenzó—, nos quedamos unos minutos más mientras se llena la bañera y aprovecho a contarte como me fue, luego de eso iremos a limpiarnos o ponernos más sucios.

—Me encanta esa idea —asentiste gustosa y lo viste levantarse otra vez para ir al baño.

Admiraste tu trasero mientras se alejaba, no pudiste evitarlo.





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