63. Bucky Barnes

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Título: Sorpresas

  James Buchanan "Bucky" Barnes  

Comentario: Esto sucede en los años 40

♦♦♦


Caminabas deprisa por las calles de Nueva York mirando hacia todos los lugares, no podías encontrarlo.

Mordiste tu labio, nerviosa y seguiste caminando.

Suspiraste al dar vuelta en una esquina. Casi chocas con alguien, pero efectivamente pudiste esquivar al hombre. Tras murmurar un "lo siento" seguiste tu camino.

Sabías que Bucky vivía por aquí, aunque no tenías idea exactamente dónde por lo que sólo tenías que ir a la casa de Steve, lugar donde él dijo que estaría.

Llegaste y subiste los pequeños escalones que separaban el suelo de tierra de la casa.

Volviste a suspirar y cuando te disponías de tocar la puerta esta se abrió mostrando un, aún, delgado Steve.

—Hola —murmuro con su habitual sonrisa.

—Hola Steve. ¿Está Bucky por aquí? —preguntaste cordialmente.

No eran los mejores amigos, pero habitualmente ahora sin Bucky no se hablaban tanto. Él era quien los presentó y siempre salía con ambos.

—Se fue hace cinco minutos. Baja por esta calle y de seguro lo encontrarás —respondió señalando la calle.

—Gracias rubio, nos veremos después.

Lo despediste con la mano y emprendiste nuevamente viaje hacia encontrar a Barnes.

Otra vez volvías a caminar. Llevabas una cuadra cuando sentiste que un brazo te agarraba la muñeca y empujaba desde atrás al callejón.

Estabas a punto de gritar cuando la persona te volteo para que lo miraras.

—James Buchanan Barnes, casi me matas del susto, pendejo —frunciste el ceño enojada.

Él por su parte sólo soltó una carcajada.

—Oh muñeca, tendrías que haber visto tu rostro —siguió riendo.

Lo golpeaste en el brazo con fuerza, aunque claro está, no le dolió.

—Que malo eres, pensaba que sería un violador o un asesino. Quién sabe, la calle está peligrosa —murmuraste inevitablemente con una sonrisa.

Se veía tan lindo riendo.

—Ahora tienes a tu militar para que te proteja —te guiñó un ojo y señalo su uniforme nuevo.

Abriste la boca antes de lanzarte a sus brazos. Él rio por eso, te levantó para darte un par de vueltas mientras volvía a reír.

—¡Te ascendieron! —chillaste emocionada.

—Así es —asintió y se puso serio —con eso vienen más cosas.

Quería evitar esa conversación, pero sabía que sólo le causaría más problemas al final.

—¿A qué te refieres? —preguntaste.

—Tendré que partir antes —murmuro y te dejó firme en el suelo.

—¿Cuándo? —suspiraste.

Sabías que así sería su vida desde que se alistó en el ejército.

—En dos días —volvió a decir en un tono bajo.

—Pero —comenzaste—, acabas de llegar —ya sentías como tus ojos se cristalizaban.

ONE SHOTS ❆ MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora