79. Stephen Strange

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Título: Doctores

Stephen Strange

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Hacía aproximadamente 19 horas que no dormías. Estabas atendiendo la parte de emergencias del hospital, eras la doctora a cargo hasta que apareciera quien te supliría.

Ese día había demasiados accidentes de autos, en el hogar. No daban abasto y lo único que querías era poder ayudar y tratar a todos.

—Doctora, aún no ha llegado el cirujano —te dijo una de las enfermeras.

Bufaste por lo bajo, tenían demasiado trabajo como para que los mimos doctores demoraran.

—¿A quién han llamado? —preguntaste mirando el historial del paciente al que debían atender.

—Stephen Strange, es su especialidad. Sólo él podría con algo de tanta magnitud —te dijo ella.

Asentiste, sabías que por más cretino que era ella tenía razón, era el mejor en lo que hacía.

Decidiste sacar tu teléfono y llamar tu misma a Strange.

—Preparen todo, los quiero listos para cuando él llegue. Revisen los signos vitales del paciente, que no decaiga —le dijiste a la enfermera antes de alejarte de la puerta.

Necesitabas un poco de silencio para poder escuchar bien la llamada.

¿Hola? —se escuchó del otro lado del teléfono.

—Strange, ¿dónde estás? Tenemos demasiado trabajo y te necesitamos aquí ahora mismo —le dijiste.

Oh, hola doctora —te dijo y sabías que estaba sonriendo—, estoy en camino, en cinco llego, preparen todo —te avisó.

Odiabas que él llegara tarde y para peor ya te diera órdenes, tu estabas al mando allí no él.

—Está todo listo desde hace algunos minutos, te quiero aquí en tres —dijiste y no esperaste respuesta, solo colgaste.

Suspiraste y trataste de no perder la paciencia. Aún te quedaba bastante trabajo, sólo querías que las 7 a.m. llegaran par así poder irte a tu casa.

Te informaron que Stephen había llegado y estaba comenzando la cirugía, viste tu reloj y había demorado más de los cinco minutos que había dicho.

Luego te encargarías de darle un sermón sobre llegar tarde, ahora solo te alegrabas de que estuviera aquí, haciendo su trabajo, por supuesto.

Faltaban varias horas para el amanecer, todo ya se había calmado y había otro doctor allí por lo que te fuiste a dormir a una de las oficinas que había allí, no sabías que quien era, solo que era muy cómodo el sofá para dormir.

[...]

Sentiste unos brazos moverte varias veces.

—Doctora, despierta —sentiste que te llamaban.

Abriste los ojos y viste a tu peor pesadilla.

—¿Qué se te ofrece, Strange? —dijiste de mala gana.

No te gustaba que te despertaran, más aún cuando no habías dormido en bastantes horas.

—Ya son más de las 7, es hora de ir a casa —explicó señalando el reloj—, anda que te llevaré a comer algo y luego a tu residencia.

Su oferta sonaba demasiado tentadora, por lo que no encontraste algún argumento en contra de eso.

Sólo que él era arrogante, pero soportarías eso si te daba comida y llevaba a casa.

ONE SHOTS ❆ MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora