XXVI

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Lyra supo dónde se encontraba antes de que el mundo a su alrededor se volviera estable. Lo supo sólo con ver la enorme nave en el centro del lugar a donde la mujer la había llevado. No había ninguna otra opción en su mente, alguien más que pudiera estar tras semejante estructura.

La Entente.

Ya no sabía con qué ojos ver a la organización. Llevaba toda una vida tomándolos como los rivales a los que se debía enfrentar, enemigos que no estaba segura habían vencido. Ahora era distinto. Lo que acababa de ver lo cambiaba.

-Presta atención- le dijo la mujer, sacándola del trance mental en que se había inducido.

Con una sacudida de su cabeza dirigió su vista al túnel que tenía delante, muy similar al de su antigua academia. La única diferencia eran las luces, que irradiaban una tonalidad azul clara que, de cierto modo, la hacía sentir tranquila. Asímismo, sintió la diferencia en el ambiente, mas no pudo identificar si se debía a algún ruido u olor en particular.

-¿Dónde estamos?- preguntó, mientras su mente seguía en un esfuerzo por reconocer el lugar.

Sólo se le venía a la mente que cualquiera que fuese el sitio, sin duda se trataba de algo hecho por la Entente. Lo que no sabía era dónde.

-Creí que reconocerías el lugar- le respondió la mujer sonriendo, pero volvió a su expresión neutra al ver que Lyra, aún en su cuerpo de trece añitos, la miraba con duda -Es la academia estadounidense. Ahora observa-

Con un gesto le indicó a Lyra que la siguiese, sin siquiera voltearse a ver si ésta había o no entendido su gesto. Lyra, por supuesto, lo había hecho. Aceleró el paso hasta quedar a la altura de la mujer y, apenas lo hizo, sintió cómo ésta frenaba en seco. La repentina acción la detuvo también y, antes de que pudiera empezar a preguntar qué había sucedido, encontró la razón de ello. Un joven, que suponía no tendría más de diez años que ella en el momento, apareció en el túnel frente a ella y, por un momento en el que olvidó que era invisible, se apartó con una fuerza tal que casi termina aplastada contra la pared.

La risa de la mujer a su espalda le hizo recordar ese detalle, y no pudo evitar sonreír al hacerlo. Había sido estúpido de su parte.

Aún con una sonrisa en su rostro se apartó, sosteniendo la pared con ambas manos como si esta se fuese a caer. Sin embargo, su alegría momentánea desapareció apenas un golpe azotó su mente.

De repente supo quién era el sujeto, de una manera tal que pareciera haberlo conocido por toda la vida. Y fue esa identidad la que la sorprendió.

Tyler Levesque, hijo de Dereck y futuro heredero de la Entente.

Viéndolo de cerca notó que su parecido con su padre, que sólo había visto en una foto, era casi nulo. Cabello y ojos oscuros, así como unos cachetes regordetes y una expresión amable. Para nada comparado con la cara de dictador que su padre había tenido.

Fue entonces que se preguntó qué había sido de él. En el momento de su ataque contra los cuarteles de la Entente, ni siquiera había sabido que existía, ni nadie le había contado después. Sospechaba que incluso Marina supiera de su existencia, pues su maestra ya parecía haberles contado todo cuanto sabía de la organización.

Sin embargo, no podía estar segura.

Se fijó en la tableta del joven antes de preguntarle a la mujer de qué se trataba el que ahora lo estuviera viendo. Apenas su vista pasó sobre el hombro de éste, el tiempo pareció detenerse, por lo que alcanzó a ver todo lo que la tableta indicaba.

De ello sólo una cosa le llamó la atención, un anuncio en el centro de ésta.

"Nos acercamos con el SC, a 3-22F. Prepara el muelle 3"

Noxus: El Linaje PerdidoWhere stories live. Discover now