III

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Maia fue la primera en notar la nieve, que ahora caía con más intensidad que antes. No alcanzó a avisar siquiera cuando ya las demás habían dejado sus vasos de lado, parándose a disfrutar de los copos que caían.

Extendió su mano, intentando que uno cayera justo en sus dedos. Oyó a Angella y a Alaska tratando de atrapar uno con la lengua, y sonrió mientras volvía a dirigir su vista al cielo.

Le encantaba el clima invernal. El frío, la nieve... le hacía sentir cierta paz interior, y le gustaba. Cerró sus ojos, y por un instante decidió disfrutar del momento. Algo que no le duró mucho.

-¿Angella?- oyó que preguntaba Alaska a su espalda, y enseguida se volteó.

Vió a Angella con sus ojos cerrados y sus puños apretados, y supo que se estaba concentrando en su poder mental. Alaska la tenía de un hombro, preguntándose, como Maia, con quién estaría conectada.

-Liz llamó- dijo Angella abriendo sus ojos, mostrando una expresión sorprendida y asustada -Hay algo que está mal-

• • •

-¡Vamos contigo!- gritó Angella, abriendo la puerta que dirigía al jardín de par en par.

Lyra no había siquiera dejado el celular en la mesa cuando estuvo cara a cara con las cuatro chicas, Angella aún sosteniendo la puerta abierta con su mano. Las caras de las cuatro fueron suficiente para darle a entender que ya estaban enteradas de lo que acababa de suceder, y por un silencioso momento sintió un poco de odio a la telepatía de Angella.

-Definitivamente no- respondió levantándose, dirigiéndose a cerrar la puerta.

Las expresiones de las cuatro decayeron de inmediato, y enseguida empezaron a quejarse.

-¡Pero están en problemas!- exclamó Victoria.

-¡Nosotras podemos!- le siguió Maia.

-¡Ya sobrevivimos a la Zona Fantasma!- continuó Alaska.

-¡Lyra por favor!- añadió Angella.

-No- dijo Lyra, manteniendo su posición -Le prometí a sus padres que las mantendría a salvo-

-¿Dejándonos en esta casa?- argumentó Alaska, cruzándose de brazos y cambiando su peso de pie.

-No planeo dejarlas solas en la ciudad tampoco- respondió Lyra, desistiendo en cerrar la puerta y dirigiéndose a una pared cercana en cambio.

-Pero podemos ayudar- trató de convencerla Victoria, juntando sus dos manos como si estuviera rezando -¿Por favor?-

-No- persistió Lyra, poniendo su mano en la pared.

La dejó allí un segundo, y enseguida una porción de ésta se deslizó hacia arriba, revelando un pequeño compartimiento oculto tras ella, antes invisible. Sacó las dos espadas envainadas que estaban allí, atándoselas a la espalda con un par de correas que las vainas tenían.

-Se van a quedar aquí y no van a salir, ni siquiera con teletransportación- continuó, al tiempo que sacaba un par de pequeñas pistolas del compartimiento, enganchándolas en su cinturón.

Las chicas mantuvieron silencio, y Lyra supo que había descubierto el plan de Angella. También sabía que necesitaría idear algo más antes de que las cuatro usaran su inteligencia para crear un nuevo plan.

-Las estaré llamando cada tanto- advirtió, enganchando un par de dagas también a su cinturón -Si no contestan las localizaré con mi GPS, y entonces estarán en problemas. ¿Entendieron?-

Noxus: El Linaje PerdidoWhere stories live. Discover now