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-¿Qué rayos es Noxus?- preguntó Victoria, sin captar lo que sucedía a su alrededor.

-Yo- respondió Maia, apuntándose a sí misma con un tembloroso índice -Mi familia. Todos somos-

-No capto-

-Ella es especial- empezó a explicar el anciano al ver el desconcierto de las niñas, dirigiendo su vista a la pared con sus nombres -Desde que brindé las habilidades que ahora poseen. El poder de los Noxus fue único. Protegía a quienes lo usaban contra la muerte, y no pasó mucho tiempo hasta que sus usuarios aprendieron a defender a los demás con él. Estaba orgulloso de ellos-

-¿Entonces qué se supone que eres?- intervino Angella al analizar sus palabras -¿Una especie de entidad o algo así?-

-Podría decirse. Puedes llamarme como quieras, eso carece de importancia-

-¿Te molesta Ent?- preguntó Alaska, ingeniándose un rápido apodo.

-Nos estamos desviando del tema- la regañó Victoria, mientras fruncía el ceño con un enojo fingido.

-Ent entonces- concluyó, bromeando con su amiga mientras Angella a su espalda se burlaba de lo que acababa de decir.

A pesar de la mejoría en el ánimo, mantuvo su aura helada. Aún tenía cierta desconfianza ante el sujeto frente al que estaban, y no planeaba bajar la guardia. Con un apretón de manos su hermana demostró lo mismo, y enseguida se dio cuenta de la razón de su breve conversación. Planeaba dar una apariencia de seguridad. Una sonrisa se le escapó. Amaba la coordinación que había conseguido con Alaska.

-¿Qué pasó después?- preguntó Maia, con un repentino interés en el tema.

-Los Noxus se enfrentaron entre ellos por una estupidez- prosiguió Ent, recalcando la palabra estupidez, con la que demostró su significado -Muchas de las demás personas con estas habilidades se unieron también. Tomaba a un Noxus para matar a otro y, tras la guerra, fueron pocos los que sobrevivieron. La mayor parte de lo que había sido un linaje fuerte y poderoso quedó reducido a un grupo que apenas le dio la apariencia a esta cueva de estar ocupada-

-Alto- interrumpió Victoria -¿Entonces Angella no nos trajo? ¿Fue Maia? ¿Cómo pudo ser Maia? ¡Ella ni siquiera se teletransporta!-

-Cualquiera con poderes puede volver aquí- le respondió Ent, sin agotar su paciencia -Es su hogar después de todo-

-No capto esto de hogar- le susurró Alaska a Angella.

-Aquí se dieron por primera vez- le respondió Ent, oyéndola a pesar de su bajo tono de voz -Los poderes. Y aquí mismo se forjaron antes de volver a su realidad-

-¿Entonces esto es otra dimensión o algo así?- preguntó Angella.

-Podría decirse. ¿Recuerdas tu modelo de dimensiones en reloj? Esto sería el centro, el punto donde todas se conectan-

-¿Mi... modelo?- preguntó, pausando por la impresión de haber acertado con su modelo.

-¿Por qué soy la última?-interrumpió Maia, dejando la sorpresa de Angella de lado, su curiosidad venciéndola -¿Y por qué puedo manipular mi poder?-

-Tus padres. Tu madre fue la primera mujer Noxus con el poder y, al tenerte, consiguieron volverte más poderosa de lo que cualquier Noxus fue jamás-

-¿Entonces ellos...?-

-Sí- interrumpió Ent, sabiendo lo que iba a preguntar -Ellos siguen vivos-

Un silencio mortal pareció extender las últimas palabras, que cayeron con peso enorme sobre las chicas. Maia, la chica solitaria que había llegado de Canadá en su infancia, única superviviente de una explosión en su ciudad. En aquel momento Alaska y Victoria la habían, en parte, ayudado a superar el haber perdido todo, incluso su familia y, sin embargo, aquí estaba ella, con una familia que se extendía hasta milenios en la historia. Y con un poder que la hacía inmortal.

Noxus: El Linaje PerdidoWhere stories live. Discover now