XXIV

1.8K 147 22
                                    

Después de un par de discusiones y que me acabase de poner un pantalón corto negro que se encontraba tirado por la habitación del rubio y una de sus típicas chaquetas, nos dispusimos a salir del desordenado apartamento. ¿¡Por qué tenía que ir con Tsunade?!

Las mangas de la chaqueta me quedaban largas pero aproveché para poder taparme las manos del fresco que acechaba las calles en las mañanas. Los aldeanos nos observaban con curiosidad, seguro que imaginándose cualquier cosa que habría hecho junto al rubio para tener que llevar su ropa. Me molestaban sus miradas indiscretas, pero Naruto parecía no darse cuenta. Acomodé con cuidado la ropa tratando inútilmente de calmar mi nerviosismo.

-Naruto, todos nos miran. Voy a acabar matándolos- susurré en bajo pegándome hacia su brazo para que solo pudiese escucharme él. Si llegaba mi amenaza a los oídos de los civiles acabarían montando un espectáculo.

-Sakura-chan, recuerda que si matas a alguien nos van a echar la bronca- dijo mientras comenzaba a reír restándole importancia- Que piensen lo que quieran-añadió pasando su brazo por encima de mi hombro acercándone aún más a su cuerpo, su otra mano me despeinó despreocupadamente el pelo.

Cerré los ojos con fuerza y gruñí a lo bajo, odiaba que me revolviesen el pelo. No es que estuviese peinada normalmente, pero no era necesario crear nudos de los que ya había, después era costoso deshacerlos. Además, no solía contar con un ceplillo y al tratar de acomodar el pelo con mis manos me acababa arrancando más pelos de los necesarios, al final acabaría calva.

-Naruto... No vuelvas a hacer eso-dije con un tono intimidante- No me gusta.

-¿Lo qué?- dijo volviendo a despeinarme largos segundos mientras sonreía con burla. ¿Quién se creía?

Paré de caminar mientras apretaba los puños, no estaría mal descargar algo de la tensión que llevaba guardando días. El rubio solo se lo tomaría como una broma y yo podría saciar mis ganas de gritar.
Naruto no se había detenido conmigo, seguía caminado sin mirar si quiera atrás, estaba escapando disimuladamente.

-¡Naruto! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no me vaciles?!- grité con fuerza mientras comenzaba a correr detras de él.

Una pequeña discusión nunca venía mal, ¿no?

De un momento a otro nos encontrábamos saltando de techo en techo, mientras le insultaba y trataba de alcanzarle. Mis pasos eran rápidos y ágiles pero las copias que hacia mi estúpido compañero impedían que pudiese pegar al real.
Mis puños se incrustaban con fuerza en sus clones y el verdadero seguía riendo, al frente de ellas.

¿Cuántos iba a hacer? ¿Es que no se cansaba de hacer clones?

Mi ceño se frunció de enfado al ver cómo nos acercábamos al edificio Hokage, mis posibilidades de vengarme se reducían con cada paso que daba hacia la ventana del despacho de Tsunade. Ella no me dejaría montar un espectáculo dentro se su oficina.
Añadí de repente algo más de chakra a sus pies, consiguiendo pillarle de imprevisto y agarrarle con fuerza la tela su chaqueta. El cuerpo del rubio se echó bruscamente hacia atrás ante el férreo agarre.

-¡Sakura-chan, suéltame! ¡No me mates! ¡Ayuda!- vociferó observando la ventana del despacho, le había conseguido detener justo en frente de su escapatoria.

Sonreí con maldad y le solté un momento solo para poder agarrarle de nuevo para poder quedar frente a frente. No iba a darle el gusto de matarle sin que viese mi cara de gusto. Le alcé con facilidad por el cuello de la chaqueta hasta que nuestras narices estuvieron a punto de rozarse.

-Te dije que no me gustaba... ¿¡Qué no entendiste maldito estúpido!?- la cara de terror de Naruto me alentaba a seguir manteniendo mi expresión enfurecida.

Sola Where stories live. Discover now