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Estaba durmiendo en el tejado, el dolor provocado por la marca había vencido al insomnio. Puede parecer que si te encuentras mal no eres capaz de dormir pero, en mi caso, el malestar hacía que me esforzase más por lograrlo.

Los incesantes toques que me estaban dando en el brazo me obligaron a despertarme. Mis ojos pesaban. El solo hecho de abrir mis párpados me estaba costando más de lo que me gustaría admitir. Cuando conseguí hacerlo me encontré con unos ojos oscuros que me miraban con pereza. Me incorporé con lentitud, quedándome sentada y froté mis ojos. Sai estaba sentado a mi lado en un sepulcral silencio.

-Hola-dije en un susurro, Sai me devolvió el saludo con un gesto de cabeza.
A veces me parecía un chico bastante extraño. No sé, por lo menos no es ruidoso ni exuberante. Simplemente es callado y... ¿diferente?

Pasé mis dedos con delicadeza por la marca en forma de media luna que se encontraba en mi brazo, a la altura del hombro. Ya no dolía, ni siquiera me acordaba en lo que pensaba ayer para haber provocado que se activase, ¿qué sería? Seguramente habría sido cualquier pensamiento estúpido. Él se irrita por todo, por cualquier nimiedad.

Un movimiento me sacó de mis pensamientos y provocó que me pusiese en alerta instintivamente. Solo era Sai levantándose. Observé al frente a la vez que intentaba peinarme con las manos. Había unas vistas bonitas, un tupido bosque se extendía ante nosotros.
Ojalá perderme en él y nunca volver a la aldea...

-Kakashi-sensei nos llama, debemos seguir con la misión- asentí con la cabeza, me levanté y le seguí. El silencio que nos rodeaba no era incómodo, todo lo contrario, creo que hasta podría trabajar bien con el pelinegro. Aunque siempre preferiría ir sola, todo era más sencillo.

-¡Hola Sakura-chan!-me sobresalté levemente y observé al frente. Naruto me saludaba alegremente mientras agitaba su brazo con esa típica sonrisa suya marcada en el rostro.

Ni siquiera me había dado cuenta de que ya habíamos llegado frente nuestros compañeros. Suelo ser muy despistada. Mi mundo interior es el espacio donde me siento más cómoda.

-Hola gato despeinado- noté como frunció el ceño. Iba a replicar pero Kakashi no le dio la oportunidad.

-Hola Sakura, gracias Sai- sonrió de medio lado y comenzó a caminar con el constructor de puentes a su lado.

-Buenos días, Sakura, Sai, el otro- dijo animadamente Tazuna, Naruto frunció aún más el ceño y se cruzó de brazos.

-Viejo idio- sus palabras fueron rápidamente cortadas por uno de mis derechazos. Le había mandado volando contra un árbol.

-Un poco de respeto hacia los clientes- dije con pereza y seguí caminando.

Sai comenzó a reír mientras ayudaba a salir a Naruto del tronco en el que se había encajado mientras las otras dos personas presentes ignoraban la situación o hacían como si lo hiciesen. Escuché una risa reprimida de Kakashi y, en el rostro de Tazuna, había una gran sonrisa marcada.

Ingnoré su reacción. Entiendo porqué se ríen, ver a Naruto en esa situación... Todo el mundo lo haría. Bueno, yo no lo estoy haciendo, pero el punto es ese. Era una situación bastante graciosa.

Después de un tiempo llegamos al lugar donde se encontraba el puente. El constructor fue a empezar su trabajo pero, cómo no, tuvimos que vernos interrumpidos por Zabuza y su, parece ser, compañero enmascarado.

-¿¡Tú no estabas muerto!?- dijo Naruto sorprendido. Sai rodó los ojos y yo suspiré.

-¿En serio? Sabía que eras tonto pero no que llegases a ese punto- dije en tono de burla a la vez que me ponía en posición de defensa rodeando a Tazuna. Sai me imitó y Kakashi dio un paso al frente encarando a Zabuza.

Sola Where stories live. Discover now