XXII

1.8K 178 9
                                    

Mi cuerpo temblaba cuando di un paso hacia delante entrando en la sala, mi mano aún estaba aferrada en el pomo con fuerza y mi respiración luchaba por volver a la normalidad.

Paseé mi vista por alrededor.
Mi padre se encontraba en un lado de la mesa, sentado en su imponente silla, mientras que Tsunade, Naruto y Kakashi se hallaban sentados en el suelo.
Sai, al contrario, se encontraba de pie, al lado de la Hokage y con una mirada imperturbable.

Un par de guardas se encontraban a los lados de Danzo, mientras que con Tsunade solo había uno además de mis antes nombrados compañeros.

La cara de asombro se filtró en mi padre, la cual logró recomponer en menos de un segundo. Su ceño se frunció y una sonrisa cínica se extendió en sus facciones.

-Pequeña... ¿Sakura? ¿Qué haces aquí? Te dije que descansases- susurró con lentitud a modo de advertencia. Él quería que desapareciese en ese justo instante.

-Padre...-di un par de pasos hacia delante, adentrándome aún más en el cuarto. Mis pies se clavaron en el suelo al estar a unos escasos pasos de la mesa- No me avisaste de que teníamos visita. Además, son mis compañeros no puedo faltar a la reunión.

Naruto se levantó sin apartar la vista de mí, su expresión se contrajo en dolor al observar en el deplorable estado en el que se encontraba. Me dolía verle así, no quería que se sintiese mal por mi culpa, no quería que sintiese repulsión hacia mí. ¿Le daba asco?

Un latigazo de dolor recorrió mi cuerpo provocando que mis piernas flaqueasen y me precipitase hacia el suelo. Me preparé para caer de rodillas pero fui agarrada por la espalda en un firme abrazo.

-¡Danzo! -escuché el grito de Tsunade atravesar la habitación y un fuerte golpe estrellarse contra la madera- ¿Qué has hecho?- gruñó con enfado.

El rubio bajó con lentitud hacia el suelo, haciendo que los dos acabásemos sentados. Mi cabeza terminó apoyada en su pecho y sus piernas se extendían al lado de las mías. Llevó una de sus manos hacia mi nuca y comenzó a acariciarla con cuidado, provocando que toda la tensión se esfumase de mi cuerpo. Me sentía protegida.

-¿Qué le pasa Tsunade? Es mi hija, nada más. Está herida, le he puesto vendas. ¿Qué hay de malo en ello?- cuestionó mi padre con serenidad. Él nunca flaqueaba, nunca se ponía nervioso.

-Danzo, esas heridas no las tenía antes. Eso se lo aseguro- habló a lo bajo Kakashi.

Mi cuerpo ardía sin tregua alguna. La peor parte sin lugar a dudas era el momento de la tortura, pero cuando esta se acababa no te sentías renovado. No te sentías bien mágicamente, el cuerpo te seguirá doliendo y la mente te seguirá haciendo caer en un pozo sin fondo.

Naruto continuaba masajeando mi nuca y yo trataba de luchar contra el sueño que me provocaba, estaba demasiado exhausta. Necesitaba escuchar la conversación, realmente debía hacerlo.

-Yo no le provoqué la heridas. Además... - sonrió con amplitud- Si llega a ser el caso, ¿cómo lo demostrarían?- nadie dijo nada y él rió ante su silencio, tomándolo como un gesto de derrora- He ahí la respuesta, deberían haber escuchado a mi niña, sabe lo que dice. Además, realmente no le herí yo.-siguió con total confianza. Él era un experto mentiroso.

La barbilla de Naruto se apoyó en el hueco de mi cuello y un leve beso fue depositado en aquella parte sensible de mi cuerpo. Mi piel se erizó y no pude retener el pequeño suspiro que se escapó de mis labios. Cerré los ojos por un momento, tratando de asimilar todo lo que estaba pasando. ¿Qué se suponía que estaban haciendo?

-Si su hija tiene tanta razón... ¿Lo del golpe de estado era cierto? - soltó Tsunade con sorna.

Pude sentir la mirada de mi padre sobre mí, tantos años ante sus ojos acusadores me permitieron sentir cuando me estaba mirando incluso cuando estaba de espaldas. Y, ahora mismo, podría afirmar, sin miedo a equivocarme, que estaba realmente furioso. Podía sentir sus manos en mi cuerpo, un nudo se formó en mi garganta y me apreté contra el cuerpo ajeno, buscando protección. Naruto me apretó con cuidado contra él. Abrí mis párpados de nuevo.

Sola Where stories live. Discover now