Capítulo 21

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—No me hagas hacerlo —le rogó Yumi.

Sasuke se quedó en silencio, analizando la situación. No le importaba Yumi, no debía importarle más bien. Ahí estaba Itachi, el único motivo por el que había abandonado Konoha, por el que había abandonado a sus compañeros, por el que su vida se había arruinado. El motivo de su odio. Solo eso debía importarle y si para conseguir su venganza debía terminar los lazos con esa joven, entonces lo haría.

—¡Katon, Gouryuuka no Jutsu (Elemento fuego, Técnica del gran fuego del dragón)!

Cuando el rostro de un enorme dragón de fuego se dirigió con velocidad hacia Yumi, Meiri intentó correr hacia su amiga; pero Itachi la jaló hacia otra dirección para alejarla del fuego. Nadie debía salir lastimado, excepto él, el asesino de su clan entero.

"Sasuke", pensó Yumi, esquivando con dificultad el ataque al haber estado cerca de él.

Con una mueca de dolor, la chica miró su brazo derecho ahora herido por el fuego, mas no tuvo tiempo para curarse cuando otro Katon salió disparado hacia ella desde todas las direcciones.

—¡Sasuke! —intentó llamarlo, esquivando cada uno de sus ataques.

Cuando el último de esos dragones se desvió hacia una de los muros que los rodeaba, volviéndose añicos al instante y dejando a su paso solo humo y polvo, Yumi pudo verlo al fin.

El sello que Orochimaru le había colocado seguía activo al igual que sus deseos de pelear, aun así su cuerpo estaba agotado. Su respiración era acelerada como la suya y parecía que en cualquier momento el joven Uchiha caería al suelo inconsciente. Sin embargo, sus ojos, su ceño fruncido, el odio en su mirada, le daba a entender que él jamás se rendiría, que daría incluso su vida para terminar con el motivo de su sufrimiento.

—Sasuke, solo debes escucharme... —comenzó Yumi, pero el Uchiha negó con furia, intentando enderezarse un poco.

—Te he dicho... que no... ¡No tengo nada que escuchar de ti! —logró decir, al mismo tiempo que su rodilla caía al suelo, sin poder soportar durante más tiempo su cansancio y sobre todo aquella desagradable transformación—. No... creeré en nada.... de lo que digas... —musitó con fatiga—. Tampoco me interesa saber... porqué deseas salvarlo...

—¡Yumi, ten cuidado! —gritó Meiri desde el otro extremo del lugar—. ¡Aunque luzca debilitado, no bajes la guardia! ¡Mantente alerta!

Sasuke, al escuchar la advertencia de la otra Hikari, sonrió.

—Estoy exhausto, sí —murmuró, levantando su rostro para ver a la joven de cabello largo—. Pero, ¿de verdad pensaste que vendría aquí para matar a mi hermano sin estar preparado?

—Pe-pero yo no soy tu hermano. Lo único que pido y pediré es tiempo. Tres minutos —evocó su compañera de equipo, cuando las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre ellos.

—No... pero estás de su parte — expusó el Uchiha, levantándose con dificultad del suelo—. Y si debo hacerte a un lado para llegar a él, lo haré. Si debo herirte, lo... lo... haré. Si tengo que dejar de verte como mi aligada, lo haré —Más allá de donde estaba Yumi, su hermano se encontraba de pie al lado de la otra chica—. Llegó la hora, Itachi.

—Te equivocas, tonto. Si piensas que vas a herir al niño bonito, estás muy equivocado porque yo no daré un...

—No —habló Itachi detrás de ella, callando y alejando a Meiri de su lado—. Esto es entre nosotros. No puedo permitir que ustedes se metan en una pelea en la que no tienen nada que ver.

La mayor de las Hikari entrecerró los ojos, enojada, incrédula y queriendo golpear a ambos hermanos.

—Me importa poco si no es nuestra pelea, Itachi. Yo no... —pero no continuó porque esa mirada lo dijo todo. Estabba exhausto de todo, de la vida, y contra eso ella no podía hacer nada.

Kimi ga suki | Tú me gustasWhere stories live. Discover now