Capítulo 17

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Nathan paró el coche frente a la casa de su antiguo compañero. Aunque había sido Alice la primera en dar el paso para verse de nuevo, estaba nervioso, no sabía cómo iban a reaccionar al verse después de todo lo que había pasado, o como actuarían los pequeños con él. Lo que más miedo le daba es que los niños se sintiesen incómodos en su presencia. Rick lo notó y le puso la mano sobre el brazo, haciéndole sentir que le apoyaba.

-Vamos Drake, seguro que están esperándonos.

-Lo sé...

-Alice estará encantada de verte, igual que Jake y Hayley, no te preocupes, solo disfruta el momento y hablad lo que tengáis que hablar...

Nate asintió, bajando del coche y cogiendo los regalos que había comprado de camino hasta allí. Fue hasta la puerta, respirando profundamente y llamó al timbre, esperando. Segundos más tarde la puerta se abrió y los dos niños salieron corriendo, saltando hacia él para que los cogiese en brazos.

-¡Tío Nate! - Gritaron los dos mientras le llenaban la cara de besos - ¿Por qué nos has venido a vernos? ¿Estas enfadado con nosotros? - preguntó el pequeño Jake, de 6 años mientras le miraba con los ojos muy abiertos.

-¡Tío Nate! - Gritaron los dos mientras le llenaban la cara de besos - ¿Por qué nos has venido a vernos? ¿Estas enfadado con nosotros? - preguntó el pequeño Jake, de 6 años mientras le miraba con los ojos muy abiertos

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-¿Hemos hecho algo mal? Lo sentimos tito... - dijo Hayley, de 8 años, enterrando la cabeza en su cuello.

 - dijo Hayley, de 8 años, enterrando la cabeza en su cuello

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-No peques... No es culpa vuestra, es que he estado muy ocupado en el trabajo... A partir de ahora vendré más ¿vale?

En ese momento se fijó en Alice, quien le miraba desde la puerta con una sonrisa en los labios. Bajó a los niños al suelo, dándoles los regalos para que los abriesen y se acercó a la mujer, abrazándola con fuerza al llegar a su lado, sintiendo que se le llenaban los ojos de lágrimas.

-Nate, lo siento... Debí llamarte, pero estaba bloqueada, los niños no dejaban de preguntar por James, no sabía cómo decírselo, los del seguro no dejaban de llamarme para que les llevase los papeles... Cuando las cosas se calmaron no sé, me daba vergüenza, pensé que ya no querrías saber nada de nosotros...

Mientras ellos hablaban, los pequeños se acercaron a Anderson, mirándole con curiosidad

-¿Cómo te llamas?

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