—¿En serio? —frunzo el ceño.

—No te ofendas —sonríe—, pero sí. Aunque no me importaría besarte.

Estoy a punto de contestarle cuando un grupo de chicos se acerca a nosotras y nos dan un repaso de pies a cabeza.

Bastante descarado a decir verdad

Giro un momento la cabeza para buscar a Pablo con la mirada y le veo bastante serio, observando la escena. Sus ojos están clavados en los chicos y, cuando consigo que haga contacto visual conmigo, no puedo evitar guiñarle un ojo por lo sexy que se ve.

La voz de uno de los chicos me devuelve a mi situación actual.

―Hola guapas. ¿Nos dais vuestro Instagram? ―pide uno de ellos, mirándome a mí concretamente.

Una de las chicas hace el intento de responder, pero me apresuro e intervengo antes. Esta es mi oportunidad:

―Te lo damos sin problemas, pero te has equivocado de acera amigo ―le digo. Él abre los ojos perplejo al escucharme y mira a sus amigos.

El chico empieza a reírse y con él todos sus amigos.

A que les borro la sonrisa de un guantazo

―¿Qué os hace tanta gracia? ―protesta una de las chicas a mi lado—. Contad el chiste para que también podamos reírnos.

El chico se adelanta negando con la cabeza y rodea mis hombros con su brazo.

―Puedo asegurar que nos estáis vacilando, guapas ―responde convencido.

—Si no te lo crees es tu problema —le digo, deshaciéndome de su agarre.

—Entonces demuéstramelo.

—No tengo porqué demostrarte nada, chaval —contesto, empezando a cabrearme.

—Lo que yo decía...

Para mi sorpresa la chica de antes ladea la cabeza, me sujeta la nuca y tras buscar la aprobación en mi mirada me besa. Es un simple contacto de nuestros labios, sin lengua. La chica se separa de mí con una sonrisa y se gira a mirar al chico:

―¿Decías? ―inquiere, con una ceja alzada.

―Es una pena que una chica como tú esté en la otra acera ―niega con la cabeza decepcionado―. Vámonos chavales no hay nada que hacer aquí.

Los chicos se alejan y las chicas me miran.

―¿Qué pasa? ―interrogo al ver sus miradas divertidas.

―Sólo queríamos ver hasta donde eras capaz de llegar ―se ríe una de ellas.

Las miro sin comprender lo que dicen, y se giran a mirar a Pablo que sigue mirando aquí sin ningún disimulo.

―Ese chico y tú ―me dice como si fuese obvio―. Está claro que tenéis algo.

―¿Qué? ¡No! ―niego rápidamente.

—Si hubieses venido sola quizá te habríamos creído, pero está claro que ese chico y tú tenéis algo.

Me han pillado así que no tiene sentido seguir con esto, ¿no?

―¿Es muy obvio? ―me río, y le hago un ademán de que se acerque.

―Ni te imaginas ―ríen ellas—. ¿Era una apuesta?

―Sí, un reto. Y me negaba a perder.

Le hago una señal a Pablo para que se acerque. Llega a nosotras en cuestión de segundos y se posiciona a mi lado. Le dedico una amplia sonrisa de triunfadora.

Atrévete ConmigoWhere stories live. Discover now