Una cita romántica a la luz de la luna.

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"¿Cuál es la cita perfecta y romántica que les gustaría tener?"

Fue la pregunta de Nono a sus nietos. Y su respuesta fue...

"No sé... Ni siquiera me interesa tener una cita."

Sí, toda vía estaba en la edad en que ellos no tenían interés amoroso por alguien.

Timoteo tomo la respuesta como algo natural, pero eso significaba que organizar la cita sería un gran reto.

...

Organizar la cita fue... complicado, pero se logró. En siguiente reto era... qué asistieran a la cita. Algo sencillo. Sí, claro.

"Sutil mente", Alice le sugirió a su padre que invitará a Tsuna a una cita. Lamentablemente no hizo casó y no lo invito, para molestia de los niños. Aunque Kyoya si había entendido su insinuación, fingió que no fue el caso pues se divirtió viendo a su hija intentando dar indirectas para que invite a una cita a Tsuna.

Así que pasaron al plan B, el cual era que Alice obligará a su padre. Lo cual, fue difícil. Parecía que no funcionaría, hasta que...

Hasta que Alice hizo un berrinche y su padre, para callarla, le dijo que lo invitaría. Sí, el mejor plan.

Otra complicación fue, cuando por fin Kyoya lo invito, Tsuna quería negarse alegando que tenían que cuidar a todos los niños (pues después de la fiesta de cumpleaños de Timoteo, los Varía y los Cavallone tenían que regresar por su trabajó, pero los niños convencieron a sus padres y los dejaron al cuidado de Tsuna), y por tanto, no podría salir con él.

Sus planes estaban viendo frustrados, pero no sé rendirían.

Gracias a la intervención de Timoteo, Tsuna no se pudo negar, pues él se ofreció a cuidarlos mientras ellos estaban fuera.

El siguiente problema era Reborn. Él podía intervenir para que no se realice la cita, pero parecía que los Cielos estaban de su lado. Reborn recibió una llamada y salió de Japón.

Todo parecía ir de maravilla.

...

Una cena romántica, a la luz de la luna era lo que planeaban. Timoteo se encargó de reservar el mejor restaurante solo para ellos. Tendrán la mejor vista, podrían ver la luna y las estrellas a través del gran ventanal.

Y para rematar, los niños serían los meseros.

La mejor cita del mundo, en palabras de ellos.

...

Entonces... ¿por qué a través del gran ventanal, en lugar de la luna y las estrellas, se veía un cielo a punto de caerse?

Y... ¿por qué no se hablaban?, ¿y ni se miraban?

—Esto va mal...—comento Luka.

Todos estaban escondidos detrás de una mesa.

— ¿Qué te hace pensar eso? ¿El hecho de que la luna no se ve? ¿O que no se hayan hablado o si quiera mirando desde que llegaron?—pregunto irónicamente Elizabeth.

— ¿No creen que ya es hora de que les llevemos las cartas para que ordenen?—pregunto Takeru.

—Creo que es lo mejor—respondió su hermano Hikaru.

—Bien, ¿quién irá?—pregunto Elizabeth.

—Que vallan Alice y Kai, después de todo son sus padres. —sugirió Alex.

— ¿Qué? ¡Claro que no! Mejor vallan ustedes...—Kai no estaba dispuesto a que su padre lo regañara por estar ahí.

—Tks, ¡pero si son su padres!—le recrimino Alex.

¡Uniendo A Nuestros Padres!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora