Mi equipo no puso resistencia y bajó el ritmo de sus pasos. Por unos minutos que esperen no pasaba nada.

-Sakura-chan, Sakura-chan, ¡No me ignores!-gritó el rubio.

Di un respingo en el sitio cuando me di cuenta de que Naruto me estaba hablando y miré a mi alrededor, ya estábamos en la puerta de la aldea. Kami-sama, sí que estoy despistada, esto llega a ser hasta preocupante. Tengo que concentrarme en la misión, no quiero que algo salga mal y tener que esforzarme en solucionarlo cuando no tengo fuerzas.

-¡Que no me grites! ¡Pesado!-bajé la voz en la última palabra, no estaba de humor ni para discutir.

Mi cabeza se quejaba cada vez que un grito llegaba hasta mis oídos.

-Eres tú la que se iba a ir completamente sola y sin darse cuenta-dijo en tono de burla y sonrió ampliamente- Estúpida.

-Lo que tú digas- frunció el ceño y se sorprendió ante mi respuesta.

-¿Te pasa al- sus palabras fueron cortadas por una rubia de larga cabellera, ¿Ino? Era la que se había subido a la mesa borracha el día de la fiesta.

-¡Chicos, paren su espectáculo y vamos!- le miramos y nos dimos cuenta que éramos los únicos que quedábamos aquí, los demás ya habían avanzado varios metros.

Me adelanté y comencé a correr dejando a un confundido Naruto atrás y a Ino comenzándole a realizar preguntas. Después de un par de minutos me alcanzaron y el rubio se acercó a mí con cuidado.

-Sakura-chan, perdón por lo de antes- susurró con nerviosismo.

-No hiciste nada malo Naruto-dije con tranquilidad y seguí corriendo entre los árboles bajo la atenta mirada del portador del Kyubi.

Volví a suspirar con cansancio, las vendas rozaban dolorosamente contra las heridas y estas luchaban por no abrirse de nuevo. Tenía que mantener algo de chakra activo para asegurarme de curar cualquiera que volviese a sangrar y eso era algo agotador.

-¡Naruto, ven!- la voz de Shika rompió el silencio e hizo que él se adelantase dejándome sola con la ojiazul.

-Sakura... No sé cómo haces, pero Naruto no se te despega. Anda detrás de ti todo el rato y nunca le había visto tratar así a alguien. A veces es algo borde con nosotros, aunque con el tiempo se le va pasando- susurró mirándome fijamente, tal vez buscando una respuesta de mi parte.

No emití palabra alguna, ¿qué iba a decirle?

-Con Sai no tiene problema... -añadió al darse cuenta de que no iba a hablar- Es que los demás le tratamos muy mal cuando era pequeño- habló avergonzada- Le repudiamos por tener al Kyubi dentro... Ahora nos arrepentimos y poco a poco nos está perdonando. Ya no se suele fiar tando de la gente como lo hacía antes- su voz adquirió un tinte de tristeza y su mirada se quedó perdida al frente- Pero contigo es diferente, no sé, supongo que... No sé- soltó una risa nerviosa y le observé por el rabillo del ojo.

-Para tí es muy bonito y dramático todo lo que has dicho, pero simplemente es estúpido- dije tajantemente y me encogí de hombros.

Ino comenzó a reírse con lentitud y estreché los ojos mirándole directamente.

-Erais muy malas personas por tratarle así... Yo no estaría triste por cómo es conmigo ahora, sino que estaría muy contenta porque me esté perdonando- musité apretando un puño con fuerza- Yo no te perdonaría- solté con dureza- No hagas daño a personas indefensas, da asco, dabas asco. Lo normal sería que nunca os tratase bien... Nunca.

Yo había visto más de una vez los maltratos a los que era sometido el rubio. Las manos de los aldeanos, niños y ninjas de todo rango estaban manchadas de deshonra por haber hecho daño al que era, en ese entonces, un pobre chiquillo. Cuando yo estaba presente ante aquellos actos le había protegido desde las sombras. Como ya he dicho anteriormente odio ver a la gente sufrir y no permitiría que ocurriese algo así si está en mí poder evitarlo en la medida que sea.

-Y-yo- sus ojos se cristalizaron y llevó su vista hasta el suelo.

-Simplemente no lo vuelvas a hacer, ya está- dije a la vez que aceleraba el paso y le dejaba atrás.

No me gustaba esta conversación. Yo no soy la consejera de nadie, no soy nadie con el que desahogarse y mucho menos su maldita amiga. Si ahora se arrepiente de haber tratado a Naruto así pues que se aguante hasta que él decida confirar de nuevo en ella.

-Gracias- habló con fuerza a la vez que llegábamos a la altura de los demás.

El camino fue tranquilo, Shika hacía alguna que otra broma pero cuando era dirigida hacia el rubio este se limitaba a responder cortante. Obviamente, no me hizo ninguna a mí.

-Es injusto, a la rosadita le dejas hacerte bromas y a tu amigo de hace años no- hizo una mueca de fastidio el Nara y suspiró- eres problemático.

-Como me vuelvas a llamar así tu cabeza no va a estar pegada a tu cuello, ¿entiendes? - dije seriamente.

El moreno se tensó, dio un asentimiento con la cabeza y tragó saliva nervioso.

-Shikamaru, ella nunca me quiso hacer daño con sus bromas intencionadamente- su tono de voz fue muy serio y su vista no se desvió del frente.

No conocía esta faceta de Naruto pero supongo que a todas las personas les transforma hasta cierta medida el sufrimiento. Él puede disgrutar de una agradable cena con las personas de su generación pero lo que se dice llevar una amistad que impliquen bromas y conversaciones profundas... Acabaría discutiendo con todos.

-Perdón- susurró Shika y un silencio incómodo se extendió durante unos largos minutos.

-Chicos, o habláis, hacéis un silencio que no sea incómodo, os mato o me mato- una pequeña sonrisa se marcó en mi rostro al mismo tiempo que un matiz de advertencia se mezclaba con mi voz.

Todo el mundo se tensó y, tras unos segundos en los que todos parecían esperar a que matase a alguien de verdad, comenzaron a conversar entre ellos de nuevo.

-Prohibido matarte fea- dijo el molesto pelinegro de mi equipo.

-¿Y matar al imbécil de Sai? Porque te recuerdo que dije matarme o matar a otra persona -hablé con una ceja alzada.

-Tampoco se puede-dijo Kakashi con rapidez.

-¿Cuánto queda?-me sobresalté y miré a mi derecha. Ni me había dado cuenta de que estaba ahí, casi me mata del susto.

-Choji, casi haces que le de un infarto a Sakura- comenzó a reírse con fuerza Shikamaru.

¡Me aprendí su maldito nombre!

Gruñí a lo bajo y miré mal a Shika... Mierda, me olvidé... Realmente me da igual.

-Ya llegamos- dijo Kakashi y nos detuvimos en un abrir y cerrar de ojos.

Sonreímos al mirar la entrada de la aldea ante nosotros, Naruto extendió sus brazos al aire.

-Pues vamos ya- habló alegremente y comenzó a caminar con sus brazos detrás de la cabeza.

-Eres un problema andante-susurró Shikamaru con lentitud- Y, Choji, no te comas toda la comida ahora que después no tienes y te quejas.

Miré a Choji tratar de asesinar a Shikamaru con la mirada y comencé a caminar.

A ver que nuevo desafío nos esperaba...

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