Capítulo 18: ¿Quién es Jacob?

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Kaimi

Paseaba nervioso por la sala de reuniones

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Paseaba nervioso por la sala de reuniones. Sentados en la mesa se encontraban Sara, mi jefe, Don Lorenzo, y el psiquiatra muy amigo mío, Eian. Hacia escasos minutos que él había llegado a la policía. El motivo era claro: Queríamos interrogar a las otras identidades de Álex pero no sabíamos cómo. Por ese motivo Eian estaba allí para ayudarnos.

—Entonces ¿Si le ponemos en la máquina de detector de mentiras, que sucederá? —preguntó Sara.

—Depende de la identidad que éste presente en ese momento. Es decir, tú le puedes preguntar a Chiara, la identidad de la niña pequeña, si ha comido macarrones hoy y te dirá que sí. Porque por ejemplo hoy, a la hora de comer, estaba Chiara. Pero si le preguntas a Álex si ha comido macarrones él te dirá que no.

—Entiendo—dijo Don Lorenzo— el detector no es concluyente depende de su identidad.

—El cuerpo es uno, pero la mente son cuatro—dije en un susurro—Para uno puede ser verdad una cosa, para otro mentira.

—Le podemos preguntar a las otras identidades si Álex tiene algo que ver con el secuestro de Helena—decidió Sara—dado que Álex es demasiado engreído para contestar.

—No sé si de cara al juez puede ser decisivo la prueba del detector de mentiras. Ya que, por un caso normal es difícil que sea aprobada. Ahora imagínate en éste que tenemos a alguien que tiene varias personas en la cabeza—dijo en voz alta Lorenzo mientras miraba las carpetas del caso.

—De todas formas me gustaría hacérselo—dije mirando a Eian a los ojos— no tanto para un juicio, si no para aclarar mis dudas. Quiero hablar con Oliver y preguntarle qué pasó con su mujer Ada y sobre todo cuál es la identidad verdadera de Álex.

—¿Álex no es su verdadera identidad? —preguntó la única mujer del lugar.

—Creemos que no—contestó el psiquiatra— durante mis sesiones he podido descubrir cosas, que por eso he querido venir a informarles.

—Proceda—dijo el jefe—.

—Oliver Ramos, el marido de Ada, era estéril. Me lo confesó en una sesión un día llorando. Por ese motivo, decidieron que Ada se quedara embarazada in vitro con un donante de esperma.

—¿Puede ser mentira? —preguntó Sara.

Entonces levanté el teléfono y llamé a mi querida Maira, nuestra experta en buscar información en la red. Admiraba a ésta mujer y la magia que tenía al descubrir cualquier cosa. Espero que nunca le dé por curiosear mi vida privada.

—Dime, Kaimi—contestó.

—Necesito que investigues a Ada y sus informes médicos. Oliver dice que querían ser padres y se estaban haciendo pruebas para hacerse una fertilización in vitro.

—Un momento, que hago salir la magia...—dijo mientras le escuchaba teclear rápidamente.

—Te pongo en altavoz—avisé y me senté en la mesa mirando a todos los presentes.

Eddie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora