Naomi es una niña de 5 años. Le gusta jugar con su osito "Eddie" y escuchar los cuentos que le lee su mamá Helena. Pero no todo es de color de rosa. Nuestra pequeña vive en una casa donde el infierno se manifiesta cada vez que viene su padre, Alex...
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Un mes después
Miré al caballo de color rosa que estaba delante de mí. Me acerqué a él y le abracé. Es muy suave y blandito. Olía a fresa y a mar. Rosa, así llamaba yo al caballito, se sentó para que me pudiera subir encima de ella. Cuando ya estaba sentada se levantó poco a poco. Miré a mí alrededor con ganas de salir a jugar con mi amiga rosa. Estaba en el patio de mi casa, con el columpio roto que un día mi papá rompió.
Rosa saltaba de un lado a otro. Yo apretaba con fuerza su cuello para no caerme. Me encantaba que saltase, casi tan alto como la casa. Mi amiga se acercaba a las plantas, eran como bolitas de algodón de golosina. Rosa se comió una y movió la colita de alegría. Yo me reía sin parar, me sentía muy feliz. Mi vestido era de color amarillo y brillaba a la luz del sol.
Observé al cielo de color azul y pude ver las nubes blancas de diferentes tamaños. Mamá y yo jugábamos a buscar formas de animales. Mami siempre ganaba al encontrar más y de formas curiosas. No me importaba dado que después de encontrar el animal de nube, me explicaba su historia. Me había contado ya la historia del "El pez triste porque no encontraba su anémona" o del "Perro cabezota que quería ser un gato".
Escuché un ruido muy raro. Mi caballito se paró de repente. Se agachó y empezó a temblar. Me bajé de Rosa y contemplé mi vestido. Éste había cambiado de color, ahora era azul. Observé mí alrededor. Las nuves blancas se habían convertido en negras. El sol se había puesto triste y se apagaba poco a poco. Me cayó una gota y levanté la mirada. Estaba lloviendo muy fuerte. Rápidamente mi vestido y mi pelo se mojaron. Papi me iba a regañar si me resfriaba. Decía que no soportaba que tosiera sin parar.
De nuevo escuché ese ruido que a mi amiga rosa le había asustado. Delante de las plantas de golosinas apareció Eddie, mi mejor amigo. Estaba muy triste. Me acerqué poco a poco. Entonces Eddie empezó a llorar muy fuerte, como yo cuando papá me pegaba con el cinturón. Corrí hacía él, todo lo rápido que pude. Antes de que pudiera llegar, a mi amigo, se le cayó el brazo. Me quedé quieta de pronto, veía que le pasaba algo raro en la cara. Un ojo se le estaba poniendo de color lila, como cuando papá le hace dibujos a mi mamá. Bajé la vista a mi vestido. Otra vez había cambiado de color, ahora era de color negro. Eddie pegó un grito y le volví a mirar. El seguía triste y lloraba sin parar. Llegué por fin hasta él. Entonces comenzó a salirle algo de la boca de color rojo. Me asusté mucho ¿Qué le pasaba a mi amigo? Entonces Eddie me enseñó los dientes y saltó encima de mí.
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