Capitulo 13

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—Ya tenemos que irnos —murmuro viendo mi reloj. Ana hace un tierno puchero haciéndome sonreir.

—¿Tan pronto? —pregunta y yo asiento—. ¿No podemos quedarnos un poco más?

—Si nos quedamos más tiempo no podras ver la sorpresa completa, se hara más tarde —respondo haciendo que sus ojos se amplien y la emoción domine su cuerpo.

—¿Hay más? —pregunta como una niña pequeña a la que estan a punto de darle un dulce. Asiento—. ¿Entonces que esperas? ¡Vamos! —Olvidando lo poco que quedaba de su copa de helado, se pone de pie rapidamente alisando su falda para estirar su mano hacia mi esperando que la tome.

Negando con diversión, la tomo y la jalo hacia mi apegando su pecho al mio, tomo su mejilla y beso sus labios.

Correspondiéndome, jadea y se aferra fuertemente a mis brazos que se encuentran rodeando su cintura subiendo de nivel e intensidad el beso, pero sé que si seguimos asi no saldremos de la cafeteria a tiempo por lo que corto el beso y susurro en su oido:

—Si quieres que lleguemos a tiempo vamos a tener que apurarnos. —Anastasia asiente y rapidamente salimos de la cafeteria en dirección al auto en donde Taylor nos espera con la puerta abierta.

Una vez en el interior del auto, Taylor rapidamente lo pone en marcha en donde somos seguido de los de seguridad. Anastasia permanece apegada a ventana observando todo con detenimiento y una amplia sonrisa.

Una vez llegamos, bajamos del auto y saco las llaves de la cabaña en la playa en la que nos quedaremos esta noche para luego insertarla en la cerradura y abrir la puerta. Junto con Anastasia ingresamos al interior de la misma y una vez enciendo las luces, puedo ver el asombro con el que mira todo el lugar maravillada.

—¿Nos quedaremos aqui? —pregunta con cierta ilusión.

—Sí, pero primero quiero enseñarte algo afuera. —Ella asiente sonriendo y tomandola de la mano, la guió hasta la puerta trasera y escucho una risita de su parte.

—Los tacones se me hundirán en la arena. —Rie.

—No lo creo. —Antes de darle tiempo a contestar o a que de un paso a la arena, la tomo en brazos sorprendiéndola y haciendola chillar y reir aún mucho más.

—¡Christian! —Ríe y yo solo sonrió dandole un beso en la mejilla.

Con Anastasia en brazos, camino hasta el borde de la playa en donde la arena se empieza a ver mojada y evitando que vea la sorpresa que le tengo preparada, la vuelvo a poner sobre sus pies mirandome a mi.

—Antes de continuar, debo vendarte los ojos —digo enseñandole un pañuelo que he traido conmigo y ella emocionada asiente cerrando los ojos, por lo que rapidamente vendo sus ojos y tomandola de la mano comienzo a guiarla unos cuantos metros más abajo con sumo cuidado de que no se caiga—. Ya hemos llegado, ponte dandole la espalda al mar. —Ella hace lo que le pido rapidamente.

Asegurandome de que no me pueda ver, paso ambas manos por su rostro y hago el amago de querer irme, pero al ver que ella no hace nada confirmo que no ve nada, por lo que respirando profundamente suelto:

—El dia del accidente, seria el día en que te pediria que fueras mi esposa, pero tú nunca llegaste...

—Chris... —Me interrumpe con la voz ronca y rasposa.

—Sabia desde el primer momento que te vi que eras la mujer con la que queria pasar el resto de mi vida y formar una familia, aunque eso nunca estuvo dentro de mis planes antes de conocerte —confieso—. Todo lo que he sentido por ti hasta el momento nunca ha cambiado y no dejare jamás que cambie. —Veo como una lagrima se desliza por debajo del pañuelo que cubre sus ojos por lo que rapidamente la limpió—. Es por eso que hoy Anastasia Steele te pregunto... —Girándola le quitó la venda de los ojos.

—¿Te quieres casar conmigo? —susurra leyendo las palabras que forman las velas sobre la arena mientras yo me arrodilló a sus espaldas y saco de mi bolsillo el anillo.

—¿Y compartir tu vida conmigo? ¿Ser mi más, mi vida, mi todo?

—Christian... —Se gira hacia mi con las mejillas bañadas de lagrimas cayendo de rodillas al frente de mi—. Sí, mil veces sí. —Sonriendo como un maldito idiota con suerte, tomo el anillo y lo pongo en su dedo para luego atraerla a mis brazos y abrazarla enterando mi nariz en su cabello mientras ella solloza en mi cuello y repite una y otra vez.

—Te amo pequeña.

—Y yo mucho más a ti —dice abrazandome con mucha más fuerza.

Susurros de Amor... y del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora