Capitulo 2

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¿Es enserio Ana? ¿Con un tenedor? —pregunta notablemente divertido al otro lado de la línea. Muerdo el interior de mis mejillas molesta mientras observo al hombre que acabo de golpear recostado en mi cama durmiendo... o eso espero.

No jodas, fue lo primero que encontré —replico—. Gracias por avisarme de que tu hermano vendría y que tenía mis llaves —bufo sentándome a los pies de la cama.

Lo siento mucho Ana, Kate dijo que estarías con tu padre estas fechas y cuando salimos Kate se confundió y cogió tus llaves en vez de las suyas —se disculpa sin perder su tono burlón y divertido. Pongo los ojos en blanco y decido dejarlo estar.

¿Cómo se llama? —pregunto.

¿Quien?

Tu hermano... —aclaro mordiendo fuertemente mi labio inferior.

Christian...

—... Grey —finalizo por él—. Dile a Kate cuando salga del baño que me llame —continuo antes de que pueda interrumpirme y siento su sonrisa al otro lado de la línea.

Lo hare... —cuelgo dejando el celular encima de mi cama y me levanto con los brazos cruzados mirando meticulosamente a Christian Grey para volver a sentarme a su lado.

Se encuentra de lado en la mitad de la cama con los labios entre abiertos y... sin camisa, cubierto únicamente por la colcha de mi madre.

Cuando se quitó la camisa al tener una mancha de sangre en el cuello, sentí como mis pulmones ardían al contener la respiración por mucho tiempo, tuve que obligarme a respirar y caminar hasta el baño por el botiquín de primeros auxilios.

—Christian... —repito en un susurro casi inaudible y como si en verdad me hubiera escuchado sus ojos se comienzan a abrir lentamente hasta acostumbrarse completamente a la tenue luz de la tarde que se cola por las ventanas de mi dormitorio—. ¿Te encuentras bien? —pregunto inclinando la cabeza en su dirección.

—¿Cómo crees que me encuentro? —Genial, aún está enfadado, ¿pero que puedo esperar luego de haberlo pinchado con un tenedor y golpearlo con una cuchara de palo?

—Lamento haberte golpeado, pensé que eras un... —mi voz se reduce a un pequeño susurro y él rápidamente se incorpora en la cama haciendo que la colcha se deslice por sus hombros hasta caer en su cintura.

No mirare... no mirare... sus ojos están arriba, no abajo...

—Ladrón —concluye mi frase inconclusa y yo trago fuertemente y miro a un lado avergonzada. Pues ladrón es mejor que narcotraficante, así que dejémoslo ahí.

—No te levantes de la cama, tienes que descansar, ya que no quisiste ir a un hospital lo mínimo que puedo hacer es cuidarte yo, ¿no crees? —pregunto clavando mis ojos en los suyos e intento no quedar Marisol. Con un ojo al mar y el otro al sol.

¡Contrólate Anastasia!

—Por favor... —susurro cuando intenta replicar. Finalmente su expresión se relaja drásticamente, pero aun puedo ver un poco de reproche en su mirada. Suspiro.

—Está bien —concede finalmente haciéndome sonreír débilmente.

—Iré a preparar algo para comer, debe de tener hambre. —Me levanto rápidamente de cama y camino hacia él haciéndolo recostar debajo de las mantas mientras que él solo me mira como si hubiera salido de la misma televisión—. Aquí tiene el mando de la televisión —Le entrego el mando y me separo de él cuándo lo veo completamente envuelto en mantas, tapando cualquier tentación—, vuelvo enseguida.

Una vez salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, me apoyo en ella y respiro profundamente cerrando los ojos intentando controlar y regular los latidos de mi corazón, ¿Qué me está pasando?

Susurros de Amor... y del corazón Where stories live. Discover now