Capitulo 12

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Con Ana recargada sobre mi pecho desvío la mirada de la ventana, y llamó la atención de Taylor quién rápidamente me corresponde observándome por el espejo retrovisor. Rapidamente le hago una seña hacia dónde debe conducir y es todo lo que necesita para saber mis intenciones. Ana parece no haberse dado cuenta de nada por lo que todo parece ir de acuerdo al plan.

Toco mis bolsillo disimuladamente y al ver que todo está en orden un peso cae de mis hombros alivianando mi cuerpo, pero este rápidamente es remplazado por ¿nervios?

Nada podía salir mal.

—¿Te apetece un baño de burbujas cuando lleguemos? —pregunta somnolienta aún con los ojos cerrados.

—Si es contigo, sí —respondo dejando que mi mano se deslice por su cabello una y otra vez. Mi respuesta la hace sonreír ampliamente.

Sus pozos azules se abren dejando a la vista un brillo especial en ellos, uno familiar que no había logrado volver a apreciar desde que volvió ha abrir sus ojos.

—Entonces que no se diga más. —Aún sonriendo ampliamente muerde su labio inferior haciendo que mi miembro se endurezca, pero no me da tiempo a responder nada cuando sus brazos se enredan en mi cuello y yo rápidamente la beso haciendo que un pequeño gemido escape de sus labios.

—Te amo... —susurra tímidamente apegando su frente a la mía mirándome fijamente a los ojos.

—Y yo mucho más a ti —respondo dejando un pequeño mariposa en sus labios haciéndola cerrar los ojos y sonreír mientras sus mejillas se tiñen de distintos matices de color rosa.

—Señor Grey, hemos llegado. —Se aclara la garganta Taylor deteniendo el auto a un lado de la vereda. Anastasia frunciendo el ceño ve por la ventana y vuelve su vista hacia mi confundida.

—¿A donde vamos?, pensé que iríamos al Escala. —Sus labios se fruncen y se me es imposible no sonreír ansioso.

—Es una sorpresa —respondo y logró ver cómo el brillo de sus ojos se intensifica. Taylor bajando del auto procede a abrirnos la puerta en donde baja primero Anastasia seguida de mi. Tomándola de la mano susurro cerca de su oído sonriendo:

—He escuchado por ahí que mueres por un helado de vainilla —Un jadeo escapa de sus labios— y para mí tus deseos son ordenes. —Depositó un pequeño beso debajo de su oreja y ella alza la mirada sorprendida para luego ponerse de puntitas y depositar un millón de besos por toda mi cara haciéndome reír fuertemente, pero parece darse cuenta de algo y rápidamente mira hacia la tienda con confusión.

—Pero ya son más de las diez de la noche, están todas las tiendas cerradas —dice haciendo un puchero. Niego una y otra vez divertido.

—Pareciera que aún no conocieras —digo con un deje de diversión, y sujetando su mano, comenzamos a caminar hasta la cafetería mientras Taylor y el equipo de seguridad comienzan a asegurar el perímetro.

Una vez al frente de la puerta de cristal, sacó de mi bolsillo las llaves de la tienda y la introduzco en la cerradura abriéndola. Empujó la puerta haciendo que la primera al entrar sea Anastasia, quién rápidamente jadea emocionada y sorprendida al ver todo el lugar a oscuras a excepción de la tenue iluminación que proporcionan las velas que se encuentran por todos lados, haciendo un pequeño camino en el suelo hasta nuestra mesa en donde se logra ver su gran copa de helado junto con mi taza de café helado.

—¿Cuando has planeado todo esto? —pregunta y al girarse nuevamente a mi puedo ver sus ojos cristalizados por la emoción. Me encojo de hombros y respondo:

—No lo he planeado.

—¿Un plan no planeado? —pregunta riendo.

—Puede ser —digo sonriendo, pero de repente me encuentro un poco nervioso—. ¿Te ha gustado? —pregunto y ella sonríe mordiendo su labio inferior.

—No me ha gustado —dice y siento cómo el alma se me cae a los pies—. Lo he amado —continúa. Frunzo el ceño mientras ella ríe.

—Ana... —La reprendo.

—Hubieras visto tu cara —ríe fuertemente y se me es imposible no contagiarme y ponerme a reír con ella—. Ven, vamos. Mi copa se derrite. —Su expresión cambia a una de horror haciéndome reír con mayor intensidad mientras me toma y me jala por el camino hecho de velas hasta nuestra mesa.

Susurros de Amor... y del corazón Where stories live. Discover now