Capítulo 40 ☺

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Capítulo 40 ☺

Caminaba de un lado a otro por mi habitación, sintiendo las miradas de Marielle y Alice sobre mí. Obviamente no les había contado a ellas mi macabro plan de vigilar a Nick y a Agatha, eso era algo que sólo yo debía saber.

Caminé hasta el alféizar de la ventana y caminé de regreso hasta la puerta del baño.

—Te ves algo… ansiosa, Marine— comentó Marielle con una sonrisita burlona.

La miré fingiendo desconcierto.

—¿Qué? No, no, es sólo que ya son las ocho y cuarto y pensé que iríamos a las ocho—respondí inocentemente.

Alice, que acababa de terminar de ponerse brillo labial, me miró por el espejo.

—Son quince minutos de diferencia, relájate. Ya acabé con esto— señaló el brillo labial.

«Al fin»,pensé.

Ya íbamos tarde a mis expectativas. Ahora tendría que buscar a Logan, Nick y Agatha por toda la feria, lo cual sería algo complicado porque según mi memoria era un lugar demasiado grande.

—Vamos, Marine— dijo Marielle sacudiendo una mano frente a mis ojos para hacerme reaccionar.

Asentí.

Las tres caminamos hacia la puerta del dormitorio y salimos de las residencias. Afuera hacía un aire terrible, sin embargo en el cielo no había rastros si quiera de una sola nube, por lo que estaba segura de que no llovería, gracias a Dios.

Tuve que cruzar los brazos para evitar que me diera frío en las manos. Traía puestos unos jeans, una playera de The Killers que iba remangada y mis Converse negras.

—Carajo—soltó Alice sosteniéndose con ambas manos el cabello como si se le fuera a salir volando con este aire— Todo el trabajo que hice allá arriba por no lucir despeinada se fue al demonio.

Marielle y yo reímos.

—Sí, claro, ríanse porque a ustedes no se les levantó ni un pelo— continuó diciendo, molesta.

Con mi nuevo corto de cabello era cierto que se enredaba menos, pero tampoco era cierto que no se me había movido ni un solo pelo. Como ya no podía hacerme las trenzas largas que solía hacerme, esta noche había decidido usar una diadema. Mariel por el contrario, traía una fabulosa coleta.

Miré mi reloj. 8:24 P.M.

Hice una mueca.

—¿Iremos caminando?— pregunté impaciente por llegar a la feria.

—¿Con este aire? Ni loca iré caminando— respondió Alice.

Marielle volvió a reír.

—Iremos en mi auto.

Ah, claro.

Cruzando la calle estaba aparcado el BMW blanco de Marielle. Ésta le quitó el seguro de las puertas con el control remoto de las llaves y las tres subimos. No tomamos más de cinco minutos en llegar al aparcamiento cerca del muelle.

Realmente el campus no estaba tan lejos de aquél lugar y además por las noches casi no había tráfico en Eastbourne.

—Miren eso— Marielle señaló la rueda de la fortuna que estaba iluminada por luces de colores.

Con el sólo hecho de imaginarme hasta allá arriba me daba vértigo.

—Por Dios santo, tengo que subirme a la montaña rusa de allá— comentó Alice.

Las miré raro.

Definitivamente sería complicado espiar a Nick con estas chicas que sólo pensaban en cosas extremas como la velocidad y las alturas.

Let it GoWhere stories live. Discover now