Capítulo 27 ☺

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Capítulo 27 ☺

Toda la noche había dormido como un bebé, no había despertado ni una sola vez y no había despertado con ganas de salir de mi cama en todo el día, para ser honesta.

Y no lo hubiera hecho sino hubiera sido por los gruñidos de mi estómago que rogaban por comida.

Me levanté de la cama con el cabello esponjado, los párpados ligeramente hinchados de tanto dormir, lagañas entre las pestañas y mi colorido pijama de changuitos.

Mientras bajaba por las escaleras, podía escuchar a mi tía Harper riendo como loca, Nick diciendo no sé qué tonterías y Haley taconeando por toda la casa con sus grandes tacones, echando carcajadas por todas partes.

¿Qué tenía Nick que las hacía reír tanto?

Con los ojos entrecerrados debido al sueño, me dirigí a la cocina en donde los tres se encontraban. Nick me miró con una sonrisita burlona de pies a cabeza; Haley me sonrió ampliamente y la tía Harper se incorporó de la mesa para salir corriendo en mi dirección.

Me rodeó por los hombros y señaló a Nick.

—¡Este chico es magnífico! Tiene un sentido del humor increíble, Marine.

Intenté sonreír pero fracasé. Lo único que quería en este momento era tomar un plato con cereal  leche, calmar mis tripas y regresar a dormir un muy buen rato.

—Es el único que entiende sus chistes malos— dijo Haley.

Reí, aunque mi voz de recién despierta hacía que se pareciera más un gruñido.

—Entendió el chiste de las rocas— dijo mi tía riendo, aún sin quitarme el brazo de encima.

Vaya, eso era algo grande. Casi nadie entendía el chiste de las rocas; bueno, no era que nadie lo entendiera, sino que más bien, no daba ni gota de risa.

—¿Quieres desayunar, cariño?

Asentí, haciendo que mi cabello se balanceara de atrás hacia adelante, dejándome más despeinada de lo que ya estaba. Casi me podía imaginar las greñas que tenía en este momento.

—Sí, por favor.

—¿Quieres que te prepare hot cakes? Le hice unos a Nick— dijo Haley, señalando el plato vacío de éste.

Él me miró fingiendo inocencia al tiempo que se pasaba una servilleta por la boca para limpiar toda esa cajeta que tenía embarrada en la cara. No sirvió de mucho, ya que la servilleta se le pegó al rostro y se rompió en tiras.

Eché la cabeza hacia atrás y me burlé abiertamente de él.

Me fulminó con la mirada, indignado.

—A todos nos pasa.

—Sí, por supuesto— me encogí de hombros sarcásticamente—. Y no, gracias, Haley. Desayunaré cereal o algo…

Haley se veía ofendida.

—¿Acabas de rechazar uno de mis hot cakes, acaso, Marine?

Reí, aún medio dormida.

—De acuerdo, de acuerdo, dame uno.

Nick se paró de la mesa y se acercó al fregadero a tallarse la cara con agua y jabón.

—¿Qué tal vas con el box, cariño?— preguntó la tía Harper mientras me sentaba en la mesa.

Me encogí de hombros.

—Bien, de hecho…

—«¡BIEN!»— se burló Nick desde el fregadero— Yo  no lo llamaría bien… ustedes dos deberían ver la manera en la que golpeó a un chico hace unas semanas. Lo acabó.

Let it GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora