Capítulo 41 ☺

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Capítulo 41 ☺

El auto rojo de Nick estaba estacionado cruzando la calle. Era idéntico al auto en el que había venido con Marielle, excepto porque el de ella era blanco, claro.

—¿A dónde vamos?— comenté cuando Nick arrancó el motor.

Realmente no me preocupaba tanto el lugar al que iríamos, confiaba en Nick, pero mi curiosidad no se quería quedar callada.

—¿Conoces el faro de Eastbourne?— preguntó aún tenso.

—¿El faro de Eastbourne?— repetí sorprendida— No… se supone que ya no está permitido subir desde hace un tiempo.

Nick enarcó las cejas.

—Eso es lo que tú crees.

El faro de Eastbourne recordaba haberlo visto varias veces desde los acantilados de la ciudad, pero jamás se me había pasado por la cabeza ir a visitarlo. Siempre había pensado que no había manera de ir hasta allá en auto.

No tardamos más de diez minutos en llegar a la parte de la costa en donde se encontraba el faro (el cual, por cierto, era mil veces más grande de cerca de lo que había pensado).  El trayecto fue algo incómodo; Nick estaba aún enojado y no tenía intenciones de hablar. Yo por mi parte no sabía qué hacer. Si le hablaba de una manera amable, Nick pordría herir mi orgullo y si le hablaba de una manera ruda, probablemente se molestaría más. Mi mente me estaba jodiendo de nuevo, definitivamente pensar de más sólo logra que te confundas el doble de lo que ya estabas.

—Vamos— pidió Nick abriéndome la puerta del copiloto.

Cuando pisé la arena de la costa hice una mueca al sentir mis Converse hundirse en ella. No es que no supiera que me podía hundir en arena, sino que me tomó por sorpresa. No era algo en lo que hubiera estado pensando últimamente.

—¿Pero qué…?

Nick rodó los ojos, algo divertido, sin embargo aún se le podía notar molesto y no podía evitar sentirme culpable por ello.

—Es sólo arena.

—Se meterá en mis calcetines—me quejé, sacudiendo los pies para librarme de esa cosa— Vamos de una vez.

Seguí a Nick hasta las escaleras del faro, las cuales tenían una cadena con un letrero de “No Pasar” en ella.

—¿Estás seguro de que podemos subir?

—Se supone que no— señaló el letrero—, pero ¿a quién le importa? Las damas primero.

Asintiendo, me agaché hasta pasar por debajo de la cadena y subí los numerosos escalones con Nick detrás de mí. Realmente el faro estaba alto. Intentaba no ver hacia abajo ya que si no, me pondría a gritar como niña loca y lo cagaría todo dos veces en una noche.

Respiré hondo cuando por fin llegué hasta arriba. Me acerqué hasta la puerta de la sala de control, sin embargo se encontraba cerrada con seguro. Miré a Nick interrogativamente.

—Está cerrado.

—De todas formas no veníamos a la sala de control— se encogió de hombros.

Ah, claro…

Nick se acercó al barandal del faro, viendo hasta más allá del mar. El aire allá arriba era todavía más fuerte que el de allá abajo. Éste hacía que el cabello me cubriera los ojos y me dejaba con un peinado ridículo.

Con este aire, se me iban a despeinar hasta las cejas…

De un manotazo, me aparté el cabello de la cara.

Let it GoWhere stories live. Discover now