Abro la puerta del copiloto y se sienta. Yo doy la vuelta y me siento en el lado del conductor.

Tengo el carnet desde los dieciséis años, aunque no conduzco porque no tengo coche. Me lo saqué a la primera y estaba súper emocionada por poder ir al instituto en coche.

Cuando mis padres me dijeron que tendría que ahorrar para comprarme un coche todas mis esperanzas se esfumaron.

Me pongo el cinturón y arranco el coche. Conduzco hasta mi casa y durante el trayecto ni Ashton ni yo nos decimos ni una palabra.

Sé que estaba cansado de todo esto pero no quería que todo fuese tan lejos. Yo no quiero problemas y al parecer lo que yo quiera es lo de menos.

–¡Me lo prometiste! –digo al aparcar en la calle de mi casa –Me prometiste que no le pegarías.

–Lo sé y lo siento, pero tenía que hacerlo.

–¿Acaso no sabes que eso es peor? –le pregunto intentando hacer que razone.

–Si quiere volver, que lo haga. Estaré aquí esperándole.

–¡No! Por eso no quería que le pegases porque volvería a por ti. Te has pasado con los puñetazos Ashton.

–Yo... solo quería que te dejase en paz. Sé que te lo prometí y lo siento, pero la rabia se ha apoderado de mi.

–Espero que no vuelva a pasar.

–No volverá a pasar. Te lo prometo.

–¿Esta vez va en serio?

–Sí, no quiero que te enfades.

–Estoy enfadada.

–Lo sé, sé que no debería haberle pegado pero no sabes lo bien que me siento ahora –dice con una enorme sonrisa y me hace sonreír a mi también.

–Eres un mentiroso –le digo mirándole de reojo.

–Y tú muy buena conductora. ¿Desde cuándo sabes conducir?

–Desde cumplí los dieciséis. Me saqué el carnet de conducir para ir al instituto... –y me doy cuenta de lo que está haciendo –no me cambies de tema. Sigo enfadada.

–Venga nena, no te enfades. Ya no puedo volver el tiempo atrás.

–El problema es que no estás arrepentido y si volviésemos a ese instante volverías a pegarle.

–Eh, eh –dice intentando tranquilizarme y me coge de la mano –. Mirame. Liz, nena mírame.

–¿Qué? –digo de forma antipática al mirarle a los ojos.

–Necesitaba pegarle. Sé que te prometí que no lo haría pero me estaba tocando demasiado las cosquillas. Prometo que no volveré a hacerlo a menos que tenga que defenderme.

–Vale,  pero espero que esta promesa sí la cumplas –digo fulminándole con la mirada.

–Ya verás que esta sí que sí –me sonríe y me da un beso en el dorso de la mano –. Te quiero.

–Y yo a ti –le digo con una sonrisa y me acerco a darle un beso en los labios.

Él tira de mi y me lleva hasta su regazo. Pone una mano en mi cuello y la otra en mi cintura y comienza a besarme como el otro día en aquella habitación.

Me muerde el labio y yo gimo. Me encanta cuando hace eso.

–Vale Ash, vayamos dentro –digo cuando consigo deshacerme de sus caricias y sus besos que me ponen la piel de gallina.

–Pero qué pervertida Liz –dice mirándome con una sonrisa burlona.

–No lo decía en se sentido idiota –digo dándole con mi puño en su brazo y él se ríe.

–Sí, ya. Como si no estuvieras pensando en eso...

–Ash, para –digo mirándole –a ver si el que no para de pensarlo eres tú –digo enarcando una ceja.

–No, yo no tengo una mente tan pervertida como la tuya –arquea las cejas y me hace reír.

–Anda vayamos a casa, tengo que hablar con mi madre.


¡Hola a tod@s! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado😊

Gracias por leer, votar y comentar. Me hacéis muy feliz😳 Sois de lo mejor que hay🙈

¡Nos vemos pronto con un capítulo nuevo!😎

Que tengáis un buen día, tarde o noche y un beso😘💕

Aléjate de míWhere stories live. Discover now