Capítulo 36: Por el futuro

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Capítulo final: Primera parte.

—Cariño... —Sakura se detuvo al sentir que su esposo no seguía caminando a su lado, por lo que se giró y clavó sus ojos jades en el azabache que permanecía detenido unos pasos tras ella—. ¿Sucede algo?

—No... No es nada —el aludido plegó un poco su entrecejo para después caminar hasta quedar al lado de su mujer.

La pelirrosa le sonrió y luego meció a la bebé en sus brazos, la cual había estado durmiendo y ahora al parecer quería despertarse, ya que emprendía a moverse y a tratar de abrir sus ojitos azabaches, iguales a los de su padre.

—Creo que debe tener hambre —especuló Sakura teniendo presente que era un considerable tiempo que su hija dormía en sus brazos y ellos caminaban por los bosques.

—¿Vas a alimentarla? —preguntó Sasuke mirando a Sarada que ya había abierto los ojos y prontamente se lanzaría a llorar como si no hubiera un mañana.

—Yo creo que sí... Hagamos una pausa —Sakura asintió y sonrió cuando la pequeña comenzó a emitir su llanto de hambre. El azabache le buscó un buen lugar y las dejó sentadas.

—Iré por algo de comida para nosotros —anunció dejando su bolso al lado de su esposa—. Volveré enseguida —le dijo mirándolas fijamente, parecía no querer moverse del lado de ellas.

—Ve, cariño. Estaremos aquí —dijo Sakura dedicándose a descubrir su pecho para poder alimentar a su niña.

En eso, asintiendo, Sasuke despareció del lugar y Sakura acomodó a su bebé para que se alimente. La pelirrosa sonrió cuando Sarada se calmó y comenzó a tomar leche mirándola a ella con sus grandes ojos. Ya había pasado un mes y medio desde que su hija llegó al mundo, durante ese tiempo Sasuke le dijo a Sakura que era preferible permanecer en la guarida de Orochimaru unos días para después irse al pequeño pueblo más cercano, ya que Sarada y Sakura no estaban listas aún para seguir con el camino regresó a Konoha. Y así lo hicieron. Pasaron una semana junto con Karin, quien se encariño increíblemente con la pequeña y llegó a llevarse muy bien con la mujer Uchiha; Sasuke en ese tiempo dedicada todo su día a estar con sus mujeres y cuidar de Sarada cuando esta se ponía mañosa, ya que él era el único que lograba calmarla de inmediato. Después se fueron a la aldea cercana, Karin los despidió aguantándose las lágrimas de tristeza por separarse de la bebé y la pelirrosa para que no fuera tan fuerte la despedida, le dijo a Karin que fuera a visitarlos cuando quisiera.

Pasaron varias semanas en la aldea, donde la pequeña se hizo querida por las personas del lugar y ayudaban a Sakura en todo lo que pudieran. Sasuke se mostraba celoso cuando la pequeña, a manos de otra persona, se quedaba dormida, Sakura jamás había imaginado que su esposo llegara a ser tan sobreprotector con su hija y con ella, pero eso le encantaba.

Ya habían pasado tres días desde que dejaron esa cariñosa aldea atrás, ahora estaban caminando para regresar a Konoha y los nervios eran muchos para ella y para Sasuke, que este aunque no se lo dijera, adivinaba que estaba igualmente nervioso.

Sabía que iban a llegar a la aldea y tenían que enfrentar todas las cosas que vendrían. Primero que todo, nadie sabía del matrimonio de ellos, pues ambos lo prefirieron así. Lo segundo y lo más importante debían presentar a Sarada a todos y tenía presente que eso sería lo más fuerte de decir, ya que nadie en la aldea estaba enterado del nacimiento de su bebé. Sasuke le había comentado que mantenerla en secreto por lo que quedaba de camino era lo mejor, así nadie iría tras ellos, tras la nueva Uchiha.

Dame tu LuzWhere stories live. Discover now