Capítulo 35: Sarada Uchiha

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Sasuke

—¡Espera un momento! ¿Qué crees que soy? ¡¿Partera?! —soltó mostrándose demasiado contrariada la chica de cabello rojo al ver a la pareja que acababa de llegar fuera de la guarida de Orochimaru.

Sasuke junto a Sakura habían llegado hasta allí ya que la pelirrosa había entrado en trabajo de parto en medio de la noche en el bosque. El azabache sabiendo que estaban algo lejos de la siguiente aldea, pensó y decidió llevar a su esposa a la guarida de Orochimaru ya que sabía que allí encontrarían a alguien quien ayudara. Fue una suerte que Karin, su ex compañera de equipo fuera la primera persona en ver.

—Karin —habló Sasuke haciendo desparecer su Susanoo en el cual se habían transportado más fácilmente hasta el lugar. La pelirrosa, ya con una barriga notable de nueve meses, apretaba la ropa de su esposo, dejaba salir quejidos de dolor y una notable capa de sudor adornaba su frente—. No hay tiempo, necesito tu ayuda. Mi esposa va a dar a luz ahora mismo.

—¿Tu esposa? —inquirió Karin mostrándose más confundida, sus ojos rojos viajaron del azabache hasta la pelirrosa que apenas y aguantaba los quejidos de dolor. Sasuke al ver que ella se demoraba en hablar, iba a decir algo, pero la chica pelirroja se adelantó—. Es... Está bien... —dijo con un tono dudoso, pero de inmediato su semblante cambió a uno serio—. Atenderé a tu... esposa... pero después me vas a tener que explicar qué diablos está ocurriendo aquí, ya que no estoy entendiendo nada. A-Ahora tráela ¡Vamos no te demores! —le ordenó ella caminando a la entrada invisible de la guarida y el azabache sintiendo un pequeño alivio por las palabras de Karin, volvió a activar una porción del Susanoo y cargo a su esposa con delicadeza.

—Estará todo bien, Sakura. Sólo aguanta un poco más —le dijo él y la pelirrosa asintió entre medio del gran dolor que sentía en sus caderas.

Cuando ingresaron la luz de luna se vio censurada, los largos y lúgubres pasillos eran únicamente iluminados por antorchas pegadas en las paredes. Sus pasos sordos eran, junto a los quejidos de Sakura, lo único que se escuchaba, después de seguir por unos minutos a Karin, ella se detuvo y abrió una ancha puerta y después le hizo una señal al pelinegro para que ingresara.

—Déjala en la cama, yo me alistare y vendré a verla —dijo la chica de lentes frunciendo el ceño y mirando aun desconcertada a la pareja, Sasuke no la culpó, era entendible que se mostrara así ya que nadie sabía de su matrimonio, menos de que iban a tener un bebé, ambos habían decidido mantenerlo en secreto por el momento.

Sasuke llevó a la muchacha a la cama de sábanas blancas y la recostó ahí con serenidad. Sakura con los ojos cerrados le pidió que no se fuera de su lado y el acató las palabras de ella sin problemas. Notando la habitación muy oscura, el azabache encendió las antorchas con su bola de fuego y quedando satisfecho con su esfuerzo, volvió a centrase en la muchacha.

—Sasu...Sasuke-kun —lo llamó ella apretando con fuerza las sabanas con ambas manos. El azabache llevó su mano hasta el cabello de ella y lo echó para atrás para despejar sus jades ojos.

—Estoy aquí —le dijo sin saber que más hacer. Jamás se había enfrentado a una situación así y le era extraño ver a su fuerte mujer tan vulnerable. Estaba demasiado preocupado, no sabía si el dolor que sentía Sakura era normal. Quería que ella dejara de sentir tanto dolor y que tanto la pelirrosa como el bebé estuvieran bien.

—Muy bien —la voz de Karin intervino en el lugar y observó a ambos mientras avanzaba—. Sasuke... ¿Cada cuánto minutos ha tenido las contracciones?

—Eh... —el nombrado no supo que responder.

—¿En qué momento empezó con trabajo de parto? —inquirió la pelirroja.

Dame tu LuzWhere stories live. Discover now