Capítulo 32: Solo si tú quieres

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Más de una semana trascurrió desde que Sakura se enteró de los celos que sentía Sasuke con respecto a Ryu. En aquel tiempo el azabache se mostraba más tranquilo frente al otro sujeto que antes, pero igualmente le tiraba miradas asesinas cuando podía. Aquel comportamiento provocaban que ella se regocijara de risa, pero no queriendo incomodar al Uchiha se aguantaba la risa frente a él... era igual que un niño pequeño.

Su estadía en la aldea de las aguas termales fue por completo un gran respiro para ella. Sentía que las cosas en el lugar iban mejorando y que de apoco se iba a haciendo mucho más cercana a Sasuke, por el día pasaban juntos la mayor del tiempo recorriendo el lugar, entrenando o simplemente disfrutando de la compañía del otro sentados bajo un árbol o en un banco. En la noche ambos dormían abrazados y fugaces besos de parte de él eran su más grande regalo antes de dormir. Ella estaba sorprendía al principio por el actuar del Uchiha, jamás había llegado a pensar que él podía ser atento y algo romántico a solas... aunque la palabra romántico solo se especificaba en su actuar, muy pocas palabras dulces salían de su boca por no decir ninguna, sin embargo eso la tenía sin cuidado, tenía claro que él era alguien muy poco expresivo verbalmente.

Sasuke-kun, te amo— le decía Sakura siempre antes de dormir y él solo le respondía con una simple —Hmp—atrayéndola a su cuerpo, con ello la chica podía sonreír por toda la noche, sabía que él ya había aceptado por completo sus sentimientos hacia él y que de apoco, él también aceptaba los suyos hacia ella.

La mañana de un día sábado se presentó muy helada en el pueblo, por lo que ella tuvo que sacar su chaqueta para poder combatir el extraño frio del lugar. Al bajar a desayunar con el azabache, Ryu quien ya tenía presente lo que tenían ese par, solo los saludó y les informó que aquel clima era muy común por esas fechas y luego se fue con sus fieles seguidoras que estaban igualmente arropadas que ellos. Más tarde y en las afueras de la aldea Sasuke permaneció mirando el lugar de manera muy relajada mientras Sakura buscaba en el suelo plantas medicinales para guardarlas y llevarlas con ella por el viaje que iban a continuar. Después de haberlo hablado en el desayuno, ambos habían decidido que ya debían ir a otro lugar, el mundo era inmenso y Sasuke aun quería seguir su viaje de redención, por eso quedaron en partir la mañana siguiente para el norte.

—Sasuke-kun, ¿Estás seguro que ya no sientes dolor en tu visión? —preguntó ella cuando encontró la planta con la que solía hacer el remedio del muchacho. Hace ya un tiempo él había mostrado mucha mejoría en su tratamiento y últimamente no mostraba señal de molestia. Sakura estaba muy contenta por ello, ya que no le gustaba verlo sufrir por aquel dolor.

—Seguro—dijo el azabache dirigiendo sus iris sobre ella.

—Me alegro mucho—exclamó ella sonriente—pero igualmente hare un poco más, es mejor estar precavidos.

Sasuke asintió y luego volvió a observar el lugar, Sakura se preguntó que estaría buscando tan insistentemente en el terreno, pero al ver una flor que crecía muy escasamente por el mundo, su atención se fue por completo en ella.

Aquel viaje que ambos habían empezado al salir de Konoha, se había convertido de apoco en la mayor aventura de ella. Había pasado junto a Sasuke por muchos lugares que no conocía antes y además conoció gente muy interesante. Como médico ninja descubrió muchos tratamientos que la gente normal usaba y ella los encontró muy efectivos, también logró ayudar a un montón de personas enfermas y eso la hacía sentirse muy completa. Pero la mayor aventura se la llevaban sus sentimientos, aquel mar revoltoso de sentimientos que tenía dentro eran los que más se habían aventurado. El estar con Sasuke tanto tiempo y solos le provocaron descubrir muchas cosas, era como estar constantemente en una continua montaña rusa, al subir llegaba a sentirse en plena felicidad, pero al bajar la angustia y el miedo se apoderaban de su ser... aquello lo vivió casi todo el tiempo con él, ya que no lograba comprender muy bien al azabache, pero últimamente ya sentía que lo iba comprendiendo y era capaz de manejar aquellas emociones.

Dame tu LuzWhere stories live. Discover now