21. El final de algo nuevo.

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21 | El final de algo nuevo.

—¡Quinn es hora de que te despiertes! —vocifera Rick del otro lado de la puerta de mi habitación y logra despertarme un poco. Entrecierro mis ojos con dificultad. ¿Qué está pasando?

Olvidé por completo cerrar las persianas ayer. La luz del sol me da de lleno en el rostro y no creo que haya peor sensación que despertarse así. Me remuevo en busca de sombra y es cuando la puerta se abre.

—¡Quinn! —exclama asustado. Momento, ese no es su tono de despertarme. Ese es su tono de... ¿Qué diablos hay en mi habitación que lo puso así?

Abro los ojos de golpe y cuando me siento en la cama puedo sentirlo bien... Mi cabeza me está matando y mi estómago me duele. Trago saliva sin mucho éxito, mi boca está seca, mataría por una gota de agua.

—¡Mierda! —grito al ver el suelo y recordar al chico que accidentalmente traje a casa anoche. Necesitaba una forma de volver porque perdí a Seth, y no tenía forma de comunicarme o encontrarlo—. ¡¿Quién mierda es este?! —pregunto para que Rick no me pille.

Está completamente vestido y duerme plácidamente en el suelo como si ese fuese su lugar favorito para dormir. Su cabellera rubia me remonta a lo que sucedió anoche. Paso una mano por mi rostro, oh no.

—¡No sé, debería preguntártelo a ti! —suelta mi hermano, por poco echando humo por los oídos.

—Eh... —Mi cabeza duele demasiado y me cuesta juntar ideas. Mierda, odio a Seth. Y me odio a mí por dejar que esto pase—. No... No sé quién es.

No es la mejor jugada, pero es la mejor en la que puedo pensar ahora.

—Estas castigada —declara mi hermano mayor mirándome con toda la decepción del mundo. Se acerca al chico y de una fuerte y violenta sacudida lo levanta del suelo.

Sí, ese es Scott.

¿Por qué bebí tanto anoche? ¡No soy de beber, ni siquiera me gusta! Eso es lo malo de no hacerlo con frecuencia, es no saber controlarlo. Me basta saberlo con tan solo mirar al desconocido en el suelo de mi habitación.

—¿Eh? —el chico se sienta en el suelo, claramente luciendo confundido y con resaca. Mira hacia todos lados y antes de que su mirada se quede en Rick, hacemos un breve contacto visual.

—¡Fuera de mi casa! —le grita Rick sin ningún cuidado. Scott se rasca la cabeza y frunce el ceño—. ¡Te estoy diciendo que te vayas!

—¡Ya te escuché! —exclama zafándose del agarre de mi hermano, claramente comenzando a molestarse.

Se levanta del suelo. Bajo la mirada avergonzada. Anoche no pasó mucho, simplemente nos besamos hasta que Scott quiso escalar las cosas a otro nivel y tuve que frenarlo. No quería eso. Él lo entendió y se echó al suelo a dormir.

¿Cuándo volvió Seth a la casa? ¿Siquiera volvió?

—Adiós, Raquel —murmura Scott. Quiere acercarse para saludarme pero Rick lo tira hacia atrás agarrando su camisa. ¿Tiene un deseo suicida?

—Fuera, antes que te parta la cara —le advierte y gruñe—. Y no vuelvas a acercarte a mi hermana nunca más.

—Lo que digas —responde con sarcasmo y se va por la puerta. Esto está muy, muy mal.

Mi estómago se revuelve cuando recuerdo a Tyler.

Me paro de la cama y me doy con que solo llevo ropa interior puesta. Me apresuro a buscar algo para cubrirme, que es una bata y salgo de mi habitación. Rick está echando al desconocido por la puerta principal. Seth mira la escena desde el sofá con mucha curiosidad. La puerta se cierra y un endemoniado hermano mayor se gira a nosotros. Lo primero que se me viene a la cabeza es encerrarme en mi habitación. Respiro hondo y parpadeo para ahuyentar las lágrimas.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now