11. La pirámide social.

85.5K 5.5K 4K
                                    


11 | La pirámide social

Mis manos tiemblan, las lágrimas caen por mis mejillas empapando mi maquillaje. Estoy presa del miedo y soy capaz de desmayarme en cualquier momento, pero sé que solo será peor.

—¡¿Por qué le dijiste eso, Danny?! —brama él mientras hilos de sangre caen de su labio.

—Zack, ¿lo que dice es cierto? —le pregunto buscando sus ojos.

No puedo creer que me esté haciendo esto. Ni siquiera cuando los golpes quieren ayudarme a que lo haga.

Uno.

Dos.

Tres.

Pierdo la cuenta. 


—¡Quinn! —exclama Rick. Siento la presión de dos manos tomando cada lado de mis brazos, y luego mi cuerpo entero se sacude. Abro mis ojos de golpe y respiro agitada, intentando recuperar el aire para deshacerme de la sensación de estar ahogándome. Mi camisa de pijama se pega a mi cuerpo por la transpiración.

Mi hermano me observa preocupado con el ceño fruncido. Me estrecha con sus brazos y murmura unas palabras que no logro escuchar para saber qué dice, pero me tranquilizan de alguna manera.

—Está todo bien.

No, no lo está. Nunca lo está.

—Solo fue un mal sueño —le explico una vez que se aleja. Me siento y paso una mano por mi cabello. Nunca tuve un sueño así, tan vívido, algo que se sienta tan real que por poco pienso que me teletransporté al pasado.

Aprieta sus labios indeciso. Rick no sabe qué hacer en una situación como esta. Honestamente, yo tampoco, así que fácilmente pasamos a otro tema.

—Adivina qué... —aclara su garganta y sonríe un poco—. Las clases empiezan.

Cierro mis ojos y vuelvo a caer en mi cama. Me cubro con la sábana hasta la cabeza. Quiero desaparecer del mundo. ¿Saben que es peor que el primer día de clases? Ser la nueva.

—Vamos, Quinn. No me hagas arrastrarte. —Rick comienza a moverme de un lado al otro, intentando que me levante sin ningún éxito.

—¿¡Qué sucede aquí!? —vocifera Seth. Un ruido estruendoso se oye cuando la puerta se estrella contra mi pared. Oigo que los pasos se acercan a donde Rick y yo estamos. Maldito Seth.

—Quinn no quiere levantarse.

Hay un momento de silencio en el que básicamente temo por mi vida.

—Mhm, me pregunto cómo voy a arreglar esto... —empieza Seth. Arranca la sábana que me cubre tan rápido que no tengo tiempo de atraparla. Por suerte, estoy vestida por completo con shorts y una camiseta grande que creo que es de Nate.

—Que no me levante nadie, mejor —murmuro e intento volver a taparme pero Seth no quiere soltar mis sábanas.

—Lindas piernas, Lagarto —silba Seth y luego se queja del dolor cuando Rick le da un buen codazo en las costillas. Me río.

—Déjenme dormir —protesto.

—¿Crees que a mí también me gusta ir a esa mierda de universidad? ¿Pagar un montón de dinero para que luego me den un pedazo de papel que dice que estoy calificado para hacer algo? —se queja Seth casi gruñendo–. Por mí, vendería metanfetaminas. Un negocio exitoso de metanfetaminas.

Recibe otro codazo por parte de Rick.

—Digo... Vamos, arriba. A aprender y a construir el mejor futuro de todos, yey —aplaude dos veces en un tono irónico y se va.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora