Capítulo 17

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A. L II

Narrador.

   Mientras Lizza y Melissa, los demás estaban charlando algo lejos de ellas.

— ¿Y bien? ¿El brasileño consiguió nivia? — Alejandro se acercó a Aiden y le palmeó la espalda.

— ¿Perdón? No.  — Aiden rió levemente. — ¿Por qué decís?

El de ojos avellanas señaló con la cabeza a cierta peli-morada que se encontraba sentada en un tronco. — Por ella. Cada vez que tú la miras... Wow, a verdad.

— Alejandro, se te va a poner celosa la patrona. — Carter venía riendo con Madeline, Madison, Valeria y Taehyang.

— No me gustan los hombres y lo sabes, Carter.

— No me gustas vos, sos muy pendejo, además, ya te tatuaron un nombre. Literalmente. — el de ojos verdes señaló su muñeca, en donde tenía un tatuaje con las siguientes siglas: "M.R"

— Ja, ja, ja. Mira cómo me río. — Alejandro rodó levemente los ojos. — Estoy teniendo una charla con él, sobre Lizza

— ¿Te gusta Lizza? — Madison la preguntó a Aiden.

— No tanto como a vos te gusta Samuel. — se encogió de hombros.

La castaña oscura rodó los ojos. — Mira cómo me río. Como si tan siquiera lo hubiera perdonado. — se cruzó de brazos. — Pero bueno, no cambies el tema. Se te nota, bróder.

— True as fuck. Se miran como si maripositas por el aire andan a su alrededor. — Madeline rió.

— A lo cursi, de repente lo vamos a escuchar cantar en plan: "Why are you shaking my heart, babe?" — Taehyang empezó a cantar una canción que para los demás, era desconocida.

— Cuidado y se pone plan Adam Levine con la novia. — Carter rió.

— No jodas, pero si eso es lo que querés que te hagan a vos. — Madeline le contestó riendo, a lo que Carter sólo rió como respuesta.

— Sólo te digo que si salís con cursilería yo me largo. — dijo Valeria señalando al brasileño con un dedo.

— Ya la oíste, ponte así para que al fin me deje en paz. — el asiático le rogó a Aiden.

Valeria abrió su boca y luego se cruzó de brazos. — Dejaría de molestarte si no fueras tan amargado.

— Dejaría se ser tan amargado si dejaras de molestarme tanto. — espetó el contrario.

— Bueno, bueno, bueno. Ya cálmense. Vayan allá si van a seguir. — Alejandro los interrumpió y señaló hacia adelante, una vez hecho eso los otros dos se tranquilizaron.

— Miren, si ella me gusta o no... ¿Qué importa? — el de ojos celestes habló.

— Deberías de decirle, o sea, es obvio que también le gustas a ella. — Valeria le contestó.

— Pero...

— Sí, no seas pendejo. Después perdes tu oportunidad. — Madison sé cruzó de brazos.

— Ni siquiera sé si ella me quiere de la misma manera.

— Creeme, lo hace. — Carter le palmó el hombro.

— No me parece muy buena idea eso de novios ahorita pero bueno... Igual, deberías de hablar. Después la cagas. — Madeline se encogió de hombros.

Aiden sólo suspiró.

*****


    Lizza y Aiden estaban en su entrenamiento rutinario, ambos estaban algo distantes. En especial Aiden.

    Era la tercera vez que Lizza fallaba la puntería, por alguna razón ese día se encontraba más nerviosa que nunca al estar cerca del brasileño, y no ayudaba mucho el hecho de que éste fuera su instructor.

        Aiden simplemente estaba fuera de lugar, puede que estaba ahí de pie, pero no estaba realmente presente. Tenía muchas cosas en su cabeza y lo menos que quería hacer en éstos momentos era entrenar.

— Tercera vez, Lizza. — Aiden suspiró y restregó su cara. — Dale, de nuevo.

Lizza frunció el ceño. — ¿Y eso?

— ¿Qué?

La muchacha suspiró y negó. — Nada, sólo, creo que tal vez me vendría bien algo de ayuda. ¿No crees?

— Bueno, te he estado entrenando toda la semana como para que finalmente podas hacerlo sola. Creo que ya es hora de que vayas a empezar a hacerlo por tu cuenta. — el oji-celeste se cruzó de brazos.

— Bueno, pues, podría, si mi querido entrenador me hubiera enseñado cómo usarlo correctamente. — Lizza se cruzó de brazos.

— Pues, tal vez no estés capacitada para usar una.

— Pues, podría estarlo, si ALGUIEN, no se estuviera comportando como un completo imbécil conmigo. — Lizza le devolvió la pistola—casi tirandosela— y le dio la espalda.

— Pues, no soy el único que anda con el peor humor.

— Tengo muchas cosas en mi cabeza en éstos momentos, Aiden.

— No sos la única. ¿Crees que yo no? Toda esta mierda ha causado un revoltijo en mí. Primero un estúpido crea éste virus, luego nos entrenan para ir a luchar. Más tarde sucede que se desató el virus, me doy cuenta de que mi papá fue asesinado. Y por último, me reencuentro con todas ustedes, que una de ella me está causando problemas.

Lizza frució el ceño. — ¿Me estás diciendo que estás de malhumor por mi culpa?

Aiden suspiró. — No... Sí, bueno no. O sea, en parte sí. Pero no es por nada malo.

— ¿Sabes? Si tanto te molestaba entrenado no te hubieras ofrecido. — bufó y luego se dio la vuelta. — Aiden... ¿Qué mierdas le sucedió a ese niño tierno y divertido por el cual te caracterizabas?

    Y con eso, la muchacha se alejó de ahí, sin notar cómo el rubio cerraba los ojos y suspiraba pesadamente.

     Definitivamente a ninguno de los dos se les daba bien ésto, incluso a Aiden. Pero siendo sinceros, ¿a quién se le facilita el amor?

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