Capítulo 9

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Narrador Omnisciente

Samuel estaba pálido, una gota de sudor apareció en su frente. —¿De qué estás hablando?

— Ups, creo que no debí de haber hablado de eso...— el de ojos celestes sonrió, luego se acercó a Lizza, quién estaba increíblemente confundida.

— ¿A qué te referís con misión?— le preguntó la teñida.

— Nada, nada. Sammy sabe de lo que hablo.— Aiden le guiñó un ojo a Samuel.

— Marica. — murmuró el castaño oscuro.

— Al menos yo no soy el mamón.

Las palabras del rubio causó que las siete jóvenes sacaran carcajadas.— ¡Yo no me acordaba de eso! ¡Eso fue cuando teníamos trece! ¡Loco! ¡En serio! — Taylor declaró agarrándose el estómago de tanto reír.

— JAJA SE MAMÓ — dijo Valeria mientras entraba de nuevo a Pricemart.

Taylor entró luego de Valeria, y Mari abrazó del brazo a Jefry y entró con él al lugar también. Madison y Madeline entraron después, cada vez el exterior vaciándose más y más.

Aiden

Qué alivio, pensaba que iba a tener que sobrevivir sólo por los siguientes cuarenta años.

Me alegra bastante estar con las muchachas, no las veía desde que me fui a Brasil por el trabajo de mi padre. Papá... Al ser militar fue de los primeros afectados con la peste, la imagen de él desangrandose hasta morir no se va.

— ... Aiden, tierra llamando a Aiden. ¡Oi, vos!

Escuché el sonido de unos dedos chasquearse, causando que me voltee inmediatamente hacia el sonido; encontrándome con unos brillantes ojos marrones, como extrañaba esos ojos.

— Anda, ¿ahora quién es la enana? - coloqué uno de mis brazos sobre su cabeza mientras reía y jugaba con el piercing de mi labio inferior.

— Ja ja ja, qué chistoso. Aún así, no soy enana y mi altura no me afecta. - dijo Liz, luego me sacó la lengua. Esa simple acción hizo que me carcajeara, causando que ella me mire con confusión.— Aiden, ¿Qué mosca te picó?

— Perdón, perdón. Es que me recordaste a una discusión que tuvimos a los siete años. — mencioné agarrándome el estómago.

*****

— ¡SOS UN TONTO AIDEN! ¡¿CÓMO VOY A SER MONA?!

 ¡Ya te dije que es una expresión española!

 ¡PUES YO NO SOY MONA NI NADA! ¡EL MONO SERÁS VOS QUE SOS MÁS FEO QUE EL BURRO DE CHRISTOPHER!

 ¿Y a mí qué? No soy el que tiene cara de mono. - luego de decirle eso le saqué la lengua.

— No, pero tenés lengua de mono. — Lizza me sacó la lengua de vuelta y se fue a jugar con las demás niñas.

*****

Estaba en el piso literalmente partiéndome el culo, mientras Lizza estaba carcajeándose mientras intentaba taparse la boca.

Ah... Qué tiempos.

Cuando me calmé, que no fue muy rápido que digamos, me levanté y le dije a Liz que entremos con los demás. Ambos entramos al lugar, ella se fue a agarrar cosas y yo me quedé a buscar cómo mantener las puertas cerradas por al menos unas horas.

Sentí unos pasos venir detrás mío, inmediatamente me volteé y apunté a quien sea que sea con mi arma.

Samuel.

— Oe, calma. Sólo vengo a ayudar. — el idiota de ojos azules se acercó a mí. Me inmuté, seguía apuntándole con el arma. — Ay, vamos. Aiden, sabes que el incidente de Nathan no fui yo.

— Claro, yo me voy a tragar esa historia.

— Es en serio. ¿Por qué heriría a Nathan o a Madison? Queriendo a ambos. No le tocaría un pelo a Madison y Nathan era mi mejor amigo, no tengo razones del por qué herirlos. Juré que protegería a Madison y eso voy a hacer.

Saqué una risa amarga. — ¡Ay papá! ¡No me vengas con esos cuentos, corazón! Samuel, mira, ese cuentito de cuarta se lo puede tragar tu hermana o alguna de las otras, pero yo no. Yo sé cómo sos en realidad, no me estés jodiendo intentando lavarme el cerebro. Y por cierto, todo eso decíselo en la cara a alguien que le importe.

— ¿A quién? ¿Madison?

— Dije a alguien que le importe, no a quien le chupe un huevo lo que le digas.

— Aiden, escucháme. Quiero que todos nos llevemos bien, sólo quiero estar bien con vos. Que me creas y sepas la verdad, no la mentira que los abogados y el gobierno crearon.

— Mira.

Narrador omnisciente

— Mira, — los ojos azul cielo del joven Black miraron seriamente a los ojos azul mar de Samuel. — yo no pienso llevarme bien con un asesino que se hace el bueno. Así que, deberías de dejar de estar jodiendo, y si de verdad sos tan bueno como decís dejá de comportarte como un estúpido dejado que no sabe hacer nada más que joder. — con esas palabras, el rubio se fue a buscar unos walkie talkies.

El castaño oscuro se quedó ahí, cerró los ojos con fuerza y jaló de sus cabellos desesperado. —Sólo quiero que... Argh.

Samuel se mantuvo solo mientras los demás obtenían sus municiones, no quería estorbar y tampoco quería armar más pleitos. Aunque claro, después de todos los que se avecinaban una discusión así era de lo que menos se abrían preocupado.

SURVIVEWhere stories live. Discover now