Capítulo 13

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El joven empezó a zarandear a quien aparentemente era Sophie, ésta poco tiempo después empezó a toser y vomitó lo que parecía agua.

— ¡Sophie! — el joven rubio la abrazó como si su vida dependiera de ello, realmente estaba feliz.

— Peter... ¿Ya estamos a salvo?

Valeria los escuchó hablar.

"Extranjeros"

Pensó. Los dos jóvenes estaban hablando inglés, aunque el acento del muchacho era más marcado.

La oji-avellana miró la muchacha detenidamente; era una muchacha alta, de tez morena y cabello rizado, algo parecido al de Madison pero con menos rizos, los ojos de la muchacha eran lo que aquí llamaban "ojos gatos" ¿Qué quería decir? Que la joven tenía unos ojos verdes muy lindos, como el tono de verde de los ojos de los gatos.

Valeria salió de los arbustos y se acercó ellos en son de paz, como cualquier persona en ésta situación, la pareja se alteró y se prepararon para irse, pero Valeria habló tranquilizándolos. — ¡Calma calma! No les haré daño. — la oji-avellana les habló en su idioma, el inglés, al menos las clases le habían servido de algo.

Los jóvenes la miraron aliviada y le agradecieron, el muchacho habló primero. — Un gusto conocerte, soy Peter Roach, ésta es mi novia Sophie Mechri.

Sophie estrechó manos amistosamente con Valeria y luego le habló. — ¡Ah! ¿Hablas español, no? Discúlpanos. — Sophie rió levemente.— Bueno, me parece justo que seamos nosotros quienes hablemos tu idioma, ya sabes, estamos en tu país. Sólo, discúlpanos si la pronunciación no es muy buena, él es británico y, uh, yo soy francesa.

Valeria sólo hizo un desdén con la mano y les sonrió. — No se preocupen, en momentos así es lo que menos importa. Vengan conmigo, estarán más seguros allá.

Peter se miró algo nervioso. — ¿Estás segura de que lo estaremos?

— Peter, tú no te preocupes. Ella debe de saber más que nosotros. — Sophie le contestó antes que alguna cosa pudiese pasar.

Valeria sólo ignoró los comentarios y dijo que la siguieran.

*****

Valeria, Peter y Sophie llegaron al lugar en donde los jóvenes habían quedado inconscientes, y al parecer seguían así.

Un ruido los alertó, haciendo que se escondieran entre los arbustos y mantener silencio.

Un joven asiático salió del bosque, miró a los siete jóvenes en el piso y volteó hacia donde venía. — ¡Melissa! ¡Ven!

Detrás de él no tardó en aparecer una joven alta de figura delgada. Su cabello era largo y lacio, de un castaño muy clarito, y sus ojos eran de un color miel. — A ver, a ver, a ver. ¿Y vos a quién putas le decís Melissa? Patrona Rodríguez para vos.

El joven asiático rodó los ojos. — Pitrini Ridriguiz piri vis. Aunque seas la líder, tú no me das órdenes. — alzó los brazos.

Valeria sacó una pequeña navaja que había guardado en su pantalón por si acaso, se levantó y la tiró hacia la dirección de aquel joven. La navaja pasó justamente rosando su mejilla derecha.

Aquella acción hizo que cuatro jóvenes más aparecieran inmediatamente; dos sostenían un arma mientras que los otros dos tenían en sus manos un botiquín y un bolso.

— ¡¿Quién fue, mierda?! — la joven cuyo nombre al parecer era Melissa volteó a ver hacia todos los lados buscando quién había sido el que lanzó la navaja con un arma cargada en sus manos. — ¡Si quieren mamármela tengan huevos y vengan!

Tenía que ser justo en ese momento en donde los siete jóvenes empezaron a despertar, tosiendo y escupiendo toda el agua que tragaron.

Melissa los miró atentos y les apuntó con su arma, pero un joven le detuvo la mano. — Son inofensivos, de seguro cayeron de la cascada.

La joven lo miró a los ojos y luego apartó la mano de una manera brusca, aunque hizo caso y no disparó.

Valeria y la pareja salieron de su escondite para ayudar a los siete y enfrentar a los otros seis.

Cuando los siete jóvenes ya estaban conscientes de todo, se levantaron y miraron a los otros.

— Nos van a matar. — Aiden habló.

— Ésta nos va a matar. — contestó Lizza, haciendo referencia a un meme.

— Hasta aquí llegamos, corazones. — habló Madison.

— Bueno, fue un placer conocerlos. — la rubia del grupo comentó.

— Voy a ver a Jefry, yay. — Mari habló desanimada.

— Yo soy la que se está muriendo aquí, así que callénse. — Taylor habló, aún en el piso.

— Claro, una narcotraficante nos va a matar. — murmuró Samuel.

Todos voltearon a ver a Samuel como el las películas del exorcista, incluso Peter y Sophie.

— ¡¿What the fuck, Samuel?! — la oji-avellana gritó.

Melissa se acercó a ellos con el arma en mano. — Así que me conocen, eh

— ¿Cómo no conocerte si saliste de la cárcel como unas cinco veces? — Madeline mencionó.

La castaña clara sacó una risa que podría haberse escuchado en todo el bosque, causando diferentes reacciones en sus acompañantes; el que había tocado su mano anteriormente estaba negando con la cabeza mientras sonreía, el joven asiático golpeó su cara con su mano, uno de los jóvenes que tenía un botiquín suspiraba, y el último joven se atrevió a hablar.

— Eh... Jefa, acuérdese que aquí no es seguro... — un joven de cabello castaño y ojos verdes le advirtió.

— Carter tiene razón, aquí no es muy seguro. — otro joven de cabello castaño claro y ojos cafés refutó.

— ¿En serio crees que tengo razón? — quien al parecer su nombre era Carter habló con una sonrisa en la cara, cosa que sólo puso al contrario tenso.

— Ehh, ajá.

Melissa dejó de reír y miró a cada uno de ellos. — Les ofrecemos ayudarlos y toda esa mierda. Sólo denme los nombres cada uno.

— Mari Evans.

— Valeria Núñez.

— Madison García.

— Samuel Martínez.

— Aiden Black.

— Lizza Martínez.

— Madeline Gómez.

— Sophie Merchie.

— Peter Roach.

— Taylor Álvarez.

Cada uno dijo su nombre y apellido, Melissa hizo una mueca al ver a Taylor y se volteó. — ¡Mason! ¡Te llevas cargando a Taylor! ¡¿Me oíste?!

Quien al perecer era Mason asintió y cargó con sumo cuidado a la de ojos azules.

— Bien. Alejandro, da las indicaciones. Ya te las sabes. Los veo allá. — habló y le tiró un beso; con eso, la joven fue del lado contrario que vinieron, dejando a los demás detrás.

Un joven de cabellos castaños oscuros y ojos claro los miró a todos. — Muy bien, soy Alejandro. Un gusto a todos. Nos vamos a dirigir a nuestro refugio, su amiga irá con nuestros paramédicos a que hagan lo que tengan que hacerle. Saben cómo sobrevivir, así que sólo sígannos.

Con eso dicho, todos los demás siguieron a los cuatro jóvenes que estaban en la cabecera, con esperanza a que finalmente puedan estar seguros.

SURVIVEWhere stories live. Discover now