Capitulo 5

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Narrador.

Una vez que todos tuvieran una que otra arma, decidieron salir a buscar comida. Para su suerte, no muy lejos se encontraba un supermercado, uno de esos en los que podías encontrar de todo; y cuando se dice todo es TO-DO.

– Bien, entonces nos cambiamos y agarramos la comida. – dijo Madeline mientras entraba al lugar.

– Y luego nos vamos a buscar refugio. – mencionó Mari caminando directamente hacia dónde tienen la ropa.

Todas imitaron su acción y cuando encontraron sus tallas se empezaron a cambiar, Samuel las miró y sólo suspiró y se cruzó de brazos.

– ¿Y nosotros dónde nos vamos a cambiar? – preguntó éste mientras las miraba atentamente.

Cuando Madison se terminó de cambiar — milagrosamente de primera. — lo pateó y bufó. – Vaya. Asesino, estúpido y como siempre, tan descarado que ni se molesta en disimular que nos está viendo todo el puto cuerpo.

Jefry, quien ya estaba cambiado y ya había metido cosas en las mochilas que traían del almacén, río. – Te descubrieron.

Samuel bufó y miró a Madison. – Ya te dije que no fue mi culpa. Le quería disparar al ladrón pero él se cruzó. No quise hacerlo.

– ¡Claro! ¡Y no pudiste desviar el tiro!

– ¡Ya había disparado!

– Era mi novio. – dijo Madison con rabia mientras se acercaba a él y se ponía de puntillas para poder estar directamente a su altura. – Era tu maldito mejor amigo... ¡ERA TU MALDITO MEJOR AMIGO Y AÚN ASÍ LE DISPARASTE! ¡VOS...! ¡¿SIQUIERA TENÉS CORAZÓN?!

Samuel sonrío de lado, cosa que sólo Madison notó puesto que estaba demasiado cerca. Samuel se le acercó más y le susurró. – ¿Qué tal si te digo que no?

La castaña, cuyos ojos los tenía levemente cristalizados, a penas formuló esas palabras levantó su mano y le dio una sonora cachetada a Samuel; causando que los otros seis voltearan a ver hacia ellos.

–sHIT... – dijo Taylor mirando como la mano de Madison quedaba repintada en la mejilla de Samuel.

– ... – Valeria suspiró y se puso una mano en la frente. – Al paso que vamos no vamos a terminar matando.

– Uuuuhhhh, viste Samuel, viste. Te golpeó una mujer que no soy yo. – dijo Lizza mientras se acercaba a ambos.

La única rubia entre las seis los miró y bufó, le pegó una patada a Samuel en el estómago y a la Madison le dio un zape en la cabeza.

– Tsk ¡¿Cuál es tu problema?! – le gritó Samuel mientras se agarraba el estómago.

La castaña oscura se sobó la cabeza y al escuchar a Samuel rodó los ojos. –Maldito llorón. – susurró.

– Miren, no es tiempo para estar peleando. Madison – la mencionada se volteó hacia ella. –, Nathan murió hace tres años. Superalo, aparte, en estos momentos todos perdimos a nuestra familia. Y Samuel, ¡Sos un maldito pervertido! ¿¡O me vas a decir que no nos estabas viendo las tetas a todas!?

Taylor se acercó a Madeline y le tocó el hombro. – Vamo' a calmarno'... Ya pasó..

– ¿Por qué no seguimos con la comida?.. – preguntó Mari, esperando a que la tensión se rompiera.

– Mari tiene razón... Vamos, no estén ahí de estúpidos peleando que más tarde nos vamos a morir de hambre. – dijo Valeria mientras empezaba a agarrar toda la comida que podía.

Tanto Madeline como Madison decidieron hacerle caso a Valeria y fueron a agarrar más comida, mientras Samuel se cambiaba la camisa.

La peli-morada observó un almacén, así que decidió ir para conseguir más comida. A penas abrió la puerta estaba dispuesta a gritar uno de sus típicos "HIJUEPUTA" al ver el montón de zombies que habían, pero una mano le tapó la boca.

– Liz, calma. Si gritas se nos van a tirar en cima. – le dijo Valeria mientras cerraba lentamente la puerta. Lizza asintió y caminó con Valeria pasos atrás.

Madison y Madeline estaban caminando hacia el almacén porque tenían pensado hacer lo mismo que Lizza, pero Valeria y la peli-morada se les tiraron en cima haciendo que cayeran.

– ¡Jodido hombre! ¡Liz! ¡Sabes que tus huesos pesan! – se quejó la castaña oscura.

– ¡Valeria! ¡Quitáteme de en cima! – dijo Madeline mientras manejaba para quitarse a Valeria de en cima.

– No vayan allá. – dijo Lizza mientras se levantaba y ayudaba a Madison a levantarse.

– Hay un cachimbo de zombies. – agregó Valeria mientras se paraba.

Madeline bufó. – Nos lo hubieran dicho en vez de tirarsenos en cima.

Mari y Jefry caminaron hacia el pequeño almacén, pero brincaron al escuchar los gritos de las cuatro chicas.

– ¡NO ABRAN LA MALDITA PUERTA!

Mari pegó un grito y abrazó a Jefry, quien estaba temblando incontrolablemente. Los gruñidos del almacén se intensificaron y en cuestión de segundos la puerta del almacén cayó y las miradas de aquellas criaturas quedaron sobre ellos.

– ¡MIERDA! – gritó Taylor.

– ¡MADISON HACE EL RITUAL! – le gritó Lizza a la castaña oscura.

Miles de zombies, ocho jóvenes, y un ritual. ¿Qué pasará?

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