Capítulo 16

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A.L I

Lizza.

   Ha pasado unas dos semanas desde que Melissa decidió que teníamos que ser entrenadas. Para mi suerte, Aiden se ofreció a ser mi entrenador. No quería estar con un desconocido, además, a él se le dan muy bien éstas cosas. Como él es militar, sabe qué es lo que tiene que hacer.

— ¡Lizza!

  Una voz bastante conocida me sacó de mis pensamientos. Miré hacia el frente y me encontré con un par de hermosos ojos azules.

   Aiden estaba frente mío con su sonrisa, esa sonrisa que ya estaba acostumbrada a ver. El rubio no tardó mucho en empezar a jugar con el piercing que tenía en su labio, aunque me de algo de cosa, tengo que admitir que me gusta que haga eso.

— ¿Te gusta lo que ves? — Aiden me guiñó un ojo mientras reía.

Por favor, mejillas, no me traicionen.

— Uf si, súper papi el hombre que tengo en frente. — reí.

— Es que, o sea, — Aiden pasó una mano por su cabello. —, mira mi pelo. Es tan sedoso que ni Tommy Thayer sabe mi acondicionador.

— Claro. — nuevamente reí.

— Pero bueno, dejemos de hablar de mi sexy cabello y avancemos con el entrenamiento. Hemos estado practicando con los cuchillos, practiquemos con ésta. — Aiden le tendió su arma.

— Aiden... ¿Estás loco, verdad?

— Nop, no podes quedarte atascada con los cuchillos. Necesitas defenderte tanto cuerpo a cuerpo como a distancia.

— Pero...

— Dale, yo sé que vos podes. La tenés que sostener así. — el de ojos celestes se acercó a mí y me corrigió la manera en que sostenía el arma.

Podía sentir su respiración muy cerca de mí.

"No te pongas nerviosa. ¿Por qué te pones nerviosa. Maldita sea, Lizza"

— Okey, adelante. Tu meta es aquel árbol de allá. — Aiden señaló un pino, algo lejos de aquí.

— Okay... — me agaché y apunté, justo como me había enseñado. Una vez que disparase, la bala pasó justo al lado del árbol, sin tan siquiera tocarlo.

— Bueno... Es un buen comienzo. — el militar comentó rascándose la nuca.

Aiden.

Tenía que animarla, no podía decirle que en mi primer entrenamiento le hubiera dado al árbol. Eso la desanimaría.

Luego de un rato decidí que deberíamos de tomar un descanso, tampoco es plan explotar a la muchacha. Estábamos los dos sentados en un tronco bebiendo algo de agua, podía notar que Lizza estaba algo tensa a mi lado, ¿el por qué? No tengo ni idea.

— Liz, ¿estás bien? — le pregunté intentando encontrar su mirada, sin embargo, ella no dejaba que tuviéramos contacto visual.

— Sí, sí. Estoy bien, sólo... Estoy algo cansada. — la de cabellos morados me sonrió.

— Okay... Bueno, volvamos. Ya está oscureciendo, deberíamos de ir volviendo. — me levanté y extendí mi mano hacia ella, la cual no tardó en agarrarla y ponerse de pie.

*****

Narrador Omnisciente.

Cuando volvieron, ya era la hora de la cena. Así que tuvieron que ir directamente a pedir su pedazo de lo que sea que Taehyang había cazado ésta vez.

Lizza estaba sentada en un tronco sola, disfrutando de la poca comida que agarró. La joven delgada se sentó a comer a su lado, la miró y sonrió.

— Vas muy bien en tu entrenamiento. — Melissa pegó un mordisco al conejo cocinado que tenía en sus manos.

— Gracias. — Lizza limpió sus manos con su ropa y luego miró al frente. Aiden se encontraba hablando con Carter, Peter, Sophie y Madeline. Los cinco hablaban y reían felices mientras de vez en cuando tomaban bocados de su comida.

Una risa se escuchó de parte de la castaña clara. — Con que enamorada, eh.

Los ojos de la peli-morada inmediatamente se posaron en ella. — ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

— Ay por favor. A mí no me mientes. Puede que te engañes a tí misma, pero no a mí, corazón. Yo conozco esa mirada. — Melissa dobló sus piernas. — Es la misma mirada con la que lo miro a él. — ésta señaló con su cabeza a Alejandro, quien recién estaba empezando a comer.

— Ay Dios. No. No estoy enamorada de Aiden, es ridículo. O sea, no él. Sino el hecho que me enamore de él... Es simplemente...

— Amor. Aunque en realidad no exista pero bueno. — se encoge de hombros. — Tú lo miras de una manera más especial que los demás, y, si te soy sincera, él también lo hace. Deberías de aprovechar.

— ¿Perdón? — Lizza rió. — Melissa, no es así.

— PATRONA RODRÍGUEZ, COÑO. — la de ojos mieles recalcó casi gritando. — Pero bueno, sí, sí lo es. Ya es cosa tuya si me crees o no. Pero yo ya te dije.

— ...

— Como sea, voy con mi amor. Ahí arreglátelas tú sola. — Melissa sacudió su pelo a la vez que caminaba hacia Alejandro.

Fue ahí en donde dejó a aquella joven teñida confundida. ¿En realidad estaba enamorandose de Aiden? ¿O será que sólo lo admira? No lo sabía. Y la verdad, tenía miedo de saberlo. Sin embargo, no perdió de vista lo que Melissa le dijo.

"Y él también lo hace."

¿Será que dentro de todo éste desastre pueda surgir algo así? ¿Tan siquiera es posible?

Quién sabe. Bueno, yo lo sé. Pero sólo soy el narrador, ¿No es así?

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