Capítulo 14: Chiara

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—En mi habitación—dije mirando a Eddie de reojo—¿Te has despertado?

—Sí. Me acuerdo que estaba escondida para que mi papá no me hiciera daño, pero me quedé dormida. Al despertar estaba en un sitio que no conocía. Tenía puesto ropa de chico demasiado fea. Así que vi en un armario vestidos bonitos y me puse éste.

—¿Tu papá te hace daño? —pregunté dejando a Rossy en la cama y cogiendo a Eddie que se acababa de despertar.

Álex se puso triste y dijo que sí con la cabeza. Comenzó a llorar y se abrazaba con sus brazos. Se parecía a mí, cuando él me pegaba y lloraba en el armario.

—¿Tu papá te hace dibujos como éstos? —pregunté y le enseñé el brazo. Hacía unos días que él me había pegado con el cinturón y me hizo los dibujos.

Él dijo que "no" con la cabeza, pero después se quedó mirando mi brazo. Volvió a llorar y se acercó más. Se sentó en el suelo en medio de los vestidos de Rossy.

—A veces me hace eso—dijo tocándome con el dedo — pero lo que más odio es cuando me toca.

"Aléjate de él Naomi—me hablaba Eddie— aunque parezca que es bueno, es mentira. Te quiere hacer daño. Ve a buscar a Helena".

Abracé a Eddie más fuerte y comencé a caminar lentamente hacía la puerta. Mi peluche tenía razón, seguro que Álex me pegaría con el cinturón. Aunque con el vestido no lo veía ¿Lo tendría escondido?

—¿Cómo te llamas? —me preguntó limpiándose la nariz con el vestido. Se le caían los mocos y seguía llorando, aunque ahora no hacía ruido.

—Naomi—dije llegando casi a la puerta—.

—Naomi, ¿Quieres ser mi amiga? —Me preguntó con una sonrisa —¿Estás jugando con muñecas? ¿Me dejas peinarla?

"Hay que llamar a Helena. Si Álex está jugando, en un momento que no se dé cuenta puedes llamar por teléfono. Recuerda Naomi, el número de mamá está en la nevera —me susurró Eddie."

Dije que "si" con la cabeza para que mi osito me viera. Álex sonrió y cogió a Rossy. La muñeca tenía la cara de miedo. No le gustaba que él le cogiera y se puso a llorar. Álex empezó a peinar a la muñeca pero rápido lo dejó.

—¿Jugamos a pintarnos la cara? —preguntó levantándose muy rápido y acercándose a mí.

—No sé, mi mamá no me deja tocar sus pinturas.

—Pero somos amigas ¿no? Seguro que no dirá nada.

Me cogió de la mano y me llevó contento hacia la habitación de mis papás. Abrió el armario y comenzó a coger las pinturas. Me quedé mirando a Álex. Estaba raro, caminaba como mamá con los tacones. Se tocaba el pelo largo como Helena y se tocaba el vestido cada vez que se sentaba.

—¿Dónde está Álex? — pregunté mientras él me comenzaba a pintar los labios.

—¿Álex? —preguntó en un susurro.

—Sí, mi... mi papá—dije cerrando los ojos.

—Álex, ¿es tu papá? —dijo pintándome los ojos con un pincel. Me gustaba, hacía cosquillas. —A veces me da miedo. Siempre está enfadado.

Abrí los ojos y le vi apretando los dientes. No le gustaba hablar del lobo.

—¿Él te hizo los dibujos del brazo? —me preguntó.

Le miré con miedo ¿No se acordaba que me lo había hecho él?

—No te preocupes Naomi, Álex no está aquí.

Eddie (Pausada)Where stories live. Discover now