Te necesito (Aguslina) (TE #1) [TERMINADA]

29.

Hoy [22 de enero]
Hospital General de Buenos Aires

Agustín iba de lo más contento, llevaba un traje sastre, ni un cabello fuera de su lugar, y en sus manos llevaba un ramo de girasoles, una caja de chocolates y una bolsa de regalo.

Era su "aniversario" número once con Carolina y quería que fuera de lo mejor. El 30 le darían el alta a la morocha y tenía la mejor sorpresa para ella. Estaba más que emocionado no sabía si fuera aceptar pero no perdía nada con intentarlo.

Necesitaba a Carolina cerca, daría lo que fuera porque ella fuera feliz y porque nada le pasará. Sabía que a pesar de todas las amenazas si solamente estaba con él estaría segura, la protegería con su vida, preferiría que le pasará algo a él antes que a ella, estaba dispuesto a recibir más golpes y otra puñalada en el nombre de la morocha.

Abrió lentamente la puerta de la habitación de la morocha, esta dormía tranquilamente, dejó todos los obsequios en la mesa de a lado y tomando asiento en su habitual silla se acercó a Carolina y la observó dormir.

Estaba tan calmada, se veía hermosa, pero por un momento sintió un nudo en el estómago de imaginarse que estaba dormida como hace unas semanas y el sentimiento de temor por no saber cuando despertaría, lo domino. Cambió su expresión por una de horror, ya había visto mucho tiempo a Carolina dormir, ahora sólo la quería verla con sus ojos abiertos, iluminando el lugar con su sonrisa.

Carolina se movió un poco, logrando que el morocho se tranquilizara, acarició su cara, "eres hermosa Kope", pensó logrando que Carolina sonriera y de a poco fuera despertando.

-Agus, ya estás aquí.- dijo animada y con trabajos logró sentarse para poder ver bien a los ojos al morocho, dio un pequeño bostezo provocando una risa por parte del cordobés.

-Claro, y hoy me iré hasta tarde.- la morocha lo miro extrañada.

-¿Y eso?

-¿No sabes qué día es hoy?- Carolina dudosa negó, era difícil para ella saber que día era ese si aún no lograba recordar todo- es nuestro onceavo aniversario.- comentó alegre y Carolina se tapó la boca apenada.

-Ay no, Agus, perdón por no lograr recordar un día tan especial como hoy.- se cubrió la cara apenada y Agustín tiernamente quitó las pequeñas manos de la morocha y le dio un beso a cada una logrando que Carolina sintiera un ardor intenso en ella.

-No te preocupes amor, lo entiendo.- dio un beso esta vez en la mejilla de la morocha y esta rodeó su cuello con sus brazos acercandolo mas a ella, este de inmediato la abrazó por la cintura y así se quedaron un buen rato, juntos, respirando el olor del otro que invadía sus fosas nasales.

Agustín se separó un poco y caminó hacia la mesita donde había dejado los regalos para su morocha, tomó el ramo y Carolina sonrió de oreja a oreja, reclamó que se las diera ya. El morocho sonrió por la actitud tan tierna de la chica y de inmediato le extendió el ramo, ella las tomó y comenzó a olerlas. Su aroma le encantaba, cerró los ojos mientras el aroma de tan maravillosas flores llegaba hasta sus fosas nasales.

El morocho esta vez dejó la caja de chocolates encima de la cama, a un lado de la morocha y esta una vez que estuvo satisfecha por el olor de las flores, vio hacia la caja que había dejado el morocho a un lado de ella y su sonrisa fue mucho más grande.

Tomó la caja de chocolates y desesperada la abrió, eran sus favoritos, con nueces, tomó uno y después de quitarle la envoltura lo llevó a su boca y se embriagó con el exquisito sabor de éste. Agustín reía por las caras que hacía la morocha, tenía ganas de tomar sus mejillas y llenar toda su cara de besos.