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23 de abril
Cali, Colombia

Carolina descansaba tranquilamente en su habitación, el viaje de Bogotá a Cali había sido un poco cansado, ya que había sido a primera hora, además de que había tratado de olvidar lo que había pasado en la fiesta. En su mente sólo se repetía la imagen de su amigo besándola.

Escuchó como alguien llamaba a su habitación, sin ganas se levantó de su cómoda cama y caminó hacia la puerta. Cuándo llegó, quitó el seguro y lentamente abrió la puerta, dejando a la vista a la persona que menos quería ver en esos momentos.

-¿Podemos hablar, Caro?- preguntó el chico.

-¿Para qué?- dijo de mala gana.

-No quiero que estés molesta conmigo- se acercó el colombiano y la chica le permitió la entrada- quiero explicarte las cosas, y pedirte una disculpa por como actúe.

-La verdad no me importa lo que tengas que decirme.- caminó hacia su maleta, sacó un short de mezclilla y una blusa blanca de manga larga.

-Pero, Caro- se acercó el chico y ella se alejó de él- sólo discúlpame, lo que menos quería era hacerte enojar.

-No estoy enojada Sebastián- dijo tranquila- pero, si tú no me puedes ver más como una amiga, lo mejor será poner distancia- el chico agachó la mirada, sintió el mismo desprecio en las palabras de la chica como en las palabras de Agustín- no quiero darte falsas ilusiones, yo no te veo más que como un amigo.

-¿Por qué?- agarró valor y contempló a la chica que estaba molesta por su presencia- ¿por Agustín?- la chica se puso nerviosa- porque si es por él, está más que claro que no te sabe valorar, no demuestra que te quiere.

-No te mestas Villalobos- lo amenazó- eso es algo entre Agustín y yo.

-Sí, pero me molesta ver como sufres por él, como estás tan enamorada de él- suspiró y acarició el brazo de la chica- y él apenas te voltea a ver.

-Tú no sabes nada.- apartó su brazo.

-Sí, sí que lo sé- se cruzó de brazos y desafió con la mirada a la morocha- y es más que obvio que Agustín no siente lo mismo que tú. él no te ve como lo hago yo, como si fueras la mujer más hermosa del mundo y el ser más divino que pudiera existir.

-Vete Sebastián.- dijo tranquila y le señaló con su dedo índice la salida.

-Cuándo estés sufriendo por él, va a ser cuando te des cuenta de lo equivocada que estás y de lo vil que puede llegar a ser Bernasconi, y te sentirás tonta por no haberme hecho caso- dijo cruelmente- te arrepentirás de haberte enamorado de él, porque terminarás dándote cuenta que no significas lo mismo para él.

-¡Que te vayas!- gritó esta vez, no aguantaba un segundo más la presencia del chico. No quería creer lo que él le decía, sabía que aunque con Agustín no se llevará muy bien en esos momentos, por el incidente en Uruguay, creía firmemente en él, y sabía que el jamás la lastimaría.

-¿Qué pasa?- entró una morocha de ojo verde cuándo escuchó los gritos de su compañera. Sebastián y Carolina observaron a la chica y trataron de relajarse.

-Nada Karol, sólo hablábamos, ¿no, Caro?- dijo serio Sebastián.

-Sí, claro.- dijo sin importancia la argentina.

-A mí no me parece, sus gritos se escuchan desde el pasillo.- se cruzó de brazos y fue junto a la chica que tenía la mirada pérdida en el suelo.

-Esta todo bien Karol, déjanos seguir hablando por favor.- dijo Villalobos.

-No, yo no me voy de aquí- acarició el brazo de la morocha que sentía que en cualquier momento iba a explotar- no sé de que estén hablando, pero será mejor que te vayas Sebastián, Caro no está bien.

Te necesito (Aguslina) (TE #1) [TERMINADA]Where stories live. Discover now