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10 años antes
Buenos Aires, Argentina

Un pequeño de diez años observaba desde su ventana a una niña de su misma edad, era su vecina. Se acababa de mudar hace un mes y estaba jugando junto a su hermana a las muñecas en su patio.

Llevaba una hora viendo a esa pequeña niña de cabello castaño sujetado en dos coletas, sus ojos le habían parecido como dos pequeños cristales, eran tan marrones que le encantaba la profundidad que estos expresaban. En su sonrisa logró encontrar unos aparatos de ortodoncia y creyó que era la única niña que conseguía verse linda con ese tipo de fierros.

Ese día en particular se veía más bonita que de costumbre, llevaba un vestido blanco con flores rosas, le llegaba a las rodilla y traía unas balerinas rosas. Sabía que unas horas antes había tenido un juego de hockey y que habían ganado, y para celebrar la habían llevado a comer helado junto a sus amigas.

Escuchaba desde su ventana su maravillosa risa. Ella el primer día que llego ahí había sido amable con él, lo había invitado a jugar pero él había rechazado su oferta. Sabía que una niña tan hermosa jamás se juntaría con un niño como él. Era un niño con problemas, era antisocial y tenía déficit de atención, iba al psicólogo y en el colegio le hacían bullying, por eso se sentía tan inferior.

Se llamaba Carolina Kopelioff, y para él era el ser más divino de todo el mundo. Desde que llego a vivir a la casa de a lado a la que el vivía había soñado con ella. Tenía ese deseo de poder hablar con ella y hacerla su amiga. Su primer amiga. Sabía que era muy gentil con la gente, a sus papás siempre que los veía los saludaba. La llamaba su pequeña Caroline, por la canción "sweet Caroline", esa era su canción favorita y hace una semana la había visto en su habitación cantando justo esa canción. Y le pareció oír un coro de ángeles.

Podía observarla por horas y no se cansaba. Cada detalle de su pequeño cuerpo le parecía poesía. Era un regalo al mundo, describía a la perfección.

Él estaba jugando una mañana de Domingo en su patio con su perro, cuando la vio bajarse de la mini van de su papá. Había bajado del automóvil corriendo junto a su hermana para ir a ver la casa. Esta lo vio mientras él observaba cada detalle de ese precioso ser, Carolina alzó su pequeña mano y lo saludó con esta mientras le enseñaba la sonrisa más hermosa que alguien podría tener. Él sintió como su corazón se le había acelerado cuando ella lo saludó, dejó caer la pelota con la que jugaba con su perro para mirar a su nueva, linda y pequeña vecina.

El momento en que ella le sonrió este quedo profundamente enamorado, sería difícil olvidarse de la niña de la sonrisa magistral. Y con el tiempo lo comprobó, llevaba diez años enamorado de ella y en ningún momento sus sentimientos habían cambiado. Sólo tenia ojos para ella, sentía que si miraba a otra chica la traicionaba, ella no lo conocía, nunca se había animado a contestar a sus saludos, provocando que con el tiempo ella ni siquiera volteará a verlo.

Llevaba diez años observándola desde su ventana, veía cada momento que ocurriera en su vida, ya fuera bueno o malo. Cientos de veces la vio llorar y también la vio reír. Conocía a todas sus amigas y desgraciadamente también conocía a un par de sujetos que salían con ella. Él sentía que nadie era digno de ella, los chicos con los que salía eran una basura, y ni en un millón de años llegarían a estar a la altura de ella. Vio cuando dio su primer beso, cuando tuvo su primera ruptura.

Sabía cada detalle de su vida, cada secreto y cada sombra de su pasado. Y a pesar de sus múltiples errores él no la podía dejar de adorar.

Sabía que estaban hechos el uno para el otro, pero tampoco se animaba a hacérselo saber. Él era el único que la sabía valorar, era consciente de que con él jamas sufriría, nunca se atrevería a lastimarla, se mataría él mismo si en algún momento la llegará a ver derramando lágrimas por él. Él la amaba y no tenía porque herirla.

Te necesito (Aguslina) (TE #1) [TERMINADA]Where stories live. Discover now