C.37 Mentiras.

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Nathaniel quiso voltear a ver al pelirrojo, necesitaba ver su cara para saber lo que le esperaba. Pero no tuvo la valentía de hacerlo, como siempre, se haría el desentendido con todo y llevaría la mentira lo más lejos posible.

A Castiel no le llevó mucho tiempo salir del trance. Él, muy en el fondo, sabía y podía esperar cualquier cosa del padre de Nathaniel. Porque sí, estaba convencido de que fue su padre. Y eso hacía que se odiara aún más.

¿Cómo no se preocupó antes? Eso era lo peor de todo, él siempre, desde que eran unos niños, siempre tuvo esa sensación sobre el padre de Nathaniel. Y ahora se arrepentía tanto de no haber hecho caso a sus sentidos.

Sus manos llegaron a doler le de tanto que las había apretado, no podía perder el control ahora, Sucrette no necesitaba saber eso, y sabía que Nathaniel odiaba dar ese tipo de espectáculos. Pero no quería aguantar ni un segundo más, ya era suficiente todo el tiempo, seguramente años, que llevaba Nath aguantando, y sentía que si esperaba un poco más, no se lo podría perdonar.

- Sucrette, en serio necesito estudiar -. Habló mientras se acercaba a ella con una sonrisa divertida.

- ¿Uh? Pero Nathy quiere-

La chica se interrumpió a si misma al ver la sonrisa de Castiel. Creyó entender el mensaje cuando los ojos del pelirrojo se desviaron a Nathaniel.

- ... Ya entiendo, -. Susurró mientras sonreía de forma confidencial a Castiel.- Entonces me voy, no se queden "estudiando" hasta muy tarde. -. Agregó dando énfasis en la palabra.

Sucrette tomó sus cosas y fue acompañada por Nathaniel hasta la parada de autobuses. Nath no quería quedarse a solas con Castiel, y no era porque creía que lo había visto, porque hasta el momento todo era normal, pero aún así cada vez era más frecuente la sensación incómoda estando juntos.

Se despidió de su amiga y se fue nuevamente al parque donde Castiel lo esperaba.

- ¿Vamos? -. Castiel estaba de brazos cruzados y se veía tenso. Nathaniel quería saber lo que pasaba por la cabeza del pelirrojo.

Asintió con la cabeza y ambos comenzaron a caminar en silencio de vuelta a casa de Castiel.

Ambos pensaban en silencio mientras se miraban de reojo, Nathaniel comenzaba a estar nervioso de lo incómodo que era el ambiente, Castiel trataba de encontrar las palabras para hablar con el rubio, pero nada pasaba.

Castiel de pronto tomó la mano de Nath.

No sabía cómo actuar, pues estaba claro que si hablaba sin tenerlo con firmeza Nathaniel se iba a escapar como siempre lo hacía. Incluso en su infancia, Castiel lo recordaba como el chico más frío que pudo tener como amigo. Cuando su padre lo echó de la casa y se fue a quedar a dormir con Castiel, ni siquiera quiso admitir que había llorado toda la noche a su lado.

Nathaniel reforzó la unión sin sorpresas, le estaba gustando, no sabía si se refería a la situación o...

O a Castiel.

Llegaron a la casa de Castiel sin mayor problema. Nathaniel cerró la puerta tras él, mientras Castiel ya se había dado la vuelta para mirarlo. El rubio se extrañó por la seriedad del chico, pensó por un momento que estaba enojado, pero Castiel estaba de muy buen humor hasta hace poco.

- ¿Pasa alg-

No pudo terminar de hablar cuando Castiel lo comenzó a besar con fuerza. Eso sí le había tomado con sorpresa, pero hace más de 5 horas que no se besaban, y eso parecía ser 5 años para ambos.

De alguna forma, Castiel logró guiarlo hasta la habitación, Nathaniel se dejaba llevar creyendo que terminaría con los típicos mimos que se daban en la cama, nunca se esperó nada sexual de parte del pelirrojo.

Opuestamente iguales (Cdm yaoi)Where stories live. Discover now