C.17 Escucha.

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Kentin estaba jodido si lo veían con Alexy, pero estaba todavía más jodido si éste lo dejaba. ¿Por qué? Se suponía un hombre libre, sólo que quizás quería ser libre a su lado...

A la mierda. Lo asumo como hombre.

Sabía lo que pasaría si decidía amar con todas sus anchas y no estaba dispuesto a dejar su felicidad por otro de los caprichos de su padre, ¡que se busque a otro para ser el hijo perfecto!, quizás Nathaniel quiera el papel.

Pero todos saben que el chico militar es no piensa mucho las cosas, entonces ¿quién convenció a Kentin?, ¿quién le abrió los ojos?

Pues muy simple: ¡su querida y tierna madre!

...

Ya era miercoles, y Kentin ni siquiera pensaba en ir al instituto. Se había pasado todos los días mirando al techo, comiendo más galletas de la cuenta y acostado en su cama.

Durante los tres días, la madre de Kentin pasaba por su habitación de vez en cuando. No conseguía que le digera qué le pasaba, tampoco trataba mucho en sacarle información, le daba tiempo y no era una madre muy metiche.

Pero ya habían pasado tres días, tres terribles días en donde veía a su pobre hijo cada vez peor; sólo comía galletas que estaban debajo de su cama, no había tomado una ducha de hace dos días y ni siquiera estaba viendo la televisión, sólo estaba como un zombi; nada más que mirar al techo y pestañear de vez en cuando.

La madre llegó con unas toallas.

- ¡Te-Te vas a duchar! -. Tartamudeaba porque no estaba acostumbrada a gritar.- y ...y ¡luego tendremos una charla! -. Le gritaba desde la puerta, con las manos en la cintura y bien firme como esposa de soldado.

Kentin abrió los ojos lo más que le dieron, nunca había visto a su madre tan enojada con él, y, por primera vez, tuvo miedo de aquélla señora que parecía que lo mataría si no hacía lo que decía.

Tomó las prendas suficientes y su madre le pasó las toallas que llevaba en la mano.

¿Qué querría ahora?

Luego de la ducha y vestirse. Se volvió a su habitación donde, como esperaba, su madre seguía ahí.

- Quiero que te sientes -. Señaló la cama demandante.

- Mira, la próxima semana iré al insti -. Decía Kentin mientras caminaba hasta la cama, pero su madre no le dejó terminar.

- Kentin, eso no me interesa -. Su madre le miraba preocupada, él sólo la miró confundido, haciendo que ella continuase.- querido, no has hecho nada en todo el día; ¡no comes más que galletas y no has salido de tu cama en tres días! -. Se ajustaba sus lentes y se sentaba a su lado.- Incluso pude ver cómo llorabas con "Orgullo y Prejuicio"...

- ¡Mamá! -. Kentin se sintió avergonzado y sus mejillas se sonrojaron.- ¡¿Acaso me vi-viste?!

Kentin se tapó la cara con las manos para ocultarla por la vergüenza. Su madre dio un suspiro resignada.

- ...¿Es por Alexy? -. Se tomó su tiempo para preguntarle, su hijo no sabía que ella estaba al tanto de su relación con el chico.

- ¿Mi padre sabe de esto? -. Kentin estaba aterrado, poco le importaba que su madre supiera, ya preguntaría cómo se enteró. Por eso, lo primero que salió de sus labios, fue aquella pregunta.

- No, y no le diré -. Agregó de inmediato.- ... ¿te terminó?

- Sí, -. Y antes de que su madre preguntara por qué, él respondió.- porque soy un cobarde, porque no puedo salir con mi pareja sin pensar en lo que pasaría si se enterara mi padre.

Kentin dejó de mirar a su madre, no quería preocuparla más, se suponía que él sólo lo solucionaría.

-...-. La madre agachó la cabeza, sabía que su esposo no era un amor, y sintió lástima por su pobre hijo.- Tu padre es una persona difícil de tratar, -. Sonreía, era verdad, pero ella lo quería.- pero tiene derecho a conocerte mejor...

- Si el se entera, hará lo posible por alejarme de Alexy, ¡¿cómo quieres que le diga?! -. Kentin comenzaba a desesperarse y lágrimas de frustración se asomaban en sus ojos.- ¡Hará de todo por hacerme cambiar!, ¡va a dañar a Alexy!

Kentin tomaba de los hombros a su madre, quería gritar más fuerte, quería quitarse todo el miedo. Su madre lo miraba de forma cariñosa, y eso molestaba a Kentin, ¿no entendía?, no había otra solución que separarse de Alexy y resignarse a vivir por su padre, al menos hasta poder ser adulto.

- No lo hará -. Su madre habló con toda la seguridad del mundo, Kentin dejó de balancearla de los hombros.- Kentin, mi padre era peor que el tuyo, el no quería que yo me casara con tu padre, y había hecho de todo para separarme de él.

- Y ¿por qué no los quería juntos? -. Kentin, ya más calmado, escuchaba lo que su madre decía.

- Era la estupidez más grande que había escuchado; ¡sólo por ser de diferentes partidos políticos! -. La madre se emocionaba de recordar las aventuras que tenía de joven.- y ¿sabes lo que hicimos? -. Kentin negó con la cabeza como un niño.- ¡Nos escapamos!, así ¡como Romeo y Julieta!

- Mamá, Romeo y Julieta no se escaparon, se suicidaron...

Kentin estaba algo confundido, ¿era así? Creía que se habían muerto.

- El punto es, que no te digo que debas escapar como lo hice yo -. Le tomó la mano a Kentin con esas dos pequeñas manos que tenía.- Te digo que siempre hay una salida, que yo te apoyaré en lo que sea y ¡saldremos de esto! -. La señora se había parado sobre la cama en una pose heroica y le brillaban los ojos con optimismo.

Kentin a veces no entendía a su madre, pero se reía con ganas cada vez que la mujercita se emocionaba en exceso.

Una vez que dejó de reír, Kentin le preguntó cómo le ayudaría, ¿cómo esa señora pequeña podría ganarle a un soldado?

- Hijo, tu madre es más fuerte de lo que aparenta, ¡esta señora tiene muchos trucos bajo la manga!

Kentin no tuvo más opción que confiar en su loca madre, aún se sentía inseguro, pero veía en los ojos de su madre una seguridad que no cabía en ella, aquellos ojos que le decían que todo ira bien. Y era hora de que él también confiara, era hora de darlo todo.

Alexy no le esperaría más, y Kentin no se lo pensaría más. Dejó de dudar, no dejó de sentir miedo, pero algo del optimismo de su madre le había llegado y ahora iba a dar todo de él por luchar por lo que quería.

Lucharía por el chico que quería.

Alexy, su chico de arco-iris.

...

Y por todo eso, estaba ahí.

El mismo miércoles en la tarde, frente a la casa de los gemelos, estaba Kentin.

Llevaba ropa algo más formal de lo común; se había cambiado esos horrendos, para Alexy, pantalones de militar por unos negros y bien planchados, cortesía de su madre, y esas botas, que tampoco le gustaban a Alexy, por unos zapatos más formales. Sus manos sudaban y no sabía si era porque había sostenido mucho tiempo aquélla rosa envuelta en papeles de adorno o por los nervios que le consumían la cabeza entera con tontas inseguridades.

Se había encargado de hacer que su gemelo, Armin, lo convenciera de tener una última cita con Kentin. La última oportunidad de hacer feliz al chico que más adoraba. Le envió un mensaje a Armin que fue respondido a los segundos, sólo podía confiar en que el chico de cabellos negros había puesto en marcha el plan que Kentin tenía.

Escondió la rosa dejando su brazo en la espalda, y con la mano libre, que temblaba y sudaba, tocó el timbre.

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Creo que siempre me voy en la volá con el Lysarmin.

Yo me imagino a la madre de Kentin como una señora chica y tierna, que con confianza resulta ser más patriota que el mismo marido y se emociona caleta. Quién sabe si la vieja es fujoshi.

A62~



Opuestamente iguales (Cdm yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora