C.20

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POV Nathy <3

Me desperté totalmente asustado, miré con rapidez a mi alrededor para ver quién era el culpable de interrumpir mi sueño. No había excusas para despertarme, ni siquiera estábamos en clases. Pude ver una sombra salir corriendo, era Castiel.

Corrí al baño para ver mi rostro, quién sabe de lo que ese estúpido es capaz. Al verme en el espejo y suspirar de alivio cuando no encontré ningun dibujito obsceno en él, pude salir del baño.

Ya que ya no podía dormir más, y no tenía ganas de trabajar con los informes de la directora, al menos no si podía evitarlo. Comencé a caminar al techo del instituto, sabía muy bien que Castiel estaría ahí, yo sólo quería saber si había hecho algo indebido en la sala de delegados; estaba bastante molesto con él, en verdad que quería dormir, el día anterior llegué tarde a mi casa y de paso enojé mucho a mi padre.

Gracias a eso, no pude dormir en toda la noche.

Abrí la puerta despacio, quería ver donde se encontraba Castiel y qué hacía. Lo vi fumando en una ezquina bastante alejada de la puerta, como si la distancia evitara que lo castigaran por hacer cosas ilegales, absurdo, pero ya nada podía esperar de Castiel.

Él ni siquiera se dio vuelta a verme seguramente no me había escuchado llegar, quizás si tienen razón con eso de que soy un ninja. Sucrette se la pasa molestando con apodos raros.

Me acerqué sin hacer ruido, me daba la impresión de que me iba a reír mucho si se asustaba al verme. Y doblé la apuesta al tratar de hacer la voz de la directora:

- ¡Señorito Castiel! -. Grité, simulando ser la directora, cuando ya estaba a menos de un metro.

Juro que nunca me había reído tanto en mi vida.

¡Castiel se sobresaltó y dio un grito igual o peor que Ámber!, ¡como si fuera una chica! Su cigarro salió volando al suelo donde se apagó. Fue cuando se dio media vuelta para mirarme.

Entonces reí más.

Traté de ocultar en vano mis carcajadas con mis manos. Castiel quería matarme, estaba tan rojo como su cabello y echaba humos. Estaba demasiado enojado, pero yo no podía dejar de reír.

- ¡¿Te crees muy chistosito?! -. Se me acercó de forma amenazadora, pero repito, ¡no podía dejar de reír!

Se abalanzó sobre mí como si fuese una bestia, no pude hacer nada más que esperar un golpe que nunca llegó. En vez de eso, sentí sus dedos haciendo cosquillas en mi cuello.

La verdad, no me pareció extraño en un principio, de hecho le seguí el juego.

Ambos estábamos riendo; Castiel se había quedado en el suelo mientras yo le hacía cosquillas, me recordó a un perro siendo acariciado, parecía que lo disfrutaba. Y eso, en cierto modo, me hacía sentir bien. Hace tanto tiempo que no escuchaba esa risa, porque es muy distinta a su risa burlona de siempre, Castiel si se reía, al menos lo hacía antes de lo de Debrah ... Y ahora lo hace menos después de que Debrah apareció de nuevo.

El sol brillaba, pero no era molesto. Hacía calor, pero no el suficiente para sentirse incómodo. No había mucho ruido, ni mucho viento, todo estaba en calma.

Y sus ojos grises reflejaban el paisaje mil veces mejor que el real. Su sonrisa me recordó a los días de infancia que tuve con él, ya no dolía lo de Debrah, me había curado de eso hace tiempo. Pero seguía doliendo la distancia, y esa confianza que quedó hecha mierda entre nosotros.

Dejé de jugar con él, me había calmado, y Castiel, que seguía acostado en el suelo, me miraba un poco confundido. Quizás mi rostro reflejaba tristeza.

Di una sonrisa un poco falsa, pero con la práctica y los años ya nadie podía recordar cual era la sonrisa auténtica.

Castiel se molestó un poco. Me sorprendió verlo girarse hasta quedar de espaldas a mí, como un niño de 6 años que está enojado.

- ¡Por favor!, deja de fingir esa sonrisa, no estás con nadie -. Debí haber notado antes el hecho de que no es fácil engañar a Castiel si me conoce de hace más de 5 años.

Tenía razón, a Castiel no le puedo mentir, y esa es una de las ventajas de estar con él, al menos puedo ser yo con una persona.

- Gracias...- Castiel me miró muy confundido, yo no quería ponerme sentimental, eso sería raro estando con él.- ¡por hacerme reír! -. Y se me vino a la mente la cara de asustado que tenía Castiel, ¡fue tan gracioso!

Castiel notó que me estaba riendo de él de nuevo, y no faltaron los insultos y gritos de su parte. Pero ya estaba acostumbrado a tratar con él.

- ¡Deja de reír!, ¡estúpido delegado! -. Chillaba con vergüenza mientras me tomaba de los hombros y me sacudia. Y eso me daba más risa, ¡es tan tonto!

Cuando ya nos calmamos, o Castiel se cansó, ambos nos sentamos en una banca cercana a las rejas; tenía una vista impresionante, era el lugar perfecto para relajarnos.

- Castiel, ¿qué hiciste en la sala de delegados? -. Solté al aire. Mi pregunta fue de lo más normal, pero Castiel casi se cae de la banca.

Comenzó a divagar con las palabras, yo me giré para ver qué le sucedía y me encontré con un maldito tomate. Ok, era hora de preocuparse, debió de hacer algo muy malo en la sala como para estar así de nervioso. Me imaginé lo peor.

- ¡¿Estabas revisando los examenes?! -. No lo dejé terminar, pero de todas formas no estaba diciendo nada importante; parecía tartamudo y se quedó repitiendo "Yo... Es que..." como disco viejo. Mierda, si parecía chica enamorada.

- ¡No!, ¡ni siquiera tenemos examen éste mes! -. Hice una mueca para no reír, Castiel se había olvidado por completo de la semana de los examenes; lo tomaría como una venganza por no decirle a Sucrette la otra vez.

... ¡Pero yo soy su tutor!, Mierda, se me olvidó por completo.

- Castiel, tenemos examen de matemáticas en dos semanas -. Intenté relajarme, ¡¿cómo haría que éste tonto apruebe?!, ¿Castiel está complicado? Qué lindo, yo debo enseñarle a un tarado a multiplicar y dividir; si todavía se acuerda de cómo sumar o restar.

- ¡No jodas! -. Si estuviéramos en otra situación que no implicara mi puesto de delegado, seguro me estaría riendo de la cara de Castiel.- ¡pero si tuvimos examen hace ...- Se interrumpió un momento para contar los días con sus dedos.- una semana! -. Bravo, Castiel sabe sumar.

- De todas formas... -. Intenté hacer que se calmara.- ¿Podemos hacer las clases en tu casa? -. No se por qué me siento nervioso, sólo es volver a ver la casa de Castiel que no he visto de hace ... más de 4 años.

- ¡Sí, claro! -. Castiel se veía muy feliz por lo que le dije, estaba actuando tan extraño.- es decir, si no hay de otra... -. Y volvió a ser el Castiel de siempre.

El sonido del timbre nos pilló por sorpresa. Me despedí se Castiel, por supuesto que le di un sermón por faltar a clases; que es lo que iba a hacer en éste momento. De todos modos, él no se lo tomó muy en serio, y yo tampoco.

- ¿Quieres comenzar hoy? -. Castiel me habló antes de que yo cierre la puerta.

- De acuerdo -. Le respondí animado, debo admitir que me gusta pasar tiempo con Castiel, pero sólo lo sabré yo.- tienes que avisarle a Lysandro.

- ¡Eso iba a hacer! -. Se molestó porque lo traté como a un crío.- rubia tonta.

Sus últimas palabras me molestaron mucho, pero como no tenía tiempo para seguir con la pelea, sólo hice un gesto de gracia con mi mano antes de cerrar la puerta.

Mientras bajaba las escaleras podía escuchar cómo Castiel reía de una manera nada sutil.

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Hola mis zapallos!
Publiqué un día después... Pero le echo la culpa a los juegos RPG!! Son la zorra!!! POV es point of view (punto de vista)

A62~

Opuestamente iguales (Cdm yaoi)Where stories live. Discover now