Capítulo 1

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El entierro había acabado hacía horas, pero Nathan era incapaz de abandonar el cementerio. Estaba parado frente a la tumba de James Novak, su mejor amigo y compañero, sin dejar de culparse por su muerte. Le asesinaron cuatro días antes, mientras salía del bar al que solían ir cada viernes al salir del trabajo. Un hombre vestido con una sudadera gris lisa y con un pañuelo tapando la parte inferior de su rostro se acercó a él y le disparó en el pecho sin decir ni una palabra, huyendo después del lugar. La gente del bar intentó ayudarle y llamaron a la policía y a una ambulancia con rapidez, pero no pudieron hacer nada por él, murió antes de llegar al hospital. Drake estaba seguro de que si hubiese ido con él al bar en vez de quedarse en la comisaría terminando unos informes, podría haber hecho algo más, tal vez perseguir a quien disparó, o haber intentado salvar a James, pero no pudo hacer nada, y eso le comía por dentro.

Lo peor fue el momento en el que le tuvo que dar la noticia a su mujer. Decirla que no volvería a casa nunca más, que no podría volver a abrazar a sus hijos pequeños, ni verlos crecer, la mirada de decepción y de rabia en sus ojos porque no había salvado a su marido

Durante la semana siguiente Nathan sólo salió de la comisaría cuando el capitán Harper le amenazó con unas vacaciones obligadas si no se iba a descansar. No dejó de investigar, repasando las declaraciones de los testigos una y otra vez, revisando todos los papeles e informes de las investigaciones que había realizado, pero no encontró nada que pudiese ayudarle a detener al asesino.

No le quedó más remedio que volver a salir a patrullar con sus compañeros, pero ya no era el mismo. Se pasaba el día enfadado, gritando a todo el mundo por el más mínimo fallo, respondiendo con agresividad ante cualquier provocación. Después de ver eso el capitán le dio un ultimátum: o empezaba a comportarse o le suspendía de empleo y sueldo hasta nuevo aviso.

*****

Rick Anderson se levantó lleno de energía. Por fin había llegado el día en el que se cumpliría su sueño, entrar en el SPD de Nueva York, el departamento más importante de la comisaría del distrito de Manhattan y con 27 años era el policía más joven en conseguir entrar en él. Sus inmejorables notas en la academia, así como su labor ejemplar como policía y un examen de acceso casi perfecto lo habían hecho posible.

Cogió la carta en la que le comunicaban la noticia, la había leído tantas veces que estaba completamente plana y la leyó de nuevo, aunque se la sabía de memoria.

"Estimado Sr. Anderson:

Nos complace comunicarle que ha sido seleccionado para ocupar la plaza vacante en el Departamento de Policía Especial del distrito de Manhattan.

Deberá presentarse en la oficina ante el Capitán del equipo William Harper el próximo día dos de diciembre.

Atentamente

Comisario Derek Wallace"

Sabía que los miembros de esa unidad llevaban ropa de calle, así que por ser el primer día decidió dar una buena impresión poniéndose un traje negro con corbata del mismo color y camisa blanca, guardando el arma bajo la chaqueta y colocándose la placa en el bolsillo.

Aunque hasta las 9 no tenía que presentarse, salió de casa sobre las 7 y media para calcular el tiempo que tardaría en llegar. En media hora ya estaba sentado frente al despacho del capitán, esperando para presentarse y que le diera instrucciones para su incorporación. Todos los que pasaban le miraban de mala manera, algunos incluso le insultaban en voz baja.

Al principio no sabía por qué, ninguna de aquellas personas le había visto nunca, y aunque lo conocieran jamás había tenido problemas con nadie de la academia, ni con ninguno de sus compañeros de la anterior comisaria. Decidió no darle mayor importancia y cogió el móvil para pasar el tiempo, aun le quedaba casi una hora de espera y no quería irse.

SPD New York Where stories live. Discover now