4 años después.
Miré la puerta y suspiré sonriendo volteando el cartel, hoy era domingo así que podía abrir más tarde.
Eran las 10:00 AM y la clientela era escasa este día. Será porqué se quedaron viendo las noticias. Cerré la puerta detrás de mí y salté de un susto al ver a una persona sentada en el mueble.
Encendí la luz y escuché el gruñido masculino de una persona, lo miré con desdén y me acerqué a una almohadilla de los muebles de la sala de espera y se la lancé en la cara, molestandolo aún más.
-¿Qué haces aquí y por qué no me avisaste?.- pregunté enojada.- casi me matas del susto.- puse mi bolso en el mueble y me senté de golpe.
-quise venir a visitarte y, ¿así es como me agradeces?, no jodas Teressa.- rodé los ojos y sonreí ante lo cálido que podía ser mi hermano. Siempre buscando a su familia a pesar de la distancia. Me acerqué a él y lo abracé acostando mi cabeza en su hombro, este me abrazó y nos quedamos un rato así en silencio.
-¿sabes quién entregará la silla presidencial al presidente electo?.- preguntó rompiendo el silencio cómodo que había. Alcé mi cabeza y lo miré.
-si Aiden, llevo esperando esto hace 4 años, creo que se que ese día es hoy.- lo miré y este sólo sonrió, haciéndome sonreír a mi también.
-me alegra mucho por ti que todos tus sueños se hagan realidad.
Los dos miramos al mismo tiempo el diploma universitario que asegura que ahora soy una veterinaria, y las medallas por mi excelencia académica acompañaba al pequeño cuadro diciendo que era una excelente veterinaria.
Es gratificante como el fruto sale a flote después de tantos años de trabajo. Abrí mi propio negocio y muchas personas vienen día a día buscando a ayudar a sus mascotas.
Elegí esta carrera porqué quería algo que me gustara, no que solo me diera el suficiente dinero para vivir. ¿Y qué mas que ayudar a las criaturas más hermosas del mundo?.
Hay espacio para todo público y busco ayudar a todos sin excepción.
-estoy muy orgulloso de ti.- acarició mi cabello, yo sonreí y lo miré.
-yo tambien de ti.- este sonrió y miró sus manos.- eres un excelente abogado, te llaman mucho, pero aún así sacas tiempo para venir a visitarnos.- musité sonriente ante el hombre que tenía en frente.
Desde niños peliando, pero no podíamos estar separados. Siempre me cuidaba como el hermano mayor que era y ahora le agradezco todo lo que ha hecho por mí.