Miré a mi alrededor y me sorprendí ante la casa tan bonita que estaba frente a mi. Era una casa grande pero era campestre, con colores cremas y en sus paredes y mucha grama a su alrededor.Sonreí, es tan hermoso. Algunos de los guardaespaldas de Liam y tres que me había puesto Will entraron primero. Me los otorgó para que me sintiera más segura y estuviera más segura.
Entré a la casa y divisé un par de muebles a mi izquierda con un televisor plasma que casi tapaba la pared completa. El tapiz era moderno pero simulaba a animales al estilo cubista. Muchos cuadros señalando la naturaleza y a mujeres desnudas, pero nada que se acercara a lo vulgar, todas eran piezas finas y elegantes, eso se veía.
Habían esculturas de mármol y madera, eran simulaciones de mujeres danzando y otras sólo posando. Espejos de diferentes tamaños y formas, en las paredes y uno en la habitación recostado de la pared, de cuerpo completo.
Las camas eran grandes y espaciosas, la casa era grande, pero tenía sólo 3 habitaciones, una sala, ante-sala, comedor y un balcón con unas escaleras.
Me maravillé ante la vista y desde que entré a la habitación un sueño enorme me recorrió. Miré la cama como si fuera William y cerré la puerta para desvestirme y ducharme.
Al terminar me arrojé encima lo primero que ví, un pantalón lycra y un abrigo corto gris que solo tapaba mis pechos. Me lancé a la cama y en el mismo modo que caí, así mismo me quede dormida.
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No había podido dormir en toda la noche, pensativo, buscándole la vuelta a las cosas tratando de encontrar una solución. No quiero hacer daño y el poco respeto que le tengo a mi padre hace que eso sea algo retorcido para mi gusto a pesar de las cosas atroces que he hecho.
Pero si tengo que hacerle daño a mi propio padre, al que me engendró, por la chica que amo, lo haré sin pensarlo dos veces. Y más cuando atenta con la salud de nuestra relación y no toleraría que alguien más la toque.
Miré el telefono y lo cogí entre mis manos marcando el numero de Liam y luego le dí al botón verde para iniciar la llamada.
-alo.- habló una voz ronca la cual reconocí de inmediato.
-hola Liam, soy Will.- murmuré rascando mi mentón y sentándome en el escritorio de mi despacho.
-Will, hola.- saludó.- siento no llamarte, llegamos bien y nadie nos siguió y lo primero que hizo la Teressa fue bañarse y acostarse.- Suspiré y sonreí ante la buena noticia de que están bien.
-que bien me hace sentir eso Liam, ahora solo tendré que hacer mi parte del plan.
-ojalá y te haga caso hermano, ese viejo es mas testarudo que tú y eso es mucho decir.- sonreí y negué.